Primeras empresas que se adelantaron al progreso en la capital de Neuquén

Corrían los primeros años de la capitalidad de Neuquén y la primera fábrica que se instaló fue de mosaicos, luego vino una de cal. Ambas fueron fundamentales para las obras públicas.

Todo pueblo para formarse necesita de una institucionalidad administrativa y de sus autoridades. Pero también de privados que pueden colaborar al desarrollo. Es acá cuando se funda un pueblo que estas personas con sus pequeñas empresas ven la oportunidad de encontrar una fuente de ingreso, pero también de aportar algo para pasar de pueblo a gran ciudad.

Hoy nos vamos a meter en las hojas amarillentas del libro de Ángel Edelman, “Recuerdos Territorianos”, para conocer cuáles fueron las primeras industrias que le dieron vida y avance a la reciente nueva capital del Territorio del Neuquén.

La primera fue una empresa propiedad de José Fava, que en 1906, cuatro años después de la capitalidad del Paraje Confluencia , abrió su industria de mosaicos en lo que hoy es la diagonal Alvear, a pasos de la avenida principal del prometedor poblado.

Por esos años abrieron además, cuatro hornos de ladrillos y una calera a cargo de los hermanos Jorge y Juan González Larrosa, que fueron fundamentales para las principales obras de infraestructura de la ciudad y la construcción de las viviendas familias e institucionales.

Pocos años después se instalaron la carpintería y la herrería de Remigio Boch, que vino a complementar el gran corralón que la nueva capital requería para avanzar en su propósito.

También por esos años existían ya fábricas de carros y de maquinarias movidas a motor y hasta una empresa elaboradora de gaseosas y soda.


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