Un extenso festejo convocó a miles de barilochenses en su aniversario
Las actividades se realizaron durante todo el día. El desfile tuvo múltiples expresiones, con alegría y también reclamos.
Una variada y colorida muestra de la sociedad barilochense tomó parte ayer del desfile por el 120 aniversario de Bariloche, que se convirtió en la actividad central de los festejos, y que volvió después de varios años a la calle Mitre.
Algo más de tres horas duró el paso de las distintas entidades y agrupaciones frente al palco de autoridades, que esta vez fue ubicado en la esquina de Mitre y Rolando, a tres cuadras del Centro Cívico. Por la tarde se realizó un festival popular en el Velódromo, la entrega de distinciones a los Antiguos Pobladores y la Carrera Aniversario.
Cuando comenzó estaban arriba de la tarima el intendente Gustavo Gennuso, la gobernadora Arabela Carreras, varios de sus ministros, el diputadado Agustín Domingo, la senadora Silvina García Larraburu y una decena de legisladores y concejales, además de numerosos uniformados en representación de las fuerzas de seguridad.
Con el correr de los minutos el palco empezó a vaciarse y solo Gennuso y algunos colaboradores se mantuvieron hasta al final. Entre las de mayor perseverancia estuvieron García Larraburu y la legisladora y exintendente María Eugenia Martini.
Numeroso público colmó ambas veredas, en muchos casos con celulares en alto para fotografiar a sus parientes y amigos. Las pasadas más aplaudidas fueron las de los trabajadores hospitalarios, la Asociación de Recicladores de Bariloche y los excombatientes de Malvinas.
También hubo expresiones de protesta, que aprovecharon el paso frente al palco para dejar sus reclamos. El sindicato de profesionales de la salud Asspur desfiló con carteles en los que pedían mejores salarios y advertían “no somos héroes, somos trabajadores”.
La Asamblea Popular Bariloche también se manifestó con consignas de rechazo al aumento del boleto de colectivos y para pedir transporte adaptado para personas con discapacidad y “agua potable en los barrios”.
Los alumnos y docentes de la escuela especial 6, solicitaron ambién “rampas y accesibilidad” en los espacios públicos y el gremio ATE enarboló carteles para reclamar un plus salarial “por pandemia”.
Gennuso ya estaba advertido de que no todo en el desfile serían alegría y festejos. Por eso en el mensaje previo trató de mostrarse comprensivo con las protestas. “El desfile es uno de los momentos más lindos para nuestro pueblo -dijo desde el palco-, es tiempo de vernos y reconocernos, incluso con los que no están de acuerdo con todo lo que hacemos. Este es el momento. Hay espacio para el disenso y el debate”.
Mosaicos de expresiones en el desfile de Bariloche
La banda de la escuela militar de montaña se ubicó cerca frente al palco para musicalizar el desfile, que comenzó con el paso de la Virgen del Nahuel Huapi, transportada por exploradores de Don Bosco. Los siguieron los veteranos de Malvinas, el hogar Emaus, las escuelas y centros e discapacitados, los centros de “abuelos”, un grupo de pioneros del esquí, los centros de desarrollo infantil, algunas escuelas públicas, casi todas las privadas y los clubes deportivos.
Hubo espacio para las curiosidades como la participación de una entidad de criadores de perros salchicha, que desfiló con unos 15 animales, y también las agrupaciones con portaban instrumentos propios, por ejemplo las murgas y comparsas, ante las cuales la banda del Ejército guardó silencio.
En la última parte se destacó el paso de las colectividades europeas con sus vestimentas típicas; boy scouts; iglesias evangélicas, las agrupaciones folklóricas; la policía, ejército, gendarmería y otras organizaciones armadas; los bomberos (esta vez sin motobombas) y por último los centros tradicionalistas, cuyos miembros de todas las edades llegan montados a caballo cada 3 de mayo desde barrios alejados y esperan con paciencia para lucirse en el cierre.
Varios de los participantes destacaron el orgullo de exponer en público sus banderas, carteles y distintivos; el sentido de pertenencia con las organizaciones que representaban y también la satisfacción de volver a la Mitre, que fue históricamente el escenario del desfile hasta que el hábito se perdió porque la calle estuvo varios años en obra y después por la pandemia, que obligó a suspender las dos últimas ediciones.
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