Santiago, el médico oftalmólogo de Bariloche, que operó 302 casos de cataratas en África

Un médico cirujano de Bariloche integró la misión solidaria de una fundación española. Operó durante 14 horas diarias, durante cuatro días en Mauritania.

Santiago González Virgili, junto a Zulma Gutiérrez. Foto: gentileza

En cuatro días y medio, el médico oftalmólogo y cirujano de Bariloche, Santiago González Virgili, participó en 302 operaciones de cataratas, junto a otro colega español, en África. La campaña solidaria se concretó a través de la Fundación Elena Barraquer de Barcelona.

«Había muchos pacientes ciegos que, de esta forma, volvían a ver. Estuvimos 14 horas por día, operando sin parar. Fue vertiginoso, pero alucinante», describió este médico que integra desde hace años Ceguera Cero, un programa de la Fundación 100 Caminos que asumió el desafío de erradicar la ceguera por causas evitables en la región sur de Río Negro.

El médico llegó a operar durante 14 horas seguidas. Foto: gentileza

Desde entonces, lleva adelante campañas en los parajes rurales, junto a un equipo de oftalmólogos, técnicos y colaboradores. También realizan cirugías gratuitas a pacientes en situación de vulnerabilidad en Bariloche.

«Desde 100 Caminosya habíamos intentado contactar a ONGs que hicieran ese tipo de actividad en África. Hace años que trabajamos con Recover Hospitales para África, aunque todo remoto porque no tienen infraestructura para oftalmología. Hicimos charlas y guías», contó González Virgili.

En un Congreso de Oftalmología dos años atrás, conoció a Elena Barraquer que encabeza 19 campañas por año en África y América Latina. Finalmente, lo convocaron como cirujano de cataras en Mauritania.

Las cataratas son la principal causa de ceguera y se producen cuando el lente natural del ojo se nubla. La única solución es una operación en la que se aspira la catarata y se limpia el cristalino ocular. «Esto fue como ir a la Fórmula 1 de cataratas porque hubo que operar un número alto de cataratas muy difíciles. La gente está muy abandonada. Tenés que operar a muchos pacientes que están muy complicados en muy poco tiempo. Hay que estar a altura», describió.

De Bariloche a Mauritania

La primera escala fue en Barcelona donde se reunió un grupo de 10 profesionales (entre ellos, dos cirujanos) de esa ciudad, Valencia y Bariloche, liderado por Barraquer.

González Virgili fue acompañado por la instrumentadora del sanatorio San Carlos, Zulma Gutiérrez.

Luego de un breve paso por Marruecos y seis horas de viaje por el Desierto del Sahara, el equipo desembarcó en Nuadibú, la segunda ciudad más importante de Mauritania. «Es como una punta, cerca de Canarias. A los migrantes de África que, por el norte se les hace difícil ir, viajan a través de ese lugar a Canarias. Entonces, hay africanos de todos lados dando vueltas por ahí. Hay un puerto con infinita cantidad de botes que salen a pescar pulpo», describió.

La fundación española trasladó todo el equipamiento en 18 bultos, con microscopios, lentes intraoculares y hasta las batas para los pacientes. La logística es la base de este tipo de misiones.

En Nuadibú, cuatro días y medio de cirugías esperaban al barilochense, «de una manera más que vertiginosa»: una vez montado el quirófano, se atendían a los pacientes en el consultorio, se los preparaba para la cirugía, se reesterilizaba todo a gran velocidad; mientras que el anestesiólogo anestesiaba al resto de la gente que permanecía en espera. Era una batalla para ganarle al tiempo y tratar de concretar la mayor cantidad d cirugías posibles.

Los 18 bultos que trasladó la fundación española. Foto: gentileza

«Es que no hay alternativas en el país. Hay una sola clínica en la capital. De modo que se acercaba gente de Mali, Senegal, el Sahara Occidental, personas que recorrían 1200 kilómetros para operarse. Cuando llegan ahí, era un ‘sálvese quien pueda’«, recalcó.

«Es como ir a otro mundo -acotó-: las mujeres con velo y los hombres, con túnica y turbante. Hablan un tipo de árabe. Teníamos un traductor local». Recordó que en un principio, querían ingresar primero los hombres, dejando a las mujeres para último momento, hasta que los profesionales indicaron que pasarían cinco y cinco, por vez.

El médico describió la experiencia como «increíble». «Primero, hay que adaptarse a un quirófano distinto. Y llegan cataratas difíciles porque cuando no la sacas a tiempo, se va poniendo más dura y es más complicado sacarla. Uno tiene que preservar el lugar donde está el cristalino para poner la lente intraocular. Si eso se rompe, la cirugía se complica«, comentó. Y advirtió que se desarrollan habilidades «que estaban adormecidas».

Las complicaciones del momento se iban atendiendo al día siguiente. Los profesionales previeron unas horas antes del regreso al aeropuerto para atender nuevas demandas que, afortunadamente, no surgieron.

Operaciones en Río Negro

González Virgili explicó que la fundación española auspició la reciente campaña de cataratas en Río Negro. El sábado pasado se operaron 27 pacientes en Bariloche.También hubo cirugías en Roca y ahora, será el turno de Cipolletti y Viedma.

En toda la provincia, suele haber entre 10 y 12 cirugías de cataratas por mes en el ámbito público. El objetivo con esta campaña es operar a alrededor de 167 pacientes rionegrinos.

El oftalmólogo advirtió que la demanda es alta y la situación no difiere mucho de África: «La diferencia es que en Mauritania no hay oftamólogos que operen y acá sí.

«En este caso, las operaciones -aclaró- estuviero a cargo de 100 Caminos, con la organización del oftalmólogo Gerardo Balvequia, la Asociación de Oftalmología de Río Negro y Salud Pública que colaboró con médicos del hospital y una ambulancia».


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