“Somos tango”
Tango y fútbol. Sí, señor. Tango y dulce de leche, tango y mate. Somos la blanquiceleste convertida en un negro intenso y somos la blanquiceleste con el blanco más puro y el sol más radiante. Somos hielo y fuego, siempre extremos. Saltamos de la cima a la sima y todo es negro, parece el fin. No vemos los grises, los matices... y, de pronto, del pozo más profundo surge, renace el ave fénix, nuestra Argentina. Somos tango. Sí, señor. Alegría y tristeza. Como el tango... coqueteamos, añoramos tiempos buenos, de brillo, de esplendor. Como el tango, Argentina: país complejo y bello. Rico como lo expresa su nombre. Riqueza mal distribuida pero rico en valores. País de puertas abiertas, de manos extendidas... hermoso país donde la cordillera imponente se viste de novia y los ríos y el mar te refrescan la piel. Somos tango: pasamos de la gran euforia al lamento hiriente; saltamos de la cima a la sima pero renacemos como el ave fénix. No resurgimos cada 500 años como ella. Si algo sabemos (está en nuestros genes) es renacer cada día, a cada momento, después de cada caída. Renacemos con la frente alta, buscando siempre la gloria, como soñaron nuestros héroes: Belgrano, San Martín y tantos otros que son nuestra raíz. Somos tango y fútbol. Sí, señor. Teñimos de blanquiceleste nuestra sangre y nuestra piel en un Mundial. Nos sentimos los mejores, los primeros. Tenemos sed de gloria, hambre de gloria. Somos tango, tenemos nombre y renombre en el mundo. Sí, señor. Pero quizás debamos aprender que el ave fénix muere para renacer con gloria y que gloria no significa ser dioses, semidioses, ni héroes ni los más grandes del mundo. Seguramente debamos aprender a renacer con gloria para ser cada día mejores argentinos, para potenciar nuestros valores y hacer de la Argentina un país mejor, el gran país que todos soñamos y merecemos. Hedy A. Bernardini DNI 20.248.086 Maquinchao
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