Proyectos de exportación en el Balseiro: tecnología para solucionar problemas, de Río Negro al mundo
Pablo Costanzo Caso coordina desarrollos de telecomunicaciones y tuvo alcance internacional desde el Centro Atómico Bariloche. Fue parte del equipo que hizo la red de fibra óptica provincial y ahora va por un "chip fotónico" de última generación.
Hay quienes se encargan de dar soluciones tecnológicas muy sofisticadas a los problemas cotidianos, muy difíciles de comprender para un ciudadano común. Si bien todos utilizamos dispositivos inteligentes digitales a cada paso que damos, no nos percatamos ni por un segundo, de todo lo que está y habita detrás.
Mentes preparadas y especializadas se encargan de esos asuntos, como Pablo Costanzo Caso, quien es investigador del Conicet y de la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) y dirige el Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones del Instituto Balseiro en el Centro Atómico Bariloche. Allí se desarrollan sistemas y dispositivos de telecomunicaciones de última generación.
Nació en Roca, pero Pablo creció en Luis Beltrán hasta que de adolescente armó sus maletas y se fue a estudiar Ingeniería Electrónica a Universidad Nacional de La Plata. Una carrera profesional prominente lo esperaba, en Estados Unidos; donde hizo un post doctorado en 2009.
Dos años después regresó al país y una propuesta muy oportuna llamó a su puerta: volver a su provincia natal, Río Negro; a contribuir al desarrollo regional científico desde el Instituto Balseiro. Era 2014 cuando se lanzó una búsqueda de profesionales para radicarse en Bariloche y así abrir una nueva carrera, la de Ingeniería en Telecomunicaciones. Pablo aceptó, porque siempre tuvo un interés particular hacia la fotónica, la tecnología que procesa la luz. Se alistó y llegó a vivir a la ciudad andina.
Desde que llegó a Bariloche, como investigador, se enfocó en utilizar esta infraestructura generada en el Balseiro para desarrollar tecnología y soluciones tecnológicas sobre problemas locales y regionales, y hasta internacionales.
Actualmente, Pablo y su equipo trabajan en el desarrollo de “chips fotónicos integrados”, dispositivos de última generación y de alta velocidad, para aplicar en los sistemas de comunicaciones ópticos modernos.
“Se trata de chips híbridos que manejen tecnología de luz y electrónica, de manera de convertir señales analógicas a digitales y viceversa. Esa conversión sí es muy difícil de hacer a alta velocidad”, explicó el ingeniero. A esta altura, la electrónica está saturada y la capacidad de procesamiento está llegando al máximo posible, por lo cual se deben buscar nuevas tecnologías.
Además, Pablo Costanzo Caso fue uno de los protagonistas de la ejecución de un proyecto clave en la Patagonia: el diseño técnico de la Red Troncal Multiservicio de la Provincia de Río Negro, una red de transporte de fibra óptica de alta capacidad que comunica las localidades del Alto valle y valle medio, que tiene casi 300 kilómetros de extensión.
“Es como una autopista de las comunicaciones hecha en fibra óptica”, reveló. Altec tenía la gestión y le pidió colaboración al Departamento de Ingeniería en telecomunicaciones del Balseiro que él dirige.
Hoy la red está instalada, funcionando y se complementa con la Red Federal. “La idea es llegar con estas redes a todos los puntos del país porque es lo que garantiza conectividad de última generación y que pueda soportar todas las aplicaciones nuevas que requieren mucha capacidad y mucho ancho de banda”, explicó el profesional.
“Las comunicaciones tal cual las conocemos en los celulares, televisores y computadoras; esa conectividad que tenemos con Internet, está garantizada principalmente porque hay una red de fibra óptica que le da soporte”.
Pablo Constanzo Caso, investigador del Conicet y de CNEA.
Ahora esa red se puede llenar de servicios, provee a los poderes del Estado, a todas las esferas de Gobierno, educación, justicia, salud, seguridad. “Hay muchas áreas del Gobierno que requieren una red importante de conectividad”, explicó.
Hecha la infraestructura mayor, lo que resta es realizar las “colectoras” de esa autopista, es decir, los caminos para bajar a los pueblos y localidades del interior de la provincia.
Y si se trata de abrir caminos, hay que resaltar que en la época en la que llegó Pablo Costanzo Caso a Bariloche no había ningún investigador todavía en el área de telecomunicaciones en el Centro Atómico Bariloche.
“Llegamos tres juntos, a iniciar un camino en el Centro Atómico”, recordó Pablo, sobre un hecho que ocurría hace tan solo una década en Río Negro, mientras en el país afloraban diversos proyectos nacionales.
“Estos proyectos de alguna manera pusieron en evidencia la necesidad de formar nuevos ingenieros especializados en telecomunicaciones, pero también en paralelo, de establecer algún lugar de referencia en telecomunicaciones. Así nace, con una inversión muy grande del Estado, a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en ese momento”, explicó.
Una estación satelital, desde la Patagonia a la India
Uno de los desarrollos más destacados de su equipo en estos diez años fue el de una Estación Terrena Satelital que, desde la Patagonia, monitoreó y telecomandó los movimientos de un satélite de la Agencia Espacial India, cuando estaba del otro lado del mundo.
Esa estación terrena fue la encargada de recibir señales de telemetría, que otorgan el estado de salud del satélite y transmitirle comandos. Si bien no son sistemas nuevos, lo novedoso en este caso fue que lo hicieron en cooperación internacional entre la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO), la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), la empresa india Kepler Aerospace y el laboratorio de la CNEA.
“El satélite se pudo seguir, se le pudieron enviar señales de comando que fueron recibidas, fue una operación exitosa que nos dio pie a que la Agencia Espacial nos tenga en cuenta para su futuro satélite que está en fabricación”, explicó Costanzo.
«Ninguno de estos proyectos es posible con el trabajo de una sola persona. Hay un trabajo en equipo súper importante, son trabajos interdisciplinarios e interdependientes”.
Pablo Constanzo Caso, investigador del Conicet y de CNEA.
A la altura de los mejores del mundo
Bariloche y particularmente el Balseiro y sus laboratorios, desde 2014 empezaron a ser cuna de variados proyectos de comunicaciones satelitales, comunicaciones terrestres de fibra óptica, entre otros.
“En Argentina tenemos muchas dificultades de público conocimiento, pero desde el punto de vista de lo que era la infraestructura (la apertura de la carrera en el Balseiro), era increíble porque estaba a la altura de lo que los mejores del mundo estaban haciendo”, opinó el investigador.
“Es algo que en Argentina no es común (…) las grandes empresas de telecomunicaciones son todas empresas extranjeras. Las soluciones, en general, ya habían sido desarrolladas en otros lugares del mundo, por otras universidades y otros investigadores”, dijo el ingeniero y agregó: “Nuestro trabajo fue empezar a mostrar que tenemos capacidad de generar conocimiento, tecnología y formar recursos humanos, mostrar que sabíamos medir y fabricar y desarrollar tecnología de última generación”.
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