“The future”
No, no es un anglicismo, nuestra predicción de “futuro” no precisamente es “el futuro”, ese que requiere de datos para ser inferido más que de deseos o vivencias. Llegaron a mis manos dos publicaciones radicalmente dispares: una revista dominical de La Nación del 10 de mayo pasado cuya nota de tapa, “La era remota” de Mariana Rua, divaga en la construcción de una sociedad pospandemia virtualmente conectada, más igualitaria, confiada, responsable, calma y feliz, que atisba en los robots a sus reales enemigos y apuesta a los jóvenes del planeta; y la publicación mensual de MIT, Tecnology Review, de marzo/abril de este año (Vol.123, N°2) que vislumbra “el futuro” al fiel estilo de la institución, anclando sus afirmaciones en datos concretos, desestimando a la pandemia de covid-19 como variable. En la página 53 de dicha edición y con simples gráficos, Tate Ryan-Mosley enuncia las cinco fuerzas que darán forma al futuro (2030): la distribución de riqueza, una población de mayor edad (el 9% de la población mundial supera hoy los 65 años), explosión de datos (problemas de almacenamiento, procesamiento y privacidad), aumento de la temperatura media global de la superficie, extinción del lenguaje (en los últimos 60 años 230 lenguas se han extinguido). Volteando la página, Inez Fung plantea el real problema a solucionar a diez años: la obtención, almacenamiento y distribución de energía alternativa ante el inminente agotamiento de los recursos energéticos fósiles (estimado en 10-15 años).
Ese “futuro” vislumbrado desde el conocimiento de quienes lo diseñan dista bastante del, al parecer, imaginado por los argentinos.
Karina Zerillo Cazzaro
DNI 21.653.863
Mar del Plata
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