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Un paleontólogo de Bariloche lideró una expedición en la Antártida

Ari Iglesias integró un equipo de investigadores que colectó plantas fósiles que permitirá continuar la investigación durante los próximos 20 años.

El paleontólogo de Bariloche Ari Iglesias navegó durante 15 días en un barco oceanográfico, junto a un equipo de investigadores estadounidenses y canadienses, para llegar a la Antártida. En la isla James Ross, acampó durante 45 días. La expedición permitió colectar material para investigar durante los próximos 20 años.

Es la quinta vez que este paleobotánico (especialista en plantas fósiles) visita la Antártida. Las primeras cuatro expediciones las realizó a través del proyecto liderado por Marcelo Reguero, del Instituto Antártico Argentino, para comprender la conexión entre Patagonia y la Península Antártica.

“Históricamente la Península Antártica estaba conectada con la Patagonia y ambas regiones compartían grupos de animales y plantas. También estaban conectadas con Australia. Estudiar Antártida es clave porque es el paso obligado para hacer los vínculos entre Patagonia y Australasia”, especificó el investigador del Conicet y mencionó que hoy Patagonia comparte araucarias, coihues, ñires con Nueva Zelanda, Australia y Nueva Guinea.

Los investigadores llegaron a la isla en barco. Foto: gentileza

“Algunas cosas todavía existen; de muchas otras solo queda registro fósil. Por eso, vamos a la Península Antártica a conocer la biota en aquel momento del Cretácico y Paleógeno, entre la era de los dinosaurios y la inmediatamente posterior”, dijo y valoró que, en la Antártida, hay gran cantidad de registros fósiles.

“Patagonia y Antártida son uno de los cinco mejores lugares del mundo para buscar. Hay grupos de lengas, ñires y coihues que se originaron en Antártida y migraron a los bosques andino patagónicos. Estamos tratando de conocer cuándo ocurrió, cómo ocurrió y las conexiones con Australasia”, planteó Iglesias.

El material colectado permitirá continuar las investigaciones durante 20 años. Foto: gentileza

En esta oportunidad, el equipo que participó del proyecto para National Science Foundation estuvo integrado por ocho paleobotánicos de Estados Unidos, Canadá y Colombia que se desempeñan en las universidades de Kansas y Michigan. Durante la expedición se encontraron seis nuevos yacimientos de plantas fósiles.

“Como el proyecto es de Estados Unidos, el material se envía y queda allá. Se trasladó con un barco británico llamado David Attenborough, de un cineasta biólogo que lo donó a British Antartic Survey. El lugar de repositorio será la Universidad de Kansas”, afirmó Iglesias.

Cuando se le consulta qué tipo de material encontraron en la isla, explicó que no puede brindar muchos detalles aunque aclaró que gran parte, son plantas. No solo hojas y troncos, “los hallazgos más comunes”, sino frutos y semillas.

Los investigadores durmieron 45 días en carpas. Foto: gentileza

Protocolo

Iglesias advirtió que es diferente la técnica de trabajo que se aplica para extraer el material ya que los fósiles, por lo general, suelen encontrarse en lajas. “En este caso, lo que estuvimos colectando está en concreciones calcáreas: tienen el material adentro, por eso, a muchos de ellos todavía no los hemos visto. Recién lo veremos cuando lo cortemos en el laboratorio. Más del 95% de lo que vamos a encontrar lo haremos en el laboratorio”, alertó.

La recolección del material está protocolizado a través de Tratado Antártico que establece el comité a nivel internacional que brinda los permisos de colecta.

“Es un orgullo terrible no solo que me hayan llamado para este proyecto -yo era uno de los pocos que conocía el lugar-. Trabajo en el mismo tema en Patagonia y de esta forma, amplío mi desarrollo más allá de Patagonia”, manifestó.

Dijo que las constantes expediciones favorecen estudios que “requieren de un desarrollo prolongado de la ciencia”. “Por lo general, los proyectos son para tres años, cuando se cierran, uno arranca otro distinto. En este caso, surgió de empezar a conocer cosas importantes en Antártida, seguir sumando y darse cuenta de todo lo que falta conocer”, concluyó.

La expedición terminó en marzo. Foto: gentileza

Más de dos meses en carpa

Durante los 45 días de la expedición, los investigadores durmieron en carpas. Sucede que en ese lugar no hay bases (la base más cercana, una checa, estaba a cinco horas de James Ross). Esa isla se encuentra a una hora y media en helicóptero de la Base Marambio.

“Es la primera vez que voy en barco y en bote hasta la costa. Antes siempre viajé en avión y helicóptero. Tuvimos que trasladar todo el campamento un kilómetro y medio”, contó Iglesias y agregó: “Por suerte, las temperaturas fueron bastante buenas, hubo pocos días bajo cero. Nevar siempre nieva pero no hubo nieve fuerte. Diez años atrás, en el mismo lugar, registramos 25 grados bajo cero, con tormentas fuertes. En esta ocasión, llamó la atención el cambio climático”.


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