La eterna promesa del 5G: ¿Por qué no termina de instalarse en el país?
La evolución de las redes móviles ya lleva cuatro años desde su implementación global, pero sigue sin convertirse en referencia nacional. Dialogamos con Enrique Carrier, experto en la materia.
Desde finales de 2019 e inicios de 2020, comenzó a hablarse del 5G como la próxima gran generación de tecnología móvil, la sucesora del 4G. En estos tres años, esa tecnología ha despegado en sectores a la vanguardia tecnológica como China, Estados Unidos y parte de Europa; mientras que avanza lentamente en otros puntos geográficos. Sin embargo, en Argentina aún está lejos de ser una tecnología popular.
Para entender la demora de su implementación, RÍO NEGRO RADIO dialogó con Enrique Carrier, analista de mercado especializado en Internet, informática y telecomunicaciones, con más de 20 años de experiencia en el sector tecnológico.
P – Si bien es una tecnología reciente, el 5G no termina de despegar en Argentina. ¿Cuánta gente ha implementado su uso?
R – Depende de que mercado estemos hablando. Hay países, como China, que lideran en cantidad de usuarios con cientos de millones. Estados Unidos también, ahí tenés porcentajes altos. En la región, existe como oferta comercial principalmente en Brasil y Chile, pero aún son procesos recientes y en términos de porcentajes quizás no llegás a los dos dígitos. Esta no solo es una tecnología nueva: como suele ocurrir incluso en generaciones anteriores, lleva una cierta cantidad de años no solo que las redes estén disponibles con 5G en distintos puntos del país, sino también que los usuarios tengamos dispositivos compatibles. Porque podemos tener la red 5G funcionando, pero si el teléfono no es compatible, no accedemos.
P – ¿Está preparado el país -en cuanto al despliegue que necesita la red 5G- para adoptar la tecnología? ¿Falta inversión?
R – Eso también depende de los objetivos en término de cobertura y tiempos. Muchas veces se maneja por etapas, comenzando por los grandes centros urbanos. Hoy en Buenos Aires, Córdoba, Rosario y parte de Neuquén o Río Negro podrías empezar a tener 5G en las ciudades más importantes, porque tenés infraestructura (ya tenías 4G y muchs veces fibra óptica) y concentración de gente, que representa un beneficio más inmediato. Ahora, si pensamos en cuánto puede tardar que esté en todo el país, ya serían muchos años. Incluso el 4G no está disponible en todo el país hoy por hoy.
P – Si se pudiera tener una inversión adecuada en los grandes centros urbanos, en términos económicos, ¿qué aporte deberían hacer las empresas y qué aporte sería del consumidor?
R – En términos de empresas, hay que tener en cuenta por un lado que hay un costo inicial que tiene que ver con el espectro, la frecuencia por la que va a viajar el 5G. Eso probablemente saldrá por subasta, y recién ahí se conocerán los precios mínimos que se irán únicamente en el derecho de poder usar el aire. Después, es difícil decir cuál será la cifra porque se irá extendiendo a lo largo del tiempo, y dependerá de algunas otras cosas que no son exclusivas del 5G. Por ejemplo, si debo tirar fibra óptica en el Alto Valle, eso se utilizará para el 5G pero también para uso residencial, entonces no será un costo único para eso. De todas formas, hay que pensar en que si querés un desarrollo extendido en todo el país, son miles de millones de dólares a lo largo de varios años.
P – En términos de conectividad, y pensando en el uso de un usuario promedio, ¿qué tan notoria es la diferencia con el 4G?
R – Creo que ahí está el gran punto y la gran discusión. En realidad, si vos mirás las generaciones anteriores, con el 2G, 3G y 4G, se notaban mejoras muy importantes a los ojos del usuario. El 2G fue con los servicios digitales y SMS, en el 3G apareció el concepto de navegación y apps, y en 4G más concepto de video. En cuanto al 5G no hay una mejora “significativa”, porque en términos de velocidad, eso que vos consumís por YouTube por ejemplo a lo sumo arrancará medio segundo antes. Y no es algo por lo que cambiarías un teléfono. Lo que hace el 5G distinto a las generaciones anteriores es que lo hace muy propicio para conectar toda clase de objetos o dispositivos, lo que en la jerga conocemos como el “internet de las cosas”. Es conectar desde sensores en la calle que pueden manejarse en función del tráfico, usos industriales… Cosas que ya no tienen que ver con la persona y el teléfono, sino también con estos nuevos usos. Y ahí está la expectativa puesta en una generación que nos va a habilitar una amplia gama de nuevos usos. Pasó en Corea que algunos usuarios se pusieron de acuerdo e hicieron una demanda colectiva porque decían que les vendían algo “fabuloso” y no se veían cambios. Hoy te digo que la diferencia que podés tener es que, con el 5G, hay una mayor cantidad de conexiones simultáneas en una antena. Entonces al estar en un lugar concurrido, donde generalmente no tenés señal, con el 5G podrías tenerla tranquilamente.
Queda claro que el 5G tardará en implementarse. Pero una cosa es segura: funcionará a un nivel mucho más elevado que simplemente el celular. Será un cambio de generación en todo sentido, y como tal, llevará tiempo.
Escuchá a Enrique Carrier en diálogo con «Entre Redes», de RÍO NEGRO RADIO:
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