Qué es la inteligencia artificial general, la tecnología que promete destronar intelectualmente al ser humano

La inteligencia artificial general emerge como una de las más poderosas y, al mismo tiempo, despierta grandes preocupaciones. En diálogo con RED/ACCIÓN, Pablo Costa, especialista y consultor de inteligencia artificial, nos explica en detalle qué es esta tecnología, cómo se diferencia y qué riesgos supone.

Foto de Rahul Pandit.

El pasado 17 de mayo, el Jefe de Seguridad de OpenAI, Jan Leike, renunció a su puesto. El ex-miembro de la tecnológica dio una razón clara: en el último tiempo los procesos de seguridad pasaron a un segundo plano frente a la necesidad de innovar en los productos. Advirtió, sin embargo, a la empresa que aunque él ya no forme parte del equipo, ellos siguen con una responsabilidad latente a la hora de desarrollar AGI. 

Pero, ¿qué es AGI? Estas siglas en inglés se refieren al concepto de inteligencia artificial general. En detalle, es una nueva tecnología emergente que deriva de la IA pero es “más fuerte”. Tiene, según Xataka, la posibilidad de realizar con éxito cualquier tarea intelectual que hagan los humanos (incluso mejor) y la capacidad de crecer sola de forma exponencial y autónoma. 

Pablo – Pocho – Costa, especialista en IA y conductor del podcast Inteligencia Artificial, explica en diálogo con RED/ACCIÓN los tecnicismos de esta nueva tecnología, así como sus desafíos y beneficios para los seres humanos. 

¿Qué es la inteligencia artificial general?

La inteligencia artificial general es una capacidad de la inteligencia artificial que permite resolver múltiples tareas en un único modelo. Hoy, los modelos que tenemos son especializados por lo general en realizar una única tarea. Por ejemplo, ChatGPT, que está entrenado para interactuar como un chat, recibir texto y generar texto o, también, en medicina podés tener un modelo que analice tomografías y busque tumores. Son modelos específicos para alguna tarea.Si bien actualmente se viene avanzando en tener modelos multimodales, todavía no estamos lejos de tener la inteligencia artificial general.

¿Qué características tiene esta nueva tecnología que la diferencian de los otros sistemas? 

La diferencia entre la AGI y otros sistemas es que las otras tienen que ser entrenadas para el campo de acción específico donde la queremos. Si es algo para medicina, hay que entrenarla para eso. Si es un modelo de lenguaje, hay que entrenarlo para eso. Una AGI puede hacer cualquiera de esas cosas, es mucho más versátil, mucho más adaptable. Incluso, se espera que pueda tener singularidad, un concepto que se refiere a la capacidad de aprender cosas nuevas, mejorarlas y adaptarse sola. 

¿En qué puede beneficiar al ser humano? 

Lo principal sería la automatización y optimización de tareas. Esto aumentaría la eficiencia y la productividad. Pero lo más interesante, creo yo, está en avances científicos, en tecnología, en medicina, que eso va a tener un impacto mucho más beneficioso para el ser humano. Con la AGI, se podría avanzar mucho más rápido en descubrimientos para el tratamiento de enfermedades, por ejemplo. 

Después, otras cosas que se creen también es que podría tener impacto en lo social o en lo económico porque con su capacidad de tomar decisiones y con conocimientos sobre múltiples ámbitos de la vida humana podría decidir mejor en política o en economía que los seres humanos. Eso deriva en que haya mejores condiciones sociales.

¿Por qué creés que hay tanto temor por parte de los especialistas en relación a esta tecnología? 

Es por una cuestión de que se salga de control. Una inteligencia artificial que tenga más capacidades que los seres humanos y sin límites podría traer consecuencias terribles. También, hay mucho de la incertidumbre que traen todos estos cambios. El miedo a lo desconocido es algo típico del ser humano en cualquier cosa. Pero,  con esto se aumenta debido a la velocidad en la que se viene avanzando. En efecto, hace que sea difícil de procesar y de entender. 

También, hay una cuestión no menor y tiene que ver con pensar en manos de quién cae esta tecnología: qué Gobierno o qué empresa. Ambos pueden llegar a dar un mal uso. Depende de quién tenga el acceso a esta tecnología, el uso que podría darle. Por ejemplo, ya se registraron operaciones militares potenciadas con la inteligencia artificial. 

¿Qué medidas se deberían tomar para amortiguar sus posibles consecuencias?

Me parece que frenar o prohibir todo eso no es el camino. Sí creo que tiene que haber una colaboración internacional donde todos los países traten de ponerse de acuerdo y que trabajen con grupos interdisciplinarios y personas que sean sociólogas, personas que sepan de tecnología de distintos ámbitos, que aporten lo suyo y que se establezcan marcos legales y regulatorios.


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.



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