Todas las razones para enamorarse de Villa Traful
Desde un bosque sumergido hasta lagos escondidos y secretos a cuevas antiquísimas, pasando por cabalgatas, cascadas y paseos embarcados, excursiones y pesca.
Los coihues y cipreses a los costados de la ruta acompañan el camino. Curvas y contracurvas se suceden por un túnel verde y de repente entra en el plató Villa Traful.
En el escenario, hay troncos gigantes, un caserío de montaña y el lago se presenta sereno, vestido de turquesa brillante para comenzar una paseo de película.
La villa está a 100 kilómetros de Bariloche y a 65 de Villa La Angostura, en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Al llegar, primero es bueno pasar por el Mirador del Traful, a 5 km del pueblo.
Después de subir 50 escalones de madera, casi todos toman su foto con los pelos de punta. Es que el viento allí, hace travesuras. Desde ese lugar, se dibujan el cerro Traful, de 2000 metros de altura, los cerros Negro, Blanco y Auca Mahuida.
Una excelente opción, en los días de estadía, es visitar las lagunas Las Mellizas, que combina lancha y cabalgata y permite cruzar el lago Traful y recorrer un bellísimo bosque de cipreses y radales rodeados de cursos de aguas de mil tonalidades.
Allí se encuentra la Cueva Traful I, que tiene expresiones de arte tehuelche de unos 600 años de antigüedad.
Hay que conocer también las cascadas Coa Coá y Ñivinco y el Bosque Sumergido. Se trata de un bosque hundido a unos 30 metros de profundidad en 1960, luego de un terremoto, que hizo deslizar la ladera de un cerro que cayó al agua. A él se puede acceder en lancha o hacer buceo en sus aguas.
Si se va en lancha, se pasará por las grutas naturales del lago Traful, donde rodeada de flores silvestres sobresale la imagen de la Virgen Stella Maris, patrona de los pescadores. Avisa a los amantes de la pesca que están en el lugar indicado.
Es que la pureza de las aguas son una buena razón para esperanzarse con capturar los mejores ejemplares de salmón con trolling, embarcado, spining o con mosca. Hay truchas marrones, arco iris y fontinalis pero el auténtico protagonista es el salmón encerrado, también llamado salmón del Traful.
La excursión hasta Cerro Negro, una travesía bastante más exigente, demanda una caminata. La senda se cuela entre ñires achaparrados, arbustos y vistas de cerros que completan una escena inolvidable de una comarca que sorprende a cada paso.
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