Retroceso abismal de la Laguna Blanca por la sequía regional

Un estudio muestra que, entre 2007 y 2024, las condiciones de sequía han reducido hasta el 50% de la superficie en cinco lagunas del Parque Nacional Laguna Blanca.

La profunda sequía en Patagonia genera estragos. Un estudio reveló que la superficie y el volumen de cinco lagunas del parque nacional Laguna Blanca, a 30 kilómetros de Zapala en Neuquén, se redujeron entre un 20 y un 52% en los últimos 17 años.

“La sequía impacta en las lagunas de la estepa, en las áreas más áridas de la Patagonia y en los lagos más chicos”, resumió Leonardo Buria, biológo acuático de la Dirección Regional Patagonia Norte de la Administración de Parques Nacionales.

A través de una serie de imágenes satelitales de alta definición entre 1998 y 2024, se logró evaluar las condiciones y la evolución de las lagunas del parque Laguna Blanca. También se emplearon índices climáticos con datos meteorológicos de la zona para ese período. “Conociendo dónde empieza y dónde termina el contorno de la laguna, podemos identificar qué cantidad de agua tenía y tiene ahora”, especificó Buria.

El estudio fue concluyente: todas las lagunas se vieron afectadas por una reducción de su superficie. El volumen de la Laguna Blanca, el principal cuerpo de agua que abarca unas 1.500 hectáreas, se retrajo entre un 20% y 22%. “Es casi una quinta parte de la laguna. Es el ambiente acuático más importante del centro oeste de Neuquén, relevante para la fauna de toda la región norte de Patagonia”, opinó el especialista.

Además de la Laguna Blanca, hay otros cuerpos de agua más pequeños dentro y fuera del parque. En ellos, el impacto fue mayor ya que la superficie se redujo entre un 25 y 50%, dependiendo del tamaño de las lagunas. “A menor tamaño, mayor reducción de la superficie. A medida que la laguna es más chica, con menos volumen de agua, es más propensa a fenómenos de evaporación”, agregó el biólogo.

La Laguna Blanca tiene una superficie de 17 kilómetros cuadrados y una profundida máxima de 13 metros. Foto: gentileza

La reducción de un cuerpo de agua siempre impacta en la flora y fauna: queda menos hábitat para las especies acuáticas. “Lo que está en el contorno de los cuerpos de agua tiene características distintas a las del centro. Entonces, las especies que viven en esos márgenes se pierden. A medida que disminuye el volumen, los cambios se hacen más evidentes”, mencionó.

Estos humedales concentran la mayoría de la biodiversidad de aves que viven ahí y las que migran. Generan mucha comida”.

Leonardo Buria, biológo acuático de la Dirección Regional Patagonia Norte de la Administración de Parques Nacionales.

Además, la reducción de un cuerpo de agua implica una concentración de los nutrientes. “Esa concentración -especificó- promueve un aumento de la producción primaria (fitoplancton) que hace que las lagunas se vuelvan más verdes, más eutróficas. Eso puede promover florecimientos algales. En Laguna Blanca lo hemos visto en los últimos dos años”.

El cambio de las condiciones, acotó, favorece que otras especies se multipliquen rápidamente, “aumenten su biomasa, su productividad y eso genera floraciones que después desencadenan cambios en concentraciones del oxígeno, la mortandad de peces, entre otras alteraciones”.

Buria recordó el caso del lago Colhué Huapi, de 800 kilómetros, al sur de Chubut que, desde 2017, se fue secando de a poco. Para diciembre de 2019 le restaba el 20% de su superficie original.

“Se secó por una combinación de factores: la sequía regional que afecta estepa patagónica y el efecto de extracción de agua desde los arroyos para la actividad agrícola ganadera”, manifestó. Definió que “esta extracción de agua resulta perjudicial porque estas lagunas dependen mucho del agua de los arroyos para mantener su volumen. Si se saca el agua, la laguna empieza con un déficit hídrico y, año tras año, pierde volumen y superficie”.

Dato

17 kilómetros cuadrados
es la superficie de la Laguna Blanca y cuenta con una profundidad máxima de 13 metros. Sin embargo, la superficie disminuyó un 20% (3,73 kilómetros cuadrados) desde 2007 a 2024.

La mayor parte de la cuenca de Laguna Blanca (53%) se encuentra fuera de los límites del parque nacional. En este sector, desde octubre de 2020 se construyeron 53 canales de riego en la cuenca alta de los arroyos afluentes. Los canales generan un gran humedal artificial e impiden que el agua continúe su curso natural hacia la Laguna Blanca.

Estos humedales artificiales aumentan la evaporación del agua e impiden que los arroyos continúen su cauce natural.

“La reducción en la superficie de Laguna Blanca se debió principalmente a la sequía regional; sin embargo, los canales de riego en la cuenca alta contribuyeron en reducir un 3% más la superficie y podrían acelerar su desecación en el corto plazo”, concluyó el informe.


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