No te demores: señales que alertan sobre el retraso en el crecimiento infantil
El inicio escolar suele ser una buena oportunidad para llevar a los niños al pediatra, ponerse al día con los esquemas de vacunación y repasar su estado general de salud. Entre otros parámetros, el médico evaluará niveles de peso y estatura con el objetivo de determinar si alguno ofrece valores que puedan estar expresando una mala progresión temporal con respecto a controles previos que ameriten estudios pertinentes.
Según la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del Ministerio de Salud de la Nación, el 7,9% de los niños menores de 5 años presenta una talla inferior a la esperada para su edad. No obstante, pese a que los especialistas se ocupan de aclarar que la mayoría recuperará su talla y no necesitará tratamiento, un grupo de menores podría estar presentando una condición médica para la cual es determinante poder diagnosticarlos y tratarlos en forma temprana.
“El retardo de crecimiento en la edad pediátrica en ocasiones puede ser la única manifestación visible de esa condición. La misma debe ser evaluada también dentro del contexto socioeconómico, pues la desnutrición en nuestro país sigue siendo prevalente. Cuanto más temprano se identifica el problema del crecimiento, mejor será la recuperación una vez realizado el diagnóstico preciso y el consecuente tratamiento específico”, afirmó el Dr. Ignacio Bergadá, médico endocrinólogo pediatra del Centro de Investigaciones Endocrinológicas del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Espera inconveniente por parte de la familia
“Frecuentemente las primeras consultas suelen verse en niños de 8, 9 o más años con condiciones diversas como retraso de crecimiento intrauterino que no han realizado su crecimiento de recuperación posnatal, desnutrición, o enfermedades asociadas a trastornos tiroideos o deficiencia de hormona de crecimiento. Muchas de estas consultas se han demorado algunos años y se hubieran beneficiado si el inicio del tratamiento se hubiese dado 1, 2 y hasta 3 años antes. Entre las causas de dicha demora diagnóstica muchas veces se observa una espera innecesaria e inconveniente por parte de la familia, demoras en la visita al pediatra con escaso registro del crecimiento y también, en ocasiones, derivación tardía con el especialista”, completó el Dr. Bergadá.
El espectro de condiciones que pueden afectar el crecimiento de un niño es muy amplio. Es importante explorar los antecedentes familiares, pues en ocasiones, existe un rasgo de heredabilidad en estas condiciones. También explorar enfermedades sistémicas del cuerpo (como desnutrición, afecciones del sistema digestivo, riñón, corazón, pulmones o diabetes, entre otras), enfermedades endócrinas (generalmente asociadas a la hormona tiroidea o a la deficiencia de hormona de crecimiento), retraso de crecimiento intrauterino (por diferentes causas) y los trastornos genéticos de nacimiento (como Síndrome de Turner, Síndrome de Down y Acondroplasia).
Indicios
Existen algunos indicios a los que la familia debería estar alerta, llamar su atención y promover una visita con el pediatra o con el endocrinólogo pediatra, que podrían permitir sospechar que algo puede estar fuera del estándar esperado de crecimiento, como por ejemplo, cuando el niño parece más pequeño que sus compañeros de clase o cuando el crecimiento se desacelera durante varios meses, y cuando no cambia de talle su ropa o su número de calzado.
“Debemos tener en cuenta que, entre otras circunstancias, en ocasiones, el niño pequeño en talla puede ver afectada su autoestima especialmente en situaciones de juego grupales. También pueden estar expuestos a bullying por sus pares en la escuela. Durante la adolescencia, etapa crítica en la reafirmación de la personalidad, en ocasiones estos adolescentes se sienten aislados y necesitan ser reafirmados ofreciéndoles atención, estudios específicos y cuidados de acuerdo a su condición a fin de evitar comprometer sus potencialidades de desarrollo social y académico”, sostuvo el Dr. Bergadá.
Tratamiento
Una de las causas de retardo de crecimiento es la deficiencia de hormona de crecimiento, que puede ser congénita o adquirida y que se produce cuando el cuerpo no fabrica una cantidad suficiente de esta hormona como para que el niño pueda crecer a un ritmo normal. “En la mayoría de los casos, el tratamiento se realiza en base a la administración de la hormona de crecimiento que el cuerpo no puede fabricar. Generalmente la respuesta al tratamiento es muy eficaz, logrando una rápida recuperación en la talla. Existen otras condiciones en las cuales la producción de hormona de crecimiento se encuentra normal, sin embargo, el tratamiento con hormona de crecimiento también logra una excelente recuperación en la talla, como en casos de retardo de crecimiento intrauterino o condiciones genéticas como el Síndrome de Turner”, consignó el especialista en endocrinología pediátrica.
“Mediante la administración de inyecciones subcutáneas que, en muchos casos, el niño aprende a autoaplicarse, el tratamiento se realiza hasta que se completa la etapa de crecimiento, generalmente sobre el final de la adolescencia. Es una terapia que tiene escasos efectos adversos y que está cubierta por el sistema de salud cuando la condición que padece el niño se encuentra dentro de las indicaciones aprobadas por el Ministerio de Salud de la Nación”, concluyó el Dr. Bergadá.
Karina Di Vitto – Agencia NA
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