Son ineludibles
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Las agencias de calificación como Standard & Poor’s son criticadas desde hace diez años, sin que los detractores consigan ponerse de acuerdo para limitar su influencia en los mercados financieros. El oligopolio formado por tres grandes agencias –las estadounidenses S&P y Moody’s y la francoestadounidense Fitch– ha sido inevitable para los inversores a lo largo de más de veinte años, a medida que las finanzas se globalizan. La primera oleada de críticas surgió con el escándalo, en 2001, de la empresa energética estadounidense Enron, que disfrutaba de una buena nota cuatro días antes de su cierre. Seis años más tarde, con la explosión de la crisis de las “subprime” las agencias fueron cuestionadas por no haber anticipado la crisis. Unas semanas antes de la tormenta, otorgaron la mejor nota posible, la triple A, a productos financieros de alto riesgo vinculados con las “subprime”, de los que se ha huido como de la peste desde entonces. Superadas por los acontecimientos para unos, pirómanas para otros por el pánico que provocan entre los inversores, el trío está también acusado de conflicto de intereses, ya que están remuneradas directamente por las mismas entidades (empresas y Estados) a las que califican. (AFP)
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