Un gran depósito de bolsas rodea la zona de crecimiento de Neuquén capital y sus nuevos lotes con servicios
A 10 años de la sanción de la ordenanza “bolsas cero”, el nylon en los barrios y sectores agrestes de la capital es una postal no querida. El 95% de la ciudad tiene cobertura para recolección de residuos, pero no cesan los vertidos clandestinos y los microbasurales en la meseta o en humedales.
La postal de Neuquén capital en las nuevas urbanizaciones hacia la zona de expansión urbana, en la meseta, es un gran depósito de bolsas de polietileno a cielo abierto. La nueva Ruta 22 se abre paso desde el tercer puente hasta ciudades vecinas como Plottier y a lo largo de su trazado por la nueva zona urbana ya están a la vista las construcciones de las viviendas en el distrito 6, en las futuras casas del distrito 3, los nuevos desarrollos en obra del foro de la meseta y las empresas de servicio que se fueron instalando sobre la barda.
Y las bolsas de polietileno integran parte del paisaje, pegadas a la jarilla, a los alpatacos y a algunos chañares.
Así, la postal de ingreso a la ciudad más grande del Alto Valle en su faceta norte, no es la ciudad turística que se invita para el recorrido de los paseos costeros.
El sector más afectado por la basura sobre la barda es el de Colonia Nueva Esperanza, que linda con las 10 hectáreas del Complejo Ambiental Neuquén (CAN) y padece la convivencia con la basura plástica en patios, veredas y calles.
A la vera de la autovía norte, plásticos, bolsas y microbasurales se combinan con las montañas de escombros que se usan para relleno en los nuevos desarrollos, ya sean los industriales, como los lotes con servicio.
Según describieron funcionarios municipales, el avance de urbanización hacia la meseta sacó a la luz años de desidia de empresarios y vecinos que tiran la basura en la meseta.
“Hace unos 15 días estuvimos trabajando con maquinarias viales grandes y llenamos 18 bateas en las que nos llevamos residuos entre domiciliarios y voluminosos. Estuvimos entre la Soldi y los Paraísos, a la altura de autovía y hoy está prácticamente igual”, reveló Cristian Haspert, subsecretario de Limpieza Urbana de la ciudad.
Explicó que en la zona en la que hoy se asientan barrios como Terrazas del Neuquén o Alta Barda, los vecinos vivían denunciando el arrojo de basura y la quema, así como la zona de Cerro Bayo en Toma Norte o al norte de Casimiro Gómez.
Las personas “pensaban que, por ser la barda, todo se podía tirar ahí. Aún hoy, en los fines de semana, vecinos y también empresas se meten por los caminos internos” para tirar basura, sostuvo.
A una década de la prohibición de entrega de bolsas plásticas en supermercados y grandes superficies, el nylon vuela y se enreda en los árboles, cables y paisaje agreste cada día de viento.
“Algunos rubros quedaron habilitados: carnicerías, ferreterías y verdulerías están exceptuados de la ordenanza 11.205”, dijo Haspert. “Igual seguimos viendo bolsas”, afirmó. Dijo que a los negocios habilitados, se les solicitó que las bolsas para los clientes sean de baja densidad, reciclables.
En la zona de meseta, en los caminos internos de los distritos, rumbo al Mercado de Concentración de Frutas y Verduras de la provincia “nos encontramos con vuelcos de residuos orgánicos, bolsas de zanahorias que tardan mucho en degradarse, pollos y restos de bolsas de pollo, que son de muchos micrones. La desidia es grande”, aseguró.
En su opinión, la postal de la meseta contaminada con bolsas y otros residuos cambiará en la medida en la que avance la urbanización y la ciudadanía se apropie del cuidado del medio ambiente a su alrededor.
Con campañas de concientización escolar, barrial y el cese del volcado clandestino de todo tipo de residuos, empresas incluidas.
Los grandes generadores (restaurantes, comercios o hipermercados) “saben que tienen que ir al Complejo Ambiental Neuquén y volcar allí sus residuos”, sostuvo.
La zona de los ríos, tiene la misma problemática. Los rellenos que se están realizando en los humedales con fines inmobiliarios, no solo tienen tierra y escombros (volcado autorizado) sino todo tipo de plástico, aceites y basura, que nadie controla.
De lunes a viernes, de 8 a 20 funciona el centro de acopio de residuos voluminosos en Boerr y Tronador, pero los carros y camionetas con vertidos clandestinos, siguen hacia el río.
Las botellas de plástico y las bolsas de nylon son el principal problema de los “tapones” de los pluviales de la ciudad.
“El problema no es el CAN, sino los microbasurales. Se hacen campañas de limpieza y acciones puntuales, pero nada parece alcanzar”, dijo Francisco Baggio, subsecretario de Medio Ambiente de la municipalidad.
Destacó que se recolectan residuos 6 de los 7 días semanales , con centros de acopio de residuos voluminosos y una campaña de separación de residuos que destina parte de los reciclables, como insumos para la venta de cartón, plásticos y vidrios en el Complejo Ambiental.
Ponen en marcha la recolección de basura electrónica
La subsecretaría de Medio Ambiente anunció el programa de “Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos” (RAES) que buscará recopilar y reciclar aparatos en desuso.
Se logró el contacto con una empresa que vendrá a buscar esta basura electrónica con destino al reciclaje. Se recibirá en los centros de transferencia de calle Boerr y de Novella hasta que la firma haga el retiro, se indicó. La modalidad será similar al acuerdo para la compactación de vehículos, se señaló.
El acopio en los centros de transferencia de la ciudad incluirá campañas puntuales de recolección de RAES como partes de computadoras, heladeras, teléfonos, teclados, equipos de sonido, de TV, microondas, entre otros.
El material, que hasta ahora se recolectaba en los centros de transferencia, dejará de ser depositado en el CAN
“Todo lo que es recuperable, vuelve a circuito: el plástico se muele y se vuelven a armar plásticos y los metales se convierten en chatarra”, se indicó.
Se recibirán también en la Delegación de El Progreso, de lunes a viernes, de 9 a 14.
Los vecinos que reciben el primer impacto de los residuos
Los vecinos que reciben el primer impacto de los residuos plásticos, olores nauseabundos por la quema y gases que se generan en el Complejo Ambiental Neuquén, son los de Colonia Nueva Esperanza.
Según los cálculos vecinales, allí viven unas 5.000 familias alrededor del CAN.
El padrón de la última elección barrial en 2023, tuvo casi 900 vecinos radicados solo en Colonia Nueva Esperanza.
Allí, en inmediaciones del CAN, se agrega el sector llamado Choconcito, El Trébol, La Unión, El Mirador, San Antonio y el lote 34, un parcelamiento social de lotes con servicios que supera las 600 familias.
Aunque el barrio cuenta con unos 37 años, en 2019 lograron la recolección domiciliaria. Los días de viento, no solo vuelan plásticos, sino bolsas encendidas.
Las cavas del CAN tienen 30 metros de profundidad, 80 de ancho y unos 200 de largo, forradas en la parte inferior para que el líquido que del enterramiento, no contamine las napas.
“Cuando fue la pandemia, como vecinos autoconvocados habíamos propuesto hacer un paredón de alamedas, tipo fuelle ecológico, para que los nylon no vuelen fuera del basural”, recordó Lucrecia Cuenca, que hoy integra la comisión vecinal por la minoría.
La sugerencia no tuvo eco. Recordó que antes el basural estaba en el medio del asentamiento y luego se trasladó “hacia el fondo”. Con el avance de los nuevos desarrollos, incluidos los planificados por la municipalidad, quedó rodeado por familias que padecen el humo y emanaciones.
“No hay una contención para que la basura se quede ahí y no vuele al barrio”, dijo Lucrecia.
Primer avance para el traslado del Complejo Ambiental Neuquén
Esta semana la Municipalidad de Neuquén y la Universidad Nacional del Comahue firmaron un convenio para el traslado del Complejo Ambiental Neuquén (CAN) a un sector cercano al nuevo Parque Industrial Neuquén, en las 8.000 nuevas hectáreas del ejido neuquino.
El proceso permitirá conocer las directrices del nuevo modelo de gestión y aprovechamiento de los residuos urbanos. El actual CAN tiene unos 3 años más en su localización actual.
Unos 90.000 vecinos pagan mensualmente 4.390 pesos de tasa “traslado nuevo CAN” en sus boletas de luz, para financiar este proceso.
La comuna proyecta, en base a los estudios, hacer un llamado a licitación para iniciar el nuevo CAN en 2025, con una previsión de tratamiento de residuos a 30 años.
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