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Rubí es de Neuquén y vive en la Antártida: “Estamos haciendo un gran aporte a la ciencia argentina»

Esta joven es una de las 27 personas que inverna en la Antártida. Llegó a finales del 2023 y se queda hasta principios del 2025. En esta nota cuenta cómo es vivir en el polo sur.

Rubí Azul Duo Saito abre la ventana y ve una caleta, un cuerpo de agua rodeado de tierra y glaciares. Todo blanco. También un alojamiento, que se llama Casa Nueva, y el puesto de sanidad. En el medio, un caminito que todo conecta. Si abre la venta, se encuentra, seguro, con lo que más castiga en la Antártida: el viento. Que suena, golpea y baja la temperatura.

Rubí Azul Duo Saito es doctora en Biología y egresada del Centro Regional Universitario Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue. Es oriunda de Neuquén y es una de las 27 personas que inverna en la Antártida.

Se fue a finales del 2023 y volverá a continente a principios de 2025. Hace investigaciones, toma muestreos y procesa información. Durante los meses de campaña Rubí y su colega María Luss Salatino, licenciada en Biología marina, se dedican principalmente a proyectos del Área de Ciencias del Mar, en la Base Carlini, ubicada en la Isla 25 de mayo, Shetland del Sur.

Rubí Azul Duo Saito en la Base Carlini en la Antártida. Foto: Gentileza

Una decisión fácil: ir a trabajar a la Antártida


 “Me embarqué porque quería conocer”, dice fresca, para empezar. Antes de llegar al sur del mundo terminó su doctorado en levaduras y eso fue el puntapié para embarcarse en este proyecto. “Analicé levaduras en ambientes extremos, fríos. Así que el tema del frío, del hielo no me era ajena. Todo lo que yo leía, cuando buscaba información sobre levaduras en ambientes fríos, era casi toda literatura de Antártida. Así que la Antártida siempre estuvo en mi radar”.

Cuando se enteró que existían las convocatorias anuales, que invitan a mandar el CV para trabajar en la Antártida, no lo dudó. Al principio no quiso esperanzarse, pues la convocatoria es nacional. Pero, a medida que sorteaba entrevistas, se dio cuenta que podía quedar. Y lo hizo.

Al frio no le tenía miedo, había vivido en Bariloche. “El frio era algo constante en mi vida, pero le temía a no encajar en el grupo, a estar incómoda. Venís y pasás todo el año con el mismo grupo, por eso tenía miedo”. Ese temor que traía desde continente, finalmente no se materializó: “Las personas acá son muy buena onda”.

Rubí Azul Duo Saito es doctora en Biología y egresada del Centro Regional Universitario Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue. Foto: Gentileza

Vivir en la Antártida, curiosidades de una jornada de trabajo:


La jornada de trabajo depende de la disponibilidad de luz. La campaña de verano, arranca a las 8 de la mañana y hace una pausa a las 12 del mediodía para que todos puedan almorzar juntos. Después tienen tiempo de recreación y retoman a las 14 hasta las 17. Pasada esa hora, es su tiempo libre en el que pueden ir al gimnasio, salir a caminar alrededor de la base, ver series, películas, «hacer vida lo más normal posible”.

Rubí es enfática en algo: «Necesitamos que los días tengan una rutina para que no parezcan eternos o iguales”. Los fines de semana se caracterizan por ser: sábado de pizza o sábado de hamburguesas. A la noche hacen juegos, ponen música, o bailan. Los domingos, son de asado.

Sus tareas que tiene a su cargo Rubí son variadas. Van desde la medición de parámetros físicos y químicos del agua, el muestreo para análisis de clorofila y material particulado, censo de fauna marina, hasta el monitoreo de microplásticos en la atmósfera y el agua. También brinda apoyo a proyectos de la Campaña Antártica de Verano (CAV) en diversas áreas, como el estudio del clima y los océanos, mamíferos marinos, aves voladoras, macroalgas, bentos y plancton.

En estos momentos en la Antártida hay 27 personas invernando, dos son personal militar, dos informáticos, un logístico, Rubí y su compañera María.

La base está ubicada sobre la costa. A esta altura del año el cerro Tres Hermanos, frente al glaciar Furcade se ve con nieve y hielo. La base Carlini es un laboratorio natural, en una zona de la península antártica que está muy afectada por el cambio climático, y cada vez hay menos precipitaciones en forma de nieve porque las temperaturas son más altas. Y ahí reside la importancia del trabajo de Rubí: “La Antártida es un sitio que nos indica cómo está afectando el cambio climático global. La fauna, flora y microorganismos de la Antártida son muy sensibles a los aumentos de temperatura, ya están adaptadas a este frío extremo permanente”.

La Campaña Antártica de Invierno donde trabaja Rubí Azul Duo Saito tiene una duración de 13 meses. Foto: Gentileza

“Estamos realizando actividades de apoyo a proyectos diferentes, líneas científicas que se vienen realizando desde hace muchos años. Algunos, desde la década de los 90”, explica Rubí, “nosotros estamos cumplimentando lo que lo que acordamos en Tratado Antártico, que es el tema de la paz y la ciencia. La Antártida se ve como un lugar muy prístino, que hay que mantener, que hay que conservar, que hay que estudiar. Entonces nosotros estamos llevando a cabo esa actividad”.

“Estamos haciendo un gran aporte”, cierra Rubí, “no solamente a los grupos de trabajo, sino también a la ciencia argentina”.  

Las actividades científicas que se realizan en la Base Carlini posiciona a Argentina como un actor relevante en la investigación científica. Foto: Gentileza

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