Tiempo de diálogo entre padres e hijos
En medio de la vorágine diaria, es bueno darse el tiempo necesario para dialogar con quienes son los encargados de trascender nuestras vidas.
Diálogo. ¿Qué cosa es el diálogo? Hay cientos de definiciones. Pero tomemos una sencilla de un diccionario cualquiera. "Charla entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan ideas o afectos". Así de simple. Pero, qué difícil resulta dialogar con los hijos, sobre todo si éstos son adolescentes o jóvenes en camino a la madurez. Una de las trabas principales es la escasez de tiempo para hacerlo. No tenemos tiempo y ellos tampoco. "El fin de semana hablaré con María, con Juan, con Pedro. Lo prometo. Juro que esta vez lo haré". Y el momento nunca llega, porque las preocupaciones de padres e hijos son muchas y cuando existe un espacio libre están la televisión, los diarios, el asunto nuevo de Internet, los amigos, los estudios, la siesta que uno tanto necesita, tareas pendientes del trabajo, el novio o la novia de ellos, o vaya uno a saber qué. Pero en vez de preocuparnos, deberíamos ocuparnos. ¿Cómo hacerlo? Entre otras cosas, aprendiendo a manejar el tiempo y evitando que éste nos lleve por delante. El concedernos el tiempo necesario para entablar el diálogo es uno de los elementos fundamentales para que éste sea posible. Tiempo que, sumado entre otras cosas a la predisposición para hacerlo, la apertura de corazón, la necesaria escucha, el discernimiento, el buen consejo y la corrección fraterna, junto con el encuentro de un espacio físico para que tenga lugar, nos asegurará buenos frutos.
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