Protagonistas olvidadas: Camille Claudel, el talento que vivió a la sombra de Rodin

Apoyada por su padre, la artista se fue a París a comenzar su formación. Allí cayó en el taller de Auguste Rodin en el que se convirtió en su fiel colaboradora, musa y amante. Si bien la relación con el escultor ha marcado su memoria, en su historia hay mucho más.

La escultura, una disciplina del arte que ha acompañado a la humanidad durante todo su curso. Desde antes de cristo en Egipto, hasta el día de hoy con las obras modernas. En la historia reciente, hubo un nombre que se destacó por sus aportes a esta materia y fue el francés Auguste Rodin. Pero, detrás de esas obras maestras, había otro nombre: Camille Claudel. 

Camille nació el 8 de diciembre de 1864 en Villeneuve-sur-Fère en Francia, un pueblo a solo unas horas de París. Se crió en el seno de una familia católica con un buen pasar económico y con solo un hermano a su lado, Paul Claudel. 

En la familia la conexión con el arte estaba clara. Su hermano, por un lado, tenía una gran conexión con las letras (luego se convertiría en un gran poeta francés) y Camille, por otro lado, tenía un talento evidente con las manos y su capacidad para hacer arte con ellas. 

Fue su padre, Louis-Prosper Claudel, el que desmanteló la habilidad de su hija y lo advirtió desde temprana edad, según recuerda un artículo de La Vanguardia. Pero, también, Alfred Boucher, un reconocido escultor francés, reconoció que había un ingenio claro en Camille y les insistió a sus padres para que invirtieran en las habilidades de su hija. 

Así, en 1881 la artista se mudó a la capital para comenzar sus estudios en la Academia Colarossi, (hoy Grande Chumière). Era una gran alternativa a la escuela de arte oficial francesa École des Beaux Arts que, para muchos, ya se había vuelto muy conservadora. En esta línea, Colarossi, si bien era muy difícil entrar, fue una de las pocas que en su momento aceptó a muy pocas mujeres. 

En París, Camille logró saborear un poco la independencia. Tuvo la posibilidad de alquilar un estudio para realizar sus obras junto con otras tres artistas. Además, en este periodo Boucher, quien la admiraba y la respetaba mucho desde lo profesional y lo intelectual,  se convirtió en el mentor y el guía de estas cuatro mujeres. 

Sin embargo, al poco tiempo, Boucher se mudó a Italia y le asignó a otra persona su lugar: Auguste Rodin. Con tan solo 43 años, el artista ya era una figura reconocida en el mundo de la escultura pero todavía no se había vuelto la eminencia que es hoy. Claudel, junto con sus tres amigas, se unieron al taller de Rodin. El hecho de que, pronto, cambiaría su vida.  

Camille Claudel (izquierda) junto con su colega Jessie Lipscomb en su estudio en París a mediados de 1880. Crédito: Wikimedia Commons. 

A partir de ahí, trabajó una década entera con Rodin. Se convirtió en una de sus más importantes asistentes y una pieza clave para sus obras. “Su destreza y la identidad creativa, sin olvidar la inspiración que la artista imprime en la escultura, consigue que Rodin la reconozca como su fiel colaboradora, integrándose en trabajos tan importantes como El Pensador ”, explica en un artículo para Historia Arte Pilar Egea, historiadora del arte. 

Sin embargo, este fue el gran problema de su vida por dos razones. En primer lugar, porque hoy su nombre brilla bajo Rodín y sus habilidades artísticas junto con sus obras son poco destacadas. Durante toda su trayectoria con el escultor Camille desarrolló un aspecto impresionista, simbolista y con gran movimiento en la mayoría de sus obras, aspectos innovadores para la época. De hecho, según lo confirma un artículo de Art In Context, Camille se volvió una gran inspiración para Rodin y su estilo artístico. 

En 1886, Claudel ganó un prestigioso premio de arte Salon Prize por su obra llamada Sakuntala (también conocida como Vertumno y Pomona) . En ella, los críticos destacaron la sensibilidad y la influencia psicológica del humano en la construcción de la pieza. “Nadie en todo el siglo XIX consiguió tal grado de delicadeza y exquisitez, menos aún en mármol como en este ejemplo”, asegura en un artículo Emilia Bolaño, historiadora del arte. 

Sakuntala (también conocida como Vertumno y Pomona), una de las obras más destacadas de la artista. Crédito: Wikipedia. 

Además, esto se retrata muy bien en su obra maestra El vals (1893), una escultura en la que, según Egea, confluyen el virtuosismo técnico de Camille con la belleza de la materia. La artista logra retratar un movimiento poético de baile desde lo estático, desde la inmovilidad. Aunque sea una escultura, los personajes parecen estar en constante acción: el tacto, la cercanía, la unión, la pasión. Todo se puede sentir con solo mirar la escultura. 

A pesar de lo artístico, Camille también fue una innovadora en otros aspectos: presentó a la figura femenina desnuda. Cuando la exhibió en una muestra recibió altas críticas y se le exigió que la modificara. A duras penas, la artista lo hizo pero, sin embargo, su ingenio creativo ideó un atuendo que tapaba de la cintura para abajo y acentuaba aún más la acción de la pieza. 

El vals se encuentra expuesto en el Museo Rodin en París. Algunas de las grandes piezas de Camille se ubican allí y no en su museo que está a las afueras de la capital. Crédito: Wikimedia Commons. 

Sin embargo, todo este potencial fue decreciendo debido a la relación personal que comenzó a entablar con su profesor Rodin. Ambos se enamoraron pero él ya estaba casado y aunque día a día le prometía que dejaría a su esposa, nunca lo hizo. Así, además de ser su sombra artística, también se convirtió en la sombra dentro del amor por mucho tiempo. 

Pero un día, el amor, la colaboración y la pasión compartida llegó a su fin. Cansada de estar siempre en el segundo plano en todas las materias ya que, además de la segunda mujer, nunca se le reconocía su aporte en las obras de Rodin, Camille se retiró del taller y terminó su relación amorosa. 

En 1899, cuando se separó, la escultora no tenía acceso a los sofisticados equipamientos y las herramientas que tenía Rodin en su estudio. En consecuencia, sus obras comenzaron a ser más chicas y mostraban mucha tristeza y soledad, sinónimo de la vida de Camille en aquel entonces.

Durante ese periodo, de acuerdo a La Vanguardia, Camille se volcó a la escultura: no salía de su casa, estaba encerrada en sí misma y sufría muchas complicaciones económicas. De hecho, muchos registros muestran como Rodin intentó ayudarla en esos años pagando el alquiler de su casa. 

A pesar de su situación sentimental y económica, ella continuó creando e hizo algunas de sus mejores obras en aquellos años. La inspiración de Claudel, según Art In Context, ahora yacía de sus experiencias diarias y estuvo influenciada por el Art Nouveau y los diseños japoneses. Además, realizó algunos de sus trabajos en materiales como el ónix y el alabastro que no eran muy utilizados en la época, haciendo de la obra de Camilla aún más única.

La edad madura es una obra que representa el llanto de Camille ante la separación con Auguste y la elección del escultor de su mujer Rose Beuret. Se encuentra expuesta en el Museo d´Orsay. Crédito: Wikipedia. 

Lo trágico, dentro de esta historia, es que cada día que pasaba la salud mental de Camille fue empeorando. En 1912, la artista destruyó todas sus obras en su estudio a causa de un ataque de ira y frustración. Estos, para la familia, comenzaron a ser los primeros síntomas de su locura. 

Sumado a esto, en 1913, la desgracia llegó a la puerta de la artista. Su padre, que era el único que apoyó el camino de Camille como escultora, se murió. En ese mismo año, su madre, junto con su hermano Paul, decidieron internarla en un hospital psiquiátrico Ville-Evard. Si bien los médicos de la joven le advirtieron que esto no era necesario porque no presentaba un cuadro grave, la familia insistió. 

Un año después la trasladaron al asilo de Montdevergues. Allí pasó, en soledad, los últimos treinta años de su vida. En el psiquiátrico, no llegó más allá de dibujar formas abigarradas a las que nunca les dio una tercera dimensión, de acuerdo con un artículo de Zenda Libros. Solo alcanzó a modelar levemente algún puñado de barro cogido de los charcos del jardín. 

Falleció en 1943 a sus 78 años en el hospital. Fue enterrada en una tumba sin nombre, solo con unos números para identificarla, en el pequeño cementerio de la institución mental en la que estaba. Y allí, como una de sus esculturas, se quedaría inmovil, estática. 

Luego de la muerte de su hermano Paul en 1955, sus descendientes intentaron darle un entierro digno, pero esto no fue posible debido a que la institución había utilizado el terreno del pequeño cementerio con las personas olvidadas por su familia para extender sus instalaciones. 

Fue décadas después que la gran escultura de Camille entró en movimiento. Primero, con el estreno de su película autobiográfica en 1988 y después con la apertura del museo bajo su nombre Camille Claudel en las afueras de París. Lo que parecía quedar olvidado, floreció en la memoria y la historia. Así, comenzó su gran vals. 


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa ‘Periodismo Humano’, una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN



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