«Una familia de cinco»: La emotiva historia de adopción de una pareja de abogados de Río Negro
Valeria y Juan están juntos desde los 14 años y hace poco de más de un año decidieron agrandar su hogar para acoger a tres hermanitos. En el Día Mundial de la Adopción, te acercamos su historia y su militancia por la causa de la adopción.
Un aviso inesperado lo cambió todo y de pronto la fisionomía del hogar se amplío. Valeria Liria es una joven abogada -oriunda de Catriel y que cursó sus estudios en Roca- que, tras varios intentos fallidos por formar un hogar junto a su esposo Juan, decidió intentar con la adopción. Así fue que hace un año acogió en su hogar a tres hermanitos: una adolescente de 13, un niño de 8 y otro pequeño de 5.
Hoy, en el Día Mundial de la Adopción, Valeria cuenta su historia en diálogo con Diario RÍO NEGRO y lleva un fuerte mensaje como militante de la adopción -tal como ella se define-.
«El consejo que siempre doy es ser muy sincero con uno mismo decir. Si yo tengo el deseo de ahijar y lo quiero hacer a través de la adopción, tengo que saber que va a ser lo mismo que una vida biológica. Capaz que no le vas a ver crecer su primer diente, pero sí lo vas a acompañar a que se haga su primer arreglo en el diente. O tal vez no veas la primera vez que camina, pero sí cuando deja las rueditas de la bici«, expresó la joven letrada.
Valeria destaca su compromiso por contribuir a «desmitificar» aquellos atributos que giran en torno al proceso de adopción y su deseo por ayudar a que más niños encuentren un hogar.
«Uno tiene que abrir mucho el corazón y la cabeza para poder entender de los niños que están en los hogares son reales, y que suele ser mayores de 5 años o viven con un grupo de hermanos. O incluso hay chicos con discapacidad o enfermedades crónicas«, añadió.
La historia de adopción de Valeria y Juan: cómo fue el proceso
Valeria tiene 36 años y lleva 13 años de casada. Desde hacía tiempo buscaba concretar su deseo de convertirse en madre, para lo cual se sometió a varios tratamientos junto a su pareja. Lastimosamente ninguno surtió el efecto esperado.
Fue así que en plena pandemia decidieron inscribirse en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos. Pero previamente debieron sortear las instancias de charlas previas, una etapa que la Ciudad de Buenos Aires -sitio donde se mudaron hace seis años por motivos labores- impone como condición inicial para avanzar en el proceso.
«Nos pasó que mientras hacíamos las charlas, primero desistimos y lo dejamos en stand by porque nos pareció muy chocante. Uno va con sueños que no son reales. De pronto te encontrás con una planilla donde tenés que poner hasta cuántos hijos querés, de qué edad, si aceptabas o no un chico con discapacidad o con una enfermedades crónicas. El golpe de realidad es brutal«, aseveró.
Sin embargo, luego de un tiempo de reflexión y de búsqueda de mayor información, decidieron volver a intentarlo. Al mismo tiempo que decidieron presentarse en una convocatoria pública.
«Las charlas terminaron siendo muy buenas porque nos había cambiado un poco el paradigma. Si bien te mostraba la misma realidad, nos hicieron entender que el objetivo no era encontrar hijos para nosotros, sino encontrarle familia a esos niños que están esperando en un hogar», precisó.
Fue en esa instancia cuando en mayo de 2022 los citaron para una primera entrevista. A partir de allí la seguidilla de instancias de evaluación continuaron, y feria judicial mediante, los convocaron para iniciar una etapa de vinculación.
«A fines de agosto nos dijeron que habíamos sido seleccionados en la convocatoria y que estábamos en condiciones de conocer a los que hoy son nuestros hijos. Fuimos varias veces al hogar para estar con ellos y el 26 de septiembre nos dijeron que los fuéramos a buscar, que ellos ya no querían estar más en el hogar. Así que preparamos todo con la familia y desde ese día están con nosotros«.
El vínculo con los pequeños fue instantáneo, al punto de que en poco tiempo comenzaron a llamar a Valeria y Juan como «papás». «Nos convertimos en una familia de cinco y fue maravilloso. Nos mudamos de capital a la provincia y vivimos en una casa con patio y más habitaciones. Así estamos juntos desde hace más de un año y y parece que fue ayer, ¿no?«.
Tras el proceso de guarda, la pareja ya inició la demanda de adopción. Ahora se encuentran a la espera de algunos informes socioambientales para avanzar en un proceso definitivo.
La historia de adopción de Valeria y Juan: «Milito por los amiguitos de nuestros hijos»
«Ahora, lo que yo hago es militar para que todos los amiguitos de nuestros hijos, que quedaron en los hogares, puedan encontrar pronto una familia y vivan las mismas cosas que ellos. Que alguien los acueste y les haga su comida preferida», precisó Valeria sobre su inicio en esta causa.
La joven letrada forma parte de un grupo de llamado «Militamos adopción», desde allí busca problematizar algunos tabúes y estigmas sobre el proceso.
«En Argentina hay 2.000 personas anotadas para adoptar y 2.200 infancias y adolescencias esperando ser adoptados. Vos decís: ¿Cómo puede ser que el número sea tan similar? Lo que pasa es que de esos 2.000 anotados, el 98% quiere niños menores de cinco años y de los 2.200 niños que hay solo el 1% cumple con ese requisito. Entonces ahí es donde la ecuación no cierra. Uno de nuestros objetivos es que la gente pueda abrir su cabeza y su corazón. Que se interrogue si tiene el deseo de ser mamá o papá como se ve con un chico más grande», aseguró.
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