Teatro: «La corredora», te amo, te odio, dame más
Esta obra sobre las obsesiones y fantasías de una mujer que corre sobre una cinta mientras observa, se obsesiona y fantasea con otra mujer que nada estrena el próximo sábado en Deriva Teatro de Neuquén. Río Negro se entrevistó con sus protagonistas.
Yo estoy acá, corriendo. Y mientras corro, te miro. Te miro a vos, que estás nadando, y me pregunto quién sos, cómo te llamás”.
La mujer que corre está obsesionada con la mujer que nada. La ve nadar desde hace años, a la misma hora y en la misma pileta, ella, que corre a la misma hora sobre la misma cinta del mismo gimnasio desde hace años, tantos como los que lleva viéndola nadar. Y la ve porque la cinta de ese gimnasio al que va desde hace años da a un ventanal que da a un natatorio donde esta ella, nadando. Pero, ¿a quién está mirando realmente esa mujer que corre?
Antes de saberlo, sepamos quién es la mujer que corre. “La corredora” es una comedia dramática escrita por el dramaturgo chaqueño radicado en Capital Federal Fabían Díaz, que el grupo teatral roquense Escena Urgente estrenará el próximo sábado en Deriva Teatro (Sarmiento 841, Neuquén).
Bajo la dirección de Nicolás Caminiti, Ana Muzzin se pone en la piel de esa corredora obsesionada con esa mujer que nada delante suyo. Sin embargo, delante suyo solo está el público. Si delante suyo está el público, ¿quién es la nadadora?
Vía Zoom, Caminiti y Muzzin dialogaron con RÍO NEGRO sobre esta obra que comenzaron a trabajar en 2019 para estrenarla en 2020 y que, pandemia de por medio retomaron a fines del año pasado. “Es una comedia dramática sobre una mujer que está corriendo en un gimnasio y desde allí, mientras corre, ve desde un ventanal que da a una pileta a una nadadora. Ingresa en un universo de obsesiones con esa nadadora y con lo que ella ve de esa nadadora, a la que ve siempre nadando. A partir de ahí nos invita a ingresar a sus pensamientos y a todo lo que ella comienza a pensar sobre la nadadora”, explica el director.
“Eso se combina con sus propias obsesiones en el correr, mantener el ritmo, bajar sus propios tiempos y también para ver a la nadadora. Para mantener el ritmo y para ver a la nadadora”, agrega Muzzin.
En escena, la corredora en cuestión desata con intensos monólogos todas sus fantasías y nos lleva distintos momentos de su vida. Monólogos se tornan diálogos que a la vez hacen de este unipersonal una puesta dramática entre dos personajes, uno físico presente allí en escena; y otro incorpóreo, pero tan presente para la corredora que hace de la nadadora un personaje del sólo sabemos a partir de lo que la corredora dice de ella.
La nadadora está allí adelante, donde está ubicado el público. Al estar siempre delante suyo se crea una direccionalidad en su relato que va muy dirigida hacia el público”.
Nicolás Caminiti.
“Ella está todo el tiempo hablándole a la nadadora y comienza a confundirse un poco público-personaje en esa relación”, destaca Caminiti. “No es que hay una cuarta pared y la corredora le habla a una nadadora imaginaria dentro del escenario, sino que la nadadora está allí adelante, donde está ubicado el público. Al estar siempre delante suyo se crea una direccionalidad en su relato que va muy dirigida hacia el público”.
En este sentido, la obra cuenta con un diseño de luces que termina de darle forma al campo visual y escénico. Ese diseño lumínico es clave para la construcción de esa especie de personaje-público, pues le dará al público una ambientación de propia de una pileta de natación.
La obra tiene diversos aspectos que movilizan. Además del devenir tragicómico de la nadadora y de la constricción de esa nadadora como un personaje ausente físicamente, pero a la vez tan necesario para la dramaturgia de “La corredora”, el lugar del público también entra en discusión: ¿somos nosotros la nadadora que tanto la obsesiona?
Como una especie de Tyler Durden, el personaje de Brad Pitt en “El club de la pelea”, así aparece la nadadora en la vida de la corredora. Aquel alter ego parece funcionar en ella como funcionó en el personaje de Edward Norton, un oficinista tan obsesivo como la corredora, quizás en otros sentidos, pero obsesivo al fin. Y así como luego supimos que Tyler Durden nunca existió, ¿sabremos lo mismo de la nadadora?
“Esto no lo plantea la obra, pero nos preguntamos si acaso la nadadora realmente existe o si incluso ella en el gimnasio existe. O es que todo le sucede en su casa. Es tanto el nivel de locura que uno puede descreer de que esté en un gimnasio”, supone Caminiti.
“Esta mujer siente que la nadadora también tiene una conexión con ella, en cada gesto, cada brazada. ‘Venite conmigo, vivamos juntas, tengamos hijos’, dice. Nos cuenta cómo es ella, qué cosas hacía. Sus sentimientos, su vida anterior, sus frustraciones. Pero lo que sucede es que va enloqueciendo cada vez más”, acota Muzzin. Hay también, o acaso, sobre todo, un componente erótico y sexual en la relación con la nadadora. “A mime calienta muchísimos, es hermosa”, dice Ana sobre su personaje.
¿Cuál es el tiempo de la obra? ¿Cuándo suceden las cosas? La obra sucede en algún momento de los años 90. “A mi me gusta decir que sucede en 1998”, puntualiza Muzzin. Para entonces, hace muchos años que a ese gimnasio a la misma hora para ver a la nadadora. Por lo que, para cuando la obra comienza, ya viene con una carga obsesiva. Lo que no sabemos es hasta dónde va a llegar con esta obsesión por la nadadora.
Ficha técnica y lo que tenés que saber
Sinopsis: en un gimnasio, en una cinta, una solitaria corredora siente una fuerte obsesión por una nadadora que no sabe de su existencia. Mientras corre, hace catarsis hablando con ella en su mente e imagina una relación que no existe. El único remedio para su soledad serán sus fantasías.
Actúa: Ana Muzzin.
Dirección: Nicolás Caminiti.
Texto: Fabián Díaz.
Diseño de iluminación: Matías Kedak.
Operación técnica de luces: Nadia Jurado
Asistente: Lis Barrueto.
Fotografía: Carla Romero.
Diseño gráfico: Facundo Chiesa.
Producción: Escena Urgente.
Estreno: sábado 6 de marzo.
Funciones: sábados de marzo a las 22 en Deriva Teatro (Sarmiento 841, Neuquén).
Reservas: Whatsapp: 2915038387 – Instagram: @lacorredora.teatro – @escenaurgente
Yo estoy acá, corriendo. Y mientras corro, te miro. Te miro a vos, que estás nadando, y me pregunto quién sos, cómo te llamás”.
La mujer que corre está obsesionada con la mujer que nada. La ve nadar desde hace años, a la misma hora y en la misma pileta, ella, que corre a la misma hora sobre la misma cinta del mismo gimnasio desde hace años, tantos como los que lleva viéndola nadar. Y la ve porque la cinta de ese gimnasio al que va desde hace años da a un ventanal que da a un natatorio donde esta ella, nadando. Pero, ¿a quién está mirando realmente esa mujer que corre?
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