Pueblo Viejo, Pueblo Nuevo y el recuerdo de las escuelas que sembraron en Roca
Varias fotos antiguas dieron cuenta de que las clases pasaron hasta por la actual esquina de Tucumán y Avenida Roca. Parte de ese proceso celebró 112 años a días atrás.
Perseverante, la voluntad por sostener la educación en Roca hizo que docentes, directivos y estudiantes se adaptaran a todo, sobreviviendo incluso, a la gran inundación de 1899. La Escuela 32, con 112 años, es emblema de lo vivido, pero todo comenzó incluso antes.
¿Qué sería de la mención de la niñez en la historia, hace tantos años, si no fuera por las escuelas? Gracias a sus libros históricos y a las fotos que rescataron, se puede ver quiénes integraban esa generación, en qué condiciones vivían su infancia y cómo era el entorno que los rodeaba.
Una crónica del diario “La Tribuna”, en su edición del 12 de abril del 1900, citada por el municipio local, señala que en “El Pueblo Nuevo”, la segunda ubicación de Roca tras el desastre que la obligó a mudarse desde lo que hoy es Stefenelli, habitaban 320 “menores”, en una comunidad que apenas superaba los 1000 integrantes. Ahí andaban ellos, algunos mejor vestidos y alimentados que otros, pero compartiendo el mismo escenario de calles de tierra y casas de barro, “fierro” y material, 208 en total.
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No todas las familias estaban en condiciones de pagar por una sesión de fotos, así que los retratos grupales con sus maestros y directores quizás hayan sido el único registro de sus miradas, sin sonrisas porque no era la costumbre, sus cabezas rapadas o con raya al costado en el caso de los varones, con vestidos cerrados hasta el cuello y el cabello recogido en el caso de las nenas.
Los niños del Fuerte General Roca habían tenido su primera experiencia educativa laica frente al pizarrón desde 1884, en la vivienda que supo ser del general Conrado Villegas, construida un poco antes en 1880 en ese primer asentamiento a metros de la columna histórica que todavía sigue en pie. “Era un gran edificio de material con dos amplios salones, uno de niñas y otro para varones”, según se describió. Dirigida por el maestro Francisco Rival y su hija Berta, más tarde quedó a cargo de Santiago Ghiglia y su esposa María Dufour como su ayudante, pero fue arrasado por el agua, como la mayoría de las edificaciones, el 19 de julio de 1899. Sólo la estructura del posterior colegio católico San Miguel sobrevivió en ese sector.
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Decidido el cambio de ubicación al sector actual, la escuela debió reubicarse también y los registros la muestran funcionando como Escuela N°13 en la esquina de calles Tucumán y Avenida Roca, lo que varias décadas después fue el Bar Avenida y que luego fue restaurado como una delicada confitería hasta hoy. Allí, en una vivienda con apenas un cerco en el frente y algo de patio para jugar, se las ingeniaron para aprender los más chicos, bajo la dirección de Luis Salinas, oriundo de la provincia de San Luis. “En 1906”, repasa el archivo de este medio, “comenzó también una escuela de niñas, con 40 alumnas”.
Esas fueron las dos instituciones que se fusionaron para dar lugar a lo que se convirtió en la Escuela N°32 a partir del 20 de Noviembre de 1912. RÍO NEGRO, medio nacido también ese año, informó en su edición del 15 de diciembre, que “por resolución del Consejo Nacional de Educación funcionaría el año próximo una sola escuela primaria en nuestro pueblo, mixta, en lugar de las números 12 y 13 para varones y niñas respectivamente”. Según el detalle publicado, el personal de la escuela mixta sería el siguiente: “Director, con dirección libre, Cruz A. González; maestros Alberto Lizarriaga, Fernando Rajneri, Teresa Allois, Urbelina U. de Palacios, Delia A. de Lizarriaga, Emilia Ortega y Bandalia Ch. de González.
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En un entorno donde empezaban a verse las quintas que facilitó la consolidación del riego, con el “Canal grande” en construcción, el paso del tren y el trabajo del “Campamento de Irrigación” quemando y desmontando, esos niños y niñas crecieron en una incipiente localidad que se empeñaba en superarse, cruzada por “el movimiento incesante de carretas transportando mercaderías hacia el este, sur y oeste, hasta la cordillera”, aunque todavía no existía alumbrado público y los vecinos usaban faroles a kerosene. La Estación ferroviaria principal seguía estando en Stefenelli y para 1917, el repaso señala que ya se encontraban funcionando también los colegios de la Colonia Rusa y Cuatro Galpones.
Mientras tanto, el itinerario de “la 32” no se detuvo: su primer establecimiento estuvo ubicado en la intersección de la calle Tucumán y Belgrano, hoy sede del Bar “43”, hasta que en 1922 se habilitó un viejo edificio en Isidro Lobo 850, que fue demolido en 1974. Finalmente en 1981 después de numerosos reclamos de la comunidad educativa se inauguró, en el mismo predio, el actual inmueble, donde la historia local tiene buena parte de sus raíces.
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