Reparan sillas de ruedas a quienes necesitan: la indispensable tarea de una escuela de Regina

Estudiantes del CET 18 ayudan a personas con discapacidad de todo el Alto Valle, hace años. Un trabajo silencioso y voluntario: la educación pública al servicio de los más vulnerables.  

Cuando surgió la necesidad, ni lo pensaron. Los chicos del Centro de Enseñanza Técnica (CET) N° 18 de Regina, pusieron cabeza y manos a la obra.   

Un día, un pequeño alumno de una escuela primaria de la localidad que utilizaba silla de ruedas se acercó al CET con su familia ante un requerimiento concreto de accesibilidad en el aula de su escuela. Así fue como en 2010 desde el colegio técnico comenzaron a trabajar la temática. Empezaron con reparación de mobiliario escolar, pero poco a poco se fue incorporando la reparación de sillas de ruedas.

“El alumno que en la primaria se acercó con su familia luego vino a esta escuela y egresó como estudiante en una trayectoria de inclusión”, contó con orgullo Cristian Liberatore, el jefe general Enseñanza Práctica del CET 18.  

El CET 18 ayudó al centro de jubilados de Godoy.

Ya perdieron la cuenta, pero creen que desde 2015, cuando empezaron fuertemente con la demanda para reparar estos artefactos para personas con discapacidad motriz, ya arreglaron entre 30 y 40. Las últimas sillas fueron para el Centro de Jubilados de Godoy.  

A lo largo de estos años, los estudiantes con supervisión de sus docentes han reparado sillas para la obra social PAMI, para asilos, para el Consejo de Personas con Discapacidad y personas particulares: en una ocasión le arreglaron una a un hombre en situación de calle.  

“La mitad son de personas que tienen una situación social vulnerable”, expresó el directivo en diálogo con Diario RIO NEGRO.

En el taller, estudiantes trabajando.

Hace muchos años que los profesores de ajuste y de soldadura Gaston Benatti, Gabriel Zottele y Matias Fernandez, de 1 y 2 año, se vienen ocupando de la temática. Los chicos, de primero y segundo año, aprenden y toman la tarea.   

No solo es un servicio gratuito hacia la comunidad, sino que en muchas ocasiones los profesores terminan costeando alguna compra de cubierta, tornillo o algún insumo mediante colectas. “Nunca se pide ninguna suma monetaria por la reparación. Todo se genera a la comunidad por intercambio. Las personas ponen los materiales. Muchas veces una torta, yerba, como un mimo por la ayuda recibida”, aclaró el profesor. 

“La escuela técnica cumple ese rol de tomar esta necesidad y dar respuesta. Y son todas habilidades y saberes que se desarrollan en el colegio».

Cristian Liberatore, jefe general Enseñanza Práctica del CET 18.  

Un nicho desierto: nadie lo sabe hacer 


“Hay una necesidad concreta de la comunidad en reparar las sillas de ruedas. Es algo que no es tan sencillo y no hay espacios que se dediquen a esto”, contó Liberatore.  

Es un oficio poco explorado y con poca oferta, a pesar de que hay demanda. Hay que soldar aluminio, acero y hasta fabricar piezas. Algunos bicicleteros reparan, pero no todos, porque lleva su tiempo y complejidad. Otro problema es que los repuestos “no existen en el mercado”, dijo el docente.  

Mujeres y varones de 1° y 2° año.

«Se han fabricado piezas con las impresoras 3D que se replican en la computadora o se rediseñan para después imprimirlas y ponerlas a prueba”, explicó.  

El año pasado tuvieron que afrontar un caso único: a una silla se le rompió el sistema de freno y esa pieza no se conseguía. El desafío era como devolverle a esa persona un dispositivo útil, porque repararlo era imposible. Entonces decidieron rediseñarla. 

La complejidad de reparar sillas de ruedas.

Por otro lado, los estudiantes del CET 18 fueron los fabricantes de la “silla de ruedas anfibia”, una especial para sumergir en el agua, que está en el balneario de la Isla 58 durante la temporada y actualmente en su mantenimiento anual.  

Expo Técnica y un histórico reclamo, el SUM 


El 3 de octubre de 8.30 a 11 y de 14 a 16.30 horas se llevará adelante la Expo Técnica anual. Este año será la 20 edición. En esta exposición de trabajos y prácticas, los estudiantes muestran a la comunidad y a sus familias lo que desarrollaron durante el año.

Además, realizarán en ese marco una campaña de visibilización en la lucha por un Salón de Usos Múltiples (SUM), una gran problemática que los atraviesa ya que la escuela carece de un espacio para educación física, actos, ferias y hasta para la propia expo, que tendrá que hacerse en el reducido espacio de las aulas.   

“Desde hace muchísimos años lo venimos reclamando y no tenemos respuesta. El año pasado tuvimos la promesa y se nos puso una fecha para el inicio de la construcción, pero no prosperó y seguimos a la espera”, lanzó Cristian.  

Para la expo, los asistentes deberán llevar un ladrillo para representar simbólicamente el reclamo, mediante una intervención. 

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