Recicladores del basural de Bariloche: «Somos muchos los que no comemos, es un mate en todo el día»

Los 30 integrantes de la cooperativa Nueva Esperanza sueñan con poner en marcha una olla popular para poder comer al mediodía mientras permanecen en el vertedero. Piden colaboración.

"La pasamos feo: corremos riesgo de cortarnos, pasamos frío y andamos metidos en los charcos de agua aguantando el olor. Pero otra no nos queda", indicó Fabiana Contreras. Foto: archivo

En una mañana fría, en la que una fina capa de nieve cubrió la ciudad, Fabiana Contreras espera el colectivo de la línea 40. Su destino es el basural de Bariloche, ubicado sobre la ruta 40, a pocos metros de la uta nacional 40, al sur de la ciudad. La esperan largas horas de búsqueda entre la basura. Solo espera encontrar algo que le permita obtener unos pesos que ya tienen un destino específico: un plato de comida.

Así como Fabiana, otros 30 integrantes de la cooperativa Nueva Esperanza comienzan a llegar al vertedero con la esperanza de juntar material que puedan comercializar. El trabajo no es para nada sencillo pero es la única fuente de sustento que encontraron por ahora.  Y a esto se suma que en el último tiempo, no logran vender el material que recogen. 

«Bajaron mucho los precios: nos estaban pagando 90 pesos el kilo de cartón y ahora, nos querían bajar a 50 pesos el kilo. Lo mismo con el vidrio: bajaron tanto el precio, que no pudimos venderlo más porque es mucho lo que hay que juntar para sumar unas pocas monedas», resumió esta mujer de 49 años y agregó: «Estamos remando como podemos para poder llevar un plato de comida a la casa«. 

La cooperativa Nueva Esperanza se conformó dos años atrás. Por necesidad. Hoy la situación es aún más crítica para sus integrantes. Por eso, decidieron conformar una Olla Ambulante para preparar un plato de comida al mediodía. 

Un grupo llega a las 5 de la mañana para reunir material; otro que vive más alejado del basural concurre alrededor de las 8. Pasan entre 6 y 8 horas, aunque los que buscan fierros suelen abandonar el lugar a última hora de la tarde.

«En el último tiempo, estamos juntamos ropa. Yo me fijo: si veo algo que está rotito, lo arreglo y le puedo sacar una monedita para sacar algo para mi casa«, contó Contreras que comenzó a frecuentar el vertedero en 2015 aunque contó que su familia ya había pasado por ese lugar.

«Acá la pasamos feo: corremos riesgo de cortarnos, por lo general pasamos frío y andamos metidos en los charcos de agua aguantando el olor. Pero otra no nos queda. Es eso o nada. Yo soy sola porque mis hijos ya son grandes, pero aún así la estoy mal como estoy. Esta semana me cortaron al luz porque no pude pagarla. Y ahora tengo el riesgo de que me corten el gas», planteó.

Lamentó no tener cómo pagar. «Si tenés suerte y encontrás algo de ropa, la vendes y tenés para pagar un plato de comida para el día. Si puedo, me compro unas papitas y algo de carne y me hago un pucherito», dijo. 

Más allá de su situación, Contreras piensa en ayudar a sus compañeros. Por eso, pido colaboración con la Olla Popular ya que necesitan comida, ollas, platos y vasos. «Somos muchos los que no comemos. Yo hoy me tomé un mate y se que eso es todo. Quizás, si tengo suerte al mediodía desde una iglesia repartan, como hacen los fines de semana, una viandita«, señaló. 

Quienes puedan colaborar, pueden comunicarse con Fabiana al (294)15422-7295 o con Soledad al (294) 15480-4850. 


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