Sofía, la veterinaria de 25 años que dedica su vida a proteger animales en peligro en la Patagonia

Para algunos valientes, cuidar la fauna y el ambiente es una misión de vida. La historia de Sofía, una joven recién recibida del Noroeste Argentino que en cuestión de meses se fue al Litoral y llegó a la región, con una tarea clave en Santa Cruz.

Con solo 25 años, Sofia Ocampo es veterinaria y tiene a cargo la preservación de animales silvestres en un inmenso parque nacional. Vive en un lugar remoto, en la estación de campo “El Unco” en Parque Patagonia de provincia de Santa Cruz y es parte de un equipo de nueve profesionales que se dedican a la protección de especies, algunas en peligro de extinción. 

La joven profesional nació en Córdoba, pero toda su vida vivió en La Rioja. Creció en Chilecito rodeada de montañas y ama la naturaleza. Su espíritu salvaje la llevó a recorrer kilómetros y hacer su propio camino de una región a otra del país. Pasó del Noroeste Argentino, al Litoral y a la Patagonia sin escalas, en menos de un año.

Se crió entre gatos, perros, cabras, caballos, gallinas. «Desde que tengo memoria mi sueño era ser veterinaria. Siempre tuve cierta curiosidad y ganas de entender por qué enfermaban los animales y como podía hacer que estén mejor», contó a Diario RIO NEGRO. 

Sofía en el Parque Nacional Patagonia. Foto: Franco Bucci.

La experiencia de trabajar en un centro veterinario con pequeños animales en Chilecito, cuando aún era estudiante de la Universidad Nacional de La Rioja, fue reveladora porque se dio cuenta de que su labor no iba por el costado clínico como le pasa a la mayoría de los veterinarios, sino que su lugar estaba lejos de la ciudad y más allá de las mascotas.  

Los casos de fauna silvestre que atendía un veterinario en ese lugar le llamaron la atención y así es como empezó a involucrarse en la rama de la conservación. Sofía inició una búsqueda de voluntariados de fauna silvestre para embarcarse en el desafío que golpeaba fuerte a su puerta.  

Monitoreo de un felino.

Su primer destino fue en Corrientes, en Centro Aguara, donde -apenas recibida- dio sus primeros pasos en el rescate, rehabilitación y liberación de fauna autóctona. Luego, en 2023 llegó el turno de Santa Cruz donde llegó como voluntaria. Ahora trabaja para la Fundación Rewilding entre pumas, guanacos, huemules, chinchillones, coipos, choiques, pequeños felinos y gallinetas chicas. 

Junto al coordinador, técnicos, científicos, fotógrafos y algunos otros profesionales convocados en distintos momentos; Sofía se encarga monitorear las capturas y traslados de animales silvestres para garantizar su bienestar y salud. De esta manera, aporta a la protección y al proceso de investigación necesario para poder preservarlos en su hábitat.  

Trabajo en equipo, son nueve personas ella es la única veterinaria. Foto: Franco Bucci.

“Tengo el privilegio de poder aportar un granito de arena, con lo que amo hacer, que es proteger a las especies nativas y el gran ecosistema estepario de la Patagonia”

Sofía Ocampo, veterinaria dedicada a la conservación de fauna en la Patagonia.

“Mi función en las capturas es hacer una inmovilización química, logrando un plano anestésico que nos permita la manipulación del animal, monitorear sus parámetros para ver que se encuentre bien durante todo el procedimiento, tomar y analizar muestras para conocer su estado sanitario. Luego me aseguro de que se recupere y retorne a su vida normal”, explicó la joven profesional.

“Siento que toda persona puede aportar de una u otra forma al planeta, yo hoy elijo la conservación activa para ayudar a mitigar el cambio climático, sumando ecosistemas completos y funcionales”, enfatizó.

Todos los días una nueva aventura


Todavía recuerda su primer día, cuando caminó 20 kilómetros. Es que trabaja a la intemperie, está aislada de los grandes centros urbanos y convive con un clima adverso: frío, nieve y viento. Aun así, lograr su meta es para Sofía lo más importante.

Pasa mañanas, tardes y noches con los animales; entre cuidados, anestesias y traslados. Hace salidas de campo a monitorear animales por medio de telemetría, coloca cámaras trampa y hay días de organización de material y equipos.  

Foto: Franco Bucci.

«Ellos te van mostrando su comportamiento y permiten entender mejor las especies y como se manejan”, reveló. La captura de un puma macho de 63 kilos al que llamaron «Cielo» una noche estrellada, quedó para siempre en su memoria, como una experiencia profesional que la marcó.

“Anestesiar a un animal tan grande como el puma da una adrenalina que me gusta mucho, son esas oportunidades que sabés que son un privilegio”

Sofía Ocampo, veterinaria dedicada a la conservación de fauna en la Patagonia.

Para ella, vivir en un lugar tan inmenso le da la libertad tan ansiada de explorar y palpar la inmensidad, además de conocer especies para ella exóticas con las que se encariñó. Sus preferidos son el puma y el chinchillón, una especie de roedor.

En su trabajo, hay gran responsabilidad ya que sus decisiones pueden influir en la vida de los animales. “En cada contención, ya sea física o química, hay una vida que preservar. Si se toman las precauciones necesarias con amor, respeto, se puede lograr”, explicó. 

La conservación de la fauna es en equipo 


La conservación implica un equipo de personas donde cada uno cumple un rol, ya sea dando a conocer la importancia de las especies, realizando traslocaciones de individuos y monitoreo, pero todos con un objetivo común, según el relato de Sofía, quien se considera una más dentro del equipo que trabaja en el parque Patagonia.

Foto: Franco Bucci.

Ahora, su meta es terminar la diplomatura en Anestesia y seguir formándose en la profesión. Lejos está la idea de hacer las valijas y marcharse de la Patagonia, región donde encontró un refugio especial para cumplir sus sueños de la infancia.

Cinco animales de la Patagonia en peligro de extinción  


El Huemul es uno de los cérvidos más amenazado del país. Está en peligro por la cacería y el impacto que da la ganadería y los animales domésticos. “Esto llevó a la pérdida de gran parte de su distribución histórica. Actualmente se refugia en los bosques de la cordillera y las poblaciones van decreciendo”, explicó la profesional consultada.  

Otro es el Maca tobiano, un ave propia de lagunas de altura que, al degradarse esos ambientes, disminuye el número de individuos.  

La Gallineta chica está amenazada por la degradación de los humedales. Hasta el año 1998 se creía extinta, pero en el Parque Nacional Patagonia pudieron recolectar información básica sobre esta especie, bastante desconocida. 

El Chinchillón anaranjado, el coipo y el gato montés, son especies de la Patagonia en peligro. “Se extinguieron dentro del parque (en Santa Cruz), el objetivo de la fundación es recuperar sus poblaciones a través de traslocaciones de individuos, para que las especies puedan volver a cumplir su rol ecológico”, cerró Sofía.  

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