Un rayo que atravesó el norte de Argentina y Uruguay rompió el récord de duración
El fenómeno ocurrió en 2020 y tuvo una duración de más de 17 segundos.
Un «megarrayo», que recorrió Uruguay y Argentina en junio de 2020, fue validado con el nuevo récord mundial de duración por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se informó.
Asimismo, otro megarrayo superó el récord de mayor extensión, registrado en abril de 2020 en el sur de Estados Unidos, informó la agencia Europa Press.
El megarrayo certificado como de mayor duración produjo su descarga de forma continuada durante 17,102 (+- 0,002 segundos) en el marco de una tormenta que se formó sobre Uruguay y el norte de Argentina el 18 de junio de 2020.
El anterior récord de mayor duración de un megarrayo se había observado en el norte de Argentina el 4 de marzo de 2019, cuando su descarga se produjo de forma continuada durante 16,73 segundos, 0,37 segundos más breve que el nuevo récord.
Respecto del de mayor extensión, cubrió una distancia horizontal de unos 768 km. (+- un margen de 8 kilómetros) por el sur de Estados Unidos el 29 de abril de 2020.
Ese registro equivale a la distancia entre las ciudades estadounidenses de Nueva York y Columbus (Ohio), o entre Londres y la ciudad alemana de Hamburgo.
El nuevo valor de mayor distancia recorrida por un rayo supera en 60 kilómetros al récord anterior, que se produjo a lo largo de 709 (+- 8 kilómetros) a través del sur de Brasil, el 31 de octubre de 2018.
El Comité de la OMM encargado de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos lleva un registro oficial de estos a escala regional, hemisférica y mundial reconoció estos récord, agregó Europa Press.
Los dos nuevos récords se establecieron en zonas conocidas por estos fenómenos en América del Norte y del Sur, a saber, las Grandes Llanuras en América del Norte y la Cuenca del Plata en América del Sur.
«Los rayos son un peligro importante y muchas personas mueren cada año. Estos nuevos registros ponen de manifiesto la grave preocupación por la seguridad pública asociada a las nubes electrificadas que producen rayos que pueden recorrer distancias considerables», afirmó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, según la agencia AFP.
Los nuevos récords validados por la OMM, que mantiene el registro oficial de fenómenos extremos a nivel mundial, hemisférico y regional, se publicaron en el Bulletin of the American Meteorological Society.
«Las mediciones de fenómenos medioambientales extremos son una prueba viviente de toda la fuerza de la naturaleza, así como de los avances científicos que ahora nos permiten realizar esas evaluaciones. Es probable que existan fenómenos extremos aún mayores y que podamos observarlos a medida que evolucione la tecnología de detección de rayos», dijo por su parte el ponente de la OMM sobre registros mundiales de fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, Randall Cerveny.
«Estas descargas extremadamente extensas y de larga duración no fueron episodios aislados, sino que se produjeron en el marco de tormentas activas. Cada vez que se oyen truenos, es momento de buscar un lugar seguro para protegerse de los rayos», señaló el especialista en rayos y miembro de dicho comité Ron Holle.
Holle recordó que los únicos lugares donde los rayos no constituyen una amenaza son los edificios de envergadura que cuentan con redes de cableado y de tuberías, no estructuras como las instaladas en la playa ni tampoco las paradas de autobús.
Añadió que otro de los lugares considerados seguros es el interior de los vehículos con techo metálico completamente cerrado, no los buggies ni las motocicletas.
Por ello, aconsejó que si se dispone de datos fiables que indiquen la presencia de rayos en un radio de 10 kilómetros, deberá buscarse refugio en un edificio o vehículo que brinde protección frente a los rayos.
«A pesar de tener un gran impacto en nuestra vida cotidiana, los rayos son un fenómeno natural asombrosamente esquivo y complejo. En la actualidad, disponemos de excelentes mediciones de sus múltiples facetas, y ello nos permite descubrir nuevos y sorprendentes aspectos de su comportamiento. Ahora que contamos con un registro sólido de esos rayos monstruosos, podemos empezar a entender cómo se producen y estimar los desmesurados efectos que tienen», destacó a su vez el autor principal y miembro del comité de evaluación del Grupo de Espacio y Teledetección (ISR-2) del Laboratorio Nacional de Los Álamos (Estados Unidos), Michael Peterson.
«Hay muchas cosas que todavía no sabemos acerca de estos monstruos, pero como científico que comienza su carrera, es un privilegio trabajar con mis colegas en la vanguardia de esta nueva y apasionante esfera de investigación y ampliar nuestra comprensión sobre lo que los rayos son capaces de hacer», concluyó.
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