Qué son los apoyos para las personas con discapacidad y por qué es un concepto clave en busca de inclusión

Se trata de una figura que ayuda al cumplimiento de los derechos y la autonomía de quienes tienen una discapacidad y que, según el caso, puede implicar una persona o algún recurso material.

La Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad es un documento de Naciones Unidas que en nuestro país tiene jerarquía constitucional. En este tratado de la ONU, los Estados Partes se comprometen a asegurar y promover el pleno ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidad, como por ejemplo el derecho a vivir una vida autónoma, a tomar sus propias decisiones o a acceder a una educación inclusiva. Y a lo largo de la convención, aparece varias veces una palabra que resulta clave incorporar si queremos apostar a la inclusión: apoyo.

Aunque la convención no define qué se entiende por apoyo, el Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad aclara que “es un término amplio que engloba arreglos de distintos tipos e intensidades” que ayudan al cumplimiento de estos derechos.

Según el Código Civil argentino, un apoyo es “cualquier medida de carácter judicial o extrajudicial que facilite a la persona que lo necesite la toma de decisiones para dirigir su persona, administrar sus bienes y celebrar actos jurídicos en general”.

Los apoyos pueden colaborar en distintas áreas de la vida de la persona con discapacidad: como el aspecto económico, social, de salud, educación o jurídica. De esta manera, un apoyo puede ser desde una persona que ayuda a tomar decisiones o un dispositivo tecnológico que ayuda a comprender una información o a comunicarse.

Por ejemplo (como contábamos en la nota «Le pido al universo que me escuche para que yo pueda manejar mi dinero»), en materia de capacidad jurídica, un apoyo suele ser una persona (que puede ser un familiar, alguien de confianza o un abogado) que promueva la autonomía de la persona con discapacidad. Es decir que, como dice el código, deben “facilitar la comunicación, la comprensión y la manifestación de voluntad de la persona para el ejercicio de sus derechos”.

En el ámbito escolar, por caso, un apoyo puede ser una maestra integradora.

Mientras que a la hora de ejecutar decisiones de todos los días, el asistente personal funciona como apoyo (a propósito, podés profundizar en la nota «Cómo trabajan las personas con discapacidad para gestionar los apoyos que les permiten vivir con autonomía«).

Según aclara en un post de Instagram el abogado Nicolás Pantarotto (que concientiza sobre inclusión desde la cuenta @disca.derecho), “existen distintos niveles de apoyos que necesita una personas con discapacidad”. Por ejemplo, en el primer nivel están los apoyos mínimos para la toma de sus decisiones, como “los relacionados con el lenguaje o con aspectos tecnológicos que puedan facilitar la comunicación”.

“Un segundo nivel consiste —agrega— en la toma de decisiones asistidas, en donde la persona con discapacidad recibe la asistencia de un tercero de su confianza, elegido por la propia persona con discapacidad. Un tercer nivel es la toma de decisiones facilitada, para los casos extremos en que las preferencias y la voluntad no puedan expresarse o conocerse de manera fehaciente, y que debe constituirse en la situación de última instancia”.


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa ‘Periodismo Humano’, una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN



Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Exit mobile version