Preocupación por la mala alimentación en las infancias: «Hipotecamos el futuro», advierten desde Río Negro
Pediatras de Bariloche y Cipolletti advierten que muchos chicos no pueden acceder a las cuatro comidas del día. "Muchas veces, los padres admiten que es un mate cocido y a la cama, para que no se acuesten con hambre", dicen.
«Con los niños y niñas no. No al hambre de las niñeces en Argentina» se titula la carta abierta que más de 400 pediatras de todo el país, en su mayoría integrantes de la Sociedad Argentina de Pediatría, dirigieron al gobierno nacional.
«Hacemos pública nuestra consternación ante la gravedad de las decisiones tomadas por el Gobierno Nacional que impiden el acceso de miles de niñas, niños y adolescentes a una alimentación básica imprescindible para su normal crecimiento y desarrollo», comienza la nota.
Agrega que, «desde hace tiempo, las familias no pueden ser su núcleo de comensalidad en el hogar y miles de organizaciones sociales, ecuménicas, de apoyo escolar, entre otras, han desarrollado comedores y merenderos que los asisten ante la carencia».
Anabel Rodríguez, una pediatra del hospital Ramón Carrillo de Bariloche, consideró que «la carta es atinada» ya que, desde diciembre, se advierten en los consultorios una «deficiencia en la alimentación».
Cada vez más, los médicos detectan que muchos pequeños pacientes no cenan. Solo tienen una única comida al mediodía. «En cada consulta, preguntamos mucho sobre los hábitos alimentarios: ¿qué comen?, ¿qué les gusta? y si hacen las cuatro comidas. Los padres nos suelen decir que no alcanza para cuatro. A la noche, se toma un mate cocido y a la cama«, comentó la médica.
Los profesionales observan con preocupación una disminución en el consumo de los alimentos más costosos, como la carne. Prevalece la dieta a base de guisos, pucheros con verduras hervidas y cuando se puede, un poco de carne.
«Con este golpe inflacionario no pueden cenar ni un paquete de fideos. Ese paquete se come al mediodía. Vemos chicos con sobrepeso, pero no quiere decir que estén bien nutridos. Cuando pedimos a los padres bajar el consumo de fideos y arroz, dicen que no pueden comprar otra cosa. La alimentación es en base a lo más accesible. Por eso, hacen pan casero y tortas fritas«, manifestó Rodríguez.
También se ha roto la trama social. Los niños tienen hambre de comida, de afecto, de educación y recreación. No hablamos solo del plato. Hipotecamos el futuro»,
Mónica Reyna, pediatra y exprofesora titular de la cátedra de Pediatría de la carrera de Medicina, jubilada desde hace un año y medio.
Recalcó que a la insuficiente alimentación, se suman los faltantes de suplementos como vitaminas y hierro, necesarios a partir de los dos meses. «Quienes no tienen cobertura, dependen 100% del hospital. Con tanto faltante, hay meses en que hay y, meses en que no. De noviembre a hoy, solo contamos con lo que donan los laboratorios«, destacó.
Rodríguez dijo que, por el momento, no han registrado casos de «desnutriciones agudas, como se veía en los años 90». «Pero, sin duda -agregó-, toda esta mala alimentación va a repercutir en algunos años cuando los chicos tengan que aprender a leer o prestar atención. En cuatro o cinco años, cuando el neurodesarrollo esté alterado por la mala alimentación durante los primeros dos años de vida».
Mónica Reyna, pediatra y exprofesora titular de la cátedra de Pediatría de la carrera de Medicina en Cipolletti, jubilada desde hace un año y medio, fue una de las tantas firmantes de la carta.
«La malnutrición la venimos viendo de hace mucho tiempo. La gente de a pie, que trabaja, no está accediendo plenamente a la cantidad de carne necesaria, un buen tenor de proteínas. Hacen harinas con grasa y agua: una torta frita, para que los chicos no se vayan a dormir con hambre«, planteó la médica.
Advirtió que a los niños «se los ve redondos. Pero están mal nutridos. Si uno mide la masa muscular y la grasa, tienen más grasa que músculo. Para nada bueno», alertó la médica. Y recordó que la malnutrición determina las enfermedades crónicas del adulto, como trastornos cardiovasculares, resistencia a la insulina, obesidad, entre otras. «Todas esas enfermedades que se diagnostican a los adultos se gestan en la infancia por una mala nutrición«, dijo.
Coincidió con Rodríguez en que muchos chicos comen «una vez al día, en el mejor de los casos». «Un niño es un organismo en crecimiento y desarrollo. Hay que alimentarlo con buena cantidad de proteínas, hidratos de carbono de buena calidad y lípidos. Eso no está ocurriendo. Los escolares la pasan un poco mejor porque comen algo ahí, pero hay gran cantidad de sectores muy vulnerables que no acceden a la alimentación«, concluyó Reyna.
Voy a trabajar para que los niños en Patagonia tengan un centro de salud propio, público y abierto para todos. No hay un solo hospital de niños en Patagonia en el que un cirujano o traumatólogo sea pediatra»,
Mónica Reyna, pediatra y exprofesora titular de la cátedra de Pediatría de la carrera de Medicina, jubilada desde hace un año y medio.
Un informe de Unicef alerta que más de un millón de niños y adolescentes se saltea alguna de las comidas del día en Argentina por falta de recursos en su familia.
«Somos corresponsables»
La carta dirigida al gobierno nacional menciona la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (una norma de 2006) que indica que «como profesionales de salud somos corresponsables, junto a la familia y la comunidad, de velar por sus derechos y propiciar su restitución, en caso de que sean vulnerados«.
En este sentido, los pediatras exigen «la urgente reflexión de las autoridades para que cese de manera inmediata la decisión de desfinanciar los programas de seguridad alimentaria, respetando las leyes vigentes». Argumentan que los indicadores socioeconómicos del Indec «muestran la progresiva y profunda inequidad en la distribución de los recursos en Argentina, que pone en riesgo toda la vida social, incluso el acceso a los alimentos básicos. Las consecuencias están siendo graves en los sectores de menores recursos«.
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