Tartamudez, hablemos en serio
Eliminar prejuicios y evitar la discriminación a las personas que conviven con este trastorno es fundamental. Desde la Asociación Argentina de Tartamudez, una entidad sin fines de lucro, explicaron la importancia de la detección temprana y qué se puede hacer.
Después de la jornada electoral del 14, y de las críticas que recibió por su manera de hablar, el ministro del Interior Wado de Pedro escribió en Twitter: “Leí en las redes muchas consultas sobre mi manera de hablar. Les comento que tengo disfluencia (o tartamudez) y todos los días trabajo para mejorar y superarme”.
Mucho antes, el ganador del concurso televisivo La Voz Argentina, Francisco Benítez explicó lo que le generó su trastorno del habla: “Soy un chico con problemas de tartamudez, lo tengo desde los seis años. He sufrido mucho al no animarme a hablar en público. No quería salir de mi casa, no quería hablar con nadie, me encerraba solo en mi cuarto. Cantar me salvó”.
Este trastorno en el ritmo del habla afecta al 1% de la población mundial. Unas 67 millones de personas presentan algún grado de tartamudez. El 5 % (más de 3 millones) son niños. Es importante saber que quienes tartamudean saben lo que quieren decir, pero tienen dificultades para expresarlo.
La licenciada en fonoaudiología Julieta Salgueiro es integrante de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Tartamudez y en diálogo con RÍO NEGRO explicó cómo detectarla, cómo ayudar a quién la padece y qué hacer.
La tartamudez, o disfluencia, se da cuando está afectada la fluidez del habla. No se trata de un problema de comunicación, ni del lenguaje, es puramente motor. Los niños que empiezan con síntomas, hacen fuerza al hablar, repiten una palabra o cortan una sílaba. Se percibe cómo se ve afectada la continuidad o la comodidad.
Por lo general, aparece entre los dos y los cinco años de edad, aunque puede aparecer en edades más tardías.
“Claramente se nota, se ve el niño que hace fuerza para hablar, que se ponen colorados, que se les hincha la vena del cuello. A veces, lo acompañan con movimientos asociados, que pueden ser confundidos con un tic, como cerrar los ojos, patear el piso”, ilustra la fonoaudióloga.
Según los estudios, las personas que lo padecen comienzan a evitar situaciones de habla,o buscan no pronunciar la palabra temida porque tienen un registro de con qué sonido se van a trabar. Entonces, se anticipan y cambian la palabra por un sinónimo. Eso hace que el problema se haga más complejo, porque las emociones, los pensamientos negativos hacia ellos mismos y la mirada del otro, empiezan a pesar.
Aunque afecte a muchas personas, son pocos los que saben qué hacer cuando están frente a alguien que habla y se traba.
“No hace falta llegar a la burla: un gesto de extrañeza también genera que dejen de hablar. La recomendación básica ante alguien que tartamudea es darle el tiempo que necesita para terminar de hablar sin terminarle la oración. Sostenerle la mirada, aunque ellos dejen de mirar por los espasmos. Una mirada con amor, no incomoda”, destacó la especialista.
Hay que evitar decir frases como “pensá, tranquilo”, porque es algo involuntario, que ellos no controlan, ni pueden saber cuándo va a venir, no es que se pone nervioso.
Según la especialista, “aunque es una decisión personal, a partir de los ocho años se le puede plantear al niño: “¿Qué necesitas?”, “¿Cómo te ayudo para que te sientas cómodo?”.
Un refugio para los que no tienen voz
Consultar rápido
La fonoaudióloga explicó que hay tantos tipos de tartamudez, como personas que tartamudean. No todos tartamudean igual, pero insistió que si se ve que existe algo que corta la continuidad de la comunicación, la consulta temprana es lo mejor. Se recomienda consultar con un fonoaudiólogo especializado, para detectarlo e intentar hacer un tratamiento para revertirlo.
“Vienen contentos del jardín, quieren contar algo y aparece el síntoma. Es algo involuntario, pero también variable”.
Fonoaudióloga Julieta Salgueiro. Asociación Argentina de Tartamudez.
Es que, según Salgueiro, si no se intenta revertir de manera temprana, luego hay más chances de que no sólo afecte el aspecto motor, si no a otros aspectos no tan visibles.
Muchas veces pasan por tímidos, por callados y no blanquean lo que les pasa y eso es lo que hay que evitar.
“No hay que esperar a los cinco años cuando estamos viendo un síntoma desde los dos. No duden en consultar, y si el pediatra dice esperar, buscar otra consulta, porque es achicar mucho las posibilidades de revertir”, destacó la especialista.
En este sentido, la Asociación Argentina de Tartamudez es una respuesta para esa inquietud. Hay profesionales, papás de chicos que tartamudean, personas que tartamudean.
Incluso, para aquellas personas que no conocen especialistas, porque donde viven no hay fonoaudiólogos, hoy, y sobre todo después de la pandemia, se dan las posibilidades de hacer consultas on line. En la Asociación se trabaja desinteresadamente y con respuestas inmediatas.
Desde la Asociación, insisten en que hay tratamiento para cualquier edad, para adultos y chicos, y se pueden adquirir modos de habla cómoda. Se aprenden estrategias para hablar sin buscar otros caminos como aplicar sinónimos o dar mensajes vacíos o dejar de hablar.
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- de cada 20 chicos tartamudea y, si se lo trata a tiempo, el trastorno se puede reducir significativamente al llegar a la adolescencia.
Dónde consultar si tiene dudas
La Asociación Argentina de Tartamudez (AAT), es una entidad sin fines de lucro que se dedica al asesoramiento, capacitación, investigación, contención e información sobre la disfluencia.
Tiene casi 25 años y su objetivo es la investigación y la formación de profesionales fonoaudiológicos. También brindan talleres y capacitaciones a familias. Además, hay charlas de ayuda mutua par ala contención.
En la web https://www.aat.org.ar/ y en las redes https://www.instagram.com/tartamudez/ se puede consultar.
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