Tiempos de discurso único
El discurso único, a diferencia de la unificación de criterios, expone las debilidades. Las amenazas en el MPN son más internas que externas.
Los procesos electorales de los últimos años en Neuquén parecen ser poco originales y la repetición de escenas ya no asombra. Pero, como en la corrección teórica de la reiteración de la historia que Karl Marx le hace a Hegel, el devenir de la política neuquina amenaza con repetirse, esta vez, como una farsa. Campañas desmesuradas, opositores que se vuelven oficialistas y diferencias que se diluyen, al punto de despertar sospechas sobre la veracidad de los puntos de vistas iniciales.
Quién hubiese imaginado la foto sonriente del gobernador Omar Gutiérrez y quien fue su vice y adversario político, Rolando Figueroa. La interna del MPN, donde en apariencia hay dos modelos en pugna, termina una vez más confirmando que el modelo es único, que pasa por el taller mecánico de las ideologías para una alineación y balanceo y queda listo para salir a la ruta.
Más allá de los esfuerzos discursivos de Figueroa, quien ratificó que mantendrá sus posiciones, en los puntos estratégicos para el partido gobernante, no hay fisuras. No las había antes de la interna, por ejemplo, en la cuestión petrolera. Sería interesante saber si ocurre lo mismo con la mirada de la cuestión mapuche que tiene en la Lista Azul, fundad por Jorge Sapag, una relación difícil de descifrar y que tuvo apoyos y bloqueos, por ejemplo, con la reflotada ley de relevamiento.
Pero, como quedó claro la semana que terminó, más que el momento de la unificación de discursos es el tiempo del discurso único. La distancia con el gobierno nacional tras las PASO, algo que también ocurrió en 2019 con la derrota de Mauricio Macri, vuelve a poner al MPN en modo endogámico y provincialista, a las puertas del chauvinismo.
El discurso único, a diferencia de la unificación de criterios, expone las debilidades. Sin embargo, las amenazas en el partido de gobierno son más internas que externas. Ante ese panorama, la solución salomónica es que todos metan los pies adentro del plato. Este maquillaje es, en definitiva, una compra de tiempo.
Tiempo necesario para calcular cuándo llegará al partido la irrupción de una nueva línea que, por ahora, solo da señales de ir por el fin de la hegemonía de la lista Azul.
El 24 de octubre se renuevan 9 bancas en el Concejo Deliberante y se vota un referéndum que pesa toneladas para el intendente Mariano Gaido.
El discurso único tiene un reto inmediato. El 24 de octubre se renuevan 9 bancas en el Concejo Deliberante y se vota un referéndum que pesa toneladas para el intendente Mariano Gaido. El jefe comunal no la tiene tan sencilla como parecía en la previa, donde para impulsar el proyecto logró el apoyo hasta de su más acérrimo opositor, Marcelo Bermúdez. Para tratar de revertir el desconocimiento y la indiferencia al tema expandieron costos y hasta recurrieron a jóvenes dirigentes que el MPN había apartado.
Gaido, que impulsa un paquete récord de obras en la ciudad, comenzó a notar que no le alcanza con una administración ordenada y una batería de obras. La porción de la ciudadanía que necesita anexar a su capital de votos ve como un límite las siglas del partido. Sacando las diferencias, algo de eso se vio en las PASO con el voto a Pablo Cervi y, en cierta medida, podría trasladarse al radical Juan Pelaez.
Además uno de sus candidatos, Claudio Domínguez, no hace más que reforzar todos los clichés que se le critican al MPN como maquinaria electoral.
La enmienda tiene pocas voces disidentes. Una de ellas es interna, Rodolfo Laffitte, pero batalla contra molinos de viento. En lo que queda de la oposición capitalina, el espacio de Juntos por el Cambio acumula más desacuerdos, pero optaron por dar libertad de acción y no hacen ni fu ni fa.
Solo el Frente de Todos, a través de su segunda candidata a concejal, la abogada y profesora de Derecho Constitucional Micaela Gomiz, ha conseguido alertar los riesgos que trae el paquete cerrado de 12 artículos. Entre las observaciones anticipa la coincidencia de mandatos del Ejecutivo y los órganos de control, la concentración de poder en una única elección cada cuatro años y la eliminación de un comicio. Esto último va en contra de cualquier idea de democracia.
Por último, resta ver si, lo que se conoce en el mundo digital como experiencia de usuario, no le juega una mala pasada a Gaido y, en las máquinas, el No (X) se interpreta como un cierre de la pantalla de votación.
Comentarios