Vivir con lo mínimo en los cañadones de la barda de Neuquén

Unas 300 familias en lo profundo de la barda a la altura de Casimiro Gómez, viven sin los servicios mínimos y a la espera de mejoras

Mapu Neu es un sector que creció en los últimos cinco años en las inmediaciones de sectores carenciados y en regularización de la ciudad como 7 de Mayo, El Nido, la toma Espartanos o Loteo Social. Viven a la vera de los azudes de la barda, en los cañadones de la meseta neuquina, entre Comarsa y la avenida Casimiro Gómez, con la visita diaria de aguatero municipal como único servicio y al lado de una gran laguna de agua con contaminantes.»Cuando uno de los chicos comenzó con unos hongos que le salieron en la cabeza, prohibieron a los nenes bañarse ahí», dijo una pobladora del asentamiento.

La «regularización» quedó suspendida desde que se produjo el cambio de administración provincial. Antes hubo un relevamiento, una reunión en noviembre y se iba a realizar otro encuentro en marzo, pero «con el cambio de gobierno, quedó todo parado», dijo una de las vecinas del sector.

Los pobladores se establecieron después que la municipalidad de Neuquén trasladó los diferentes grupos que integraron la toma Casimiro Gómez hacia el lote 34 para instalar allí el distrito 6, de lotes con servicio. Como se asentaron en los cañadones están cerca del distrito 6 y detrás de la zona industrial sobre la autovía norte, pero desde la meseta o la autovía, el sector de Mapu Neu no se ve.

Tampoco desde la Casimiro Gómez, desde donde sí se distinguen claramente las casas de 7 de Mayo y los avances en el Distrito 6, en la zona de meseta de la ciudad de Neuquén.

El agua en la laguna no es residuo pluvial ni de la napa, sino vertido clandestino de las empresas ubicadas en la zona alta de la meseta, a la vera de la autovía norte o nueva ruta 22 (foto Matías Subat)

La mayoría de las viviendas del barrio son de madera, nylon y chapas, con puertas o materiales de la construcción que se consiguen en los residuos que tiran en las inmediaciones del Complejo Ambiental Neuquén (CAN). Logran agua que trae en camiones un servicio de la municipalidad y todos tienen letrinas.

Algunos explicaron que le compraron el terreno «a otro» que había tomado antes. Algunas familias migraron de otros barrios de la ciudad y llegaron al sector porque no podían pagar más alquiler, otros atraídos desde Buenos Aires o Mendoza por la ocupación que se consigue en la ciudad y en todos los casos, porque no tenían otro lugar donde poder vivir.

Estaba prevista una reunión con el IPVU en marzo por la regularización, pero el cambio de gobierno dejó en pausa el proceso (Matías Subat)

«Esta laguna es de agua que tiran las empresas, no es agua limpia. Tiran el agua después de que lavan motores o lo que sea que usan las empresas allá arriba: hace un tiempo tiraba Comarsa, pero se hizo la denuncia y esto acá se había secado, pero hace un tiempo que vuelven a tirar», explicó Agustina Zaniboni, que hace 5 años que vive a pocos metros de la laguna con contaminantes.

Los azudes son loss diques en los cañadones de la barda para frenar un posible deslave o derrumbe en caso de tormenta. Pero el agua que contienen los cañadones no tiene origen pluvial sino que sale de mangueras flexibles de tipo industrial que están sobre la meseta, serpentean y se pierden entre la vegetación desértica de la barda, entre la autovía norte y el tanque de agua del EPAS ubicado en lo más alto del loteo social.

El sector Espartanos, que tiene mejor conducción eléctrica, es vecino del Mapu Neu (foto Matías Subat)

Abajo, el agua se acumula en los azudes. Alrededor del hormigón, viven las familias de Mapu Neu. «Antes de comprar los materiales preguntamos si de acá también nos iban a sacar; hay un sector que va a ser reubicado por la contaminación, en la reunión por la regularización (que organizaba el IPVU) en marzo nos iban a decir, pero ahora quedó todo en la nada», dijo Vanesa Chavarria, que ya instaló un almacén en el sector junto con su familia.

Algunos vecinos explicaron que todos los meses hay intentos de toma en la zona más alta, pero son tierras del EPAS y siempre terminan desalojados. «Se habló de que no se permita entrar más gente, porque hay un relevamiento del IPVU, pero si siguen entrando 5 ó 6 familias cada tanto, nunca se puede regularizar», explicó Agustina.

La parada del colectivo 7


La parada del colectivo 7, en El Nido, es el contacto para llegar a los lugares de trabajo desde Mapu Neu. Las calles son de arcilla y los días de lluvia, no hay moto ni auto con el que se pueda salir por el lugar. «Caminando es la única manera«, aseguraron varios vecinos que tienen moto o algún rodado.

Una vez por día, el aguatero de la municipalidad aprovisiona de agua potable al sector (foto Matías Subat)

Algunos cruzan caminando a campo travieza por la barda hasta El Nido o el Loteo Social para acceder al transporte público. Leandro Laciar hace trabajos de albañilería y vive hace 8 años en el lugar, a la espera de que haya un lugar en el Distrito 6, donde le prometieron reubicación.

«Acá que llegue la luz es fundamental», dijo en tanto explicó que antes vivía en Hipódromo, pero se complicó con los robos y decidió ir a vivir al patio de un familiar en Mapu Neu, hasta conseguir la reubicación.

Fabián Moreno tiene 50 años y llegó desde Buenos Aires para estar con sus hijas, que viven en este sector. Trabaja en Confluencia y viaja dos horas al día en el transporte público, para paliar carbón y leña.

Vanessa vive con su hijo hace 5 años en el lugar. La provisión de luz es precaria, porque la mayoría se calefacciona con electricidad y «no carga ni el celular» la potencia que se consigue en el lugar (foto Matías Subat)

«Acá tenemos agua y luz todo enganchado, nos vinimos en 2022 porque no pudimos pagar más alquiler, así es que compramos materiales y después armamos la despensa», explicó Vanesa.

El aguatero deja agua potable en los tanques de almacentamiento que dejan los frentistas en las calles internas, por gestión de una vecina que hizo de delegada. Algunos dicen que tiene mal sabor, otros vecinos atribuyen a la falta de limpieza de los contenedores. Todos hierven el agua, para tomar, porque no tiene buen olor y «duele la panza». La distribución de agua la consiguió la delegada del sector ante el IPVU, hasta que recibió agresiones por la disconformidad de algunas familias por las gestiones de las autoridades y dejó el rol.


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