Teoría de la fábula
En la antigüedad son los retóricos (estudiosos de la gramática y de la forma de construir los textos con el objetivo de provocar determinados efectos) quienes teorizan sobre la fábula y tratan de definirla. Estas definiciones están influidas por sus propios intereses intelectuales y de la escuela y la época a la que pertenecen.
El primero que se ocupa de la fábula y establece una definición es el filósofo griego Aristóteles. Distingue dentro de los elementos retóricos comunes a todos los géneros, el ejemplo que subdivide en, el ejemplo histórico y el ficticio; y dentro de éste, estarían la parábola y los «logoi esópicos» y es decir, la fábula.
En general, los tratadistas reiteran que la narración para que sea fábula debe incluir animales y hacen hincapié en su carácter ficticio. Teón y Aftonio repiten que la fábula es un un relato ficticio que es imagen o alegoría de una verdad.
Fedro manifiesta una característica importante, su intención crítica, sobre todo de crítica encubierta; son para él ioci, burlas que en el fondo intentan un cambio de conductas. En cuanto a Babrio, parece considerar a la fábula como un ejerci-cio literario, un grato pasatiempo.
Entre los modernos tenemos algunas definiciones interesantes. Una de ellas, extensa y descriptiva, la encontramos en J. Janssens: «La fábula es un relato de corta extensión, en prosa o en verso, que se propone instruir, poner de relieve una verdad, enunciar un precepto, mediante la historieta, que ilustra un caso concreto, y cuya consecuencia lógica tiene fuerza de demostración y ofrece el valor de una enseñanza universal… La fábula es la puesta en acción de una moraleja por medio de una ficción, (…)una instrucción moral que se cubre con el velo de la alegoría».
Otro estudioso de la fábula, Carlos García Gual la caracteriza en cuatro grandes términos: a) su carácter alegórico, por medio de la fantasía del mundo animal aplicado al mundo humano. b) la intención moral, ya que evalúa una determinada conducta. c) la brevedad, el relato en las colecciones esópicas muestra un estilo austero y sencillo, propio de las literaturas con origen oral. d) la difusión, hay una doble tradición, la clásica y la hindú.
En resumen vemos que en cuanto a la forma, la nota característica es su brevedad. En lo que hace al fondo, tres notas se nos imponen, el carácter ficticio, el carácter alegórico y el carácter crítico-evalua-tivo con una intención moral.
Y de la aridez teórica pero necesaria para develar un poco su esencia, es bueno pasar a compartir una de estas historias intemporales:
«Un burro cargado de sal atravesaba un río. Al resbalar cayó al agua y como se disolvió parte de la sal, se levantó más liviano. El burro se quedó contento de la caída. Más tarde, cuando otra vez pasó por un río, cargado de esponjas, creyó que si se dejaba caer de nuevo se levantaríamos ligero de peso; entonces resbaló adrede. Y le ocurrió que al empaparse de agua las esponjas, no pudo levantarse y se ahogó allí».
La moraleja, la aplicación cotidiana, corre por cuenta suya.
Néstor Tkaczek ntkaczek@hotmail.com
En la antigüedad son los retóricos (estudiosos de la gramática y de la forma de construir los textos con el objetivo de provocar determinados efectos) quienes teorizan sobre la fábula y tratan de definirla. Estas definiciones están influidas por sus propios intereses intelectuales y de la escuela y la época a la que pertenecen.
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