¿Qué hacen los jóvenes para divertirse? para los barilochenses, la noche no tiene alternativas
La ciudad es la Meca del turismo estudiantil, pero la oferta es sólo para los que vienen de afuera. Hay pocos sitios donde divertirse y para las familias menos pudientes, son lugares caros. San José Obrero propone diversión de día y sin alcohol.
Cualquier sábado a la noche el centro de Bariloche no desborda de jóvenes. Sí de turistas y egresados. Grupos pequeños de chicos caminan por la calle Mitre, otros se juntan en la costa del lago aunque todo depende de la temperatura. En la discoteca de la planta baja del Bariloche Center, en cambio, una fila interminable de jóvenes aguarda para entrar a uno de los únicos boliches de la ciudad. El resto está reservado para el turismo estudiantil.
¿Qué hacen los jóvenes en Bariloche los fines de semana? A la escasez de espacios recreativos y de diversión, se suma el costo de una salida sea donde sea.
Ramiro tiene 20 años y trabaja en un local comercial de la calle Onelli, incluso los sábados, de modo que los domingos son su único día libre. “No soy mucho de salir porque tengo novia; entonces el domingo, nos vamos por ahí a tomar mate o a merendar. También me gusta pescar. Para el Superclásico, por ejemplo, nos juntamos a comer algo con amigos”, contó el joven.
Una vez al mes -o cada dos meses-, admitió, concurre al evento “Bariloche Baila” con su grupo de amigos. Este fin de semana, ya tiene su entrada para el “Bariloche XXXL” en El Rebenque. “Cuando salgo, tiene que ser algo súper organizado. En una salida tranqui, te gastás 5.000 pesos (la entrada sale 2.000 pesos; los tragos, entre 600 y 700 y ni hablar si querés comer algo). Cada tanto está bien, pero no siempre”, expresó Ramiro. Reconoció que “muy de vez en cuando, también concurren al Casino a jugar a la ruleta, aunque va gente más grande, para probar suerte”.
Sus amigos suelen jugar al pool, pero también es un presupuesto: la ficha cuesta 500 pesos y la hora, 1.500 pesos, sumado a lo que tengan ganas -o puedan- consumir.
Aylín suele frecuentar diversos bares con amigas; pero los viernes van a la discoteca de la calle Pagano. “Como no hay casi nada en Bariloche, siempre está explotada. El último viernes fui a las 2.30 y terminé entrando como a las 4. Como hacen ‘damas gratis’ hasta las 2 y dos por uno en hombre hasta las 2, la fila es eterna”, describió la joven y admitió que, en una ocasión, fueron a las 23 y quedaron “segundas”.
Por el centro
Delfina, de 14 años, todavía no sale por las noches, excepto algún cumpleaños o juntada en casa de amigos. En su caso, el permiso de salida está acotado a los sábados entre las 15 y las 20, por el centro de Bariloche.
“Nos juntamos con dos o cinco amigos y bajamos al centro -comentó con un tono fresco-. Vamos al Centro Cívico, al pumptrack o a la plaza de la Catedral donde hay otros chicos. Tomamos mate o tereré y tomamos sol, si hay”, describió Delfina.
Admitió que “es difícil estar en la calle sin plata. Así que gasto entre 1.000 y 2.000 pesos en algún licuado o helado“.
“Como no hay casi nada en Bariloche, siempre está explotada. El último viernes fui a las 2.30 y terminé entrando como a las 4”.
Aylín y las experiencias en la única discoteca que no es para turistas.
Espacios en los barrios
Decenas de bandas tocan en bares de Bariloche. Pero si no hay que pagar entrada, se requiere el pago de una consumición. No todos pueden.
“DAR” (Del Alto Rock) surgió como una alternativa de disfrute y encuentro en 2018, de la mano de Viernes Papa, una banda de punk rock conformada por un grupo de amigos de Temperley que ya llevan años radicados en Bariloche. “No nos gusta cobrar entrada. No vivimos de la música, queremos que la gente viva el espectáculo. Vimos que había muchos eventos, recitales, juntadas pero todo privado. Y así empezamos por los barrios”, recordó Omar Mastroiani, integrante de la banda y presidente de la Fundación San José Obrero, al que concurren 500 personas, de las cuales un 70% son jóvenes.
Estos encuentros entre diversas bandas se realizan algunos sábados durante el día, en la fundación del barrio Malvinas. Venden comida, cerámica, tejidos y ropa, pero no hay consumo de alcohol. El objetivo es que los chicos disfruten y socialicen. “Necesitan de esos espacios. Ya dan por hecho que es así: no hay lugares para ellos en Bariloche. Por eso, hacemos un DAR dos veces al año y luego, proponemos ‘Darcitos’ entre medio”, sintetizó Mastroiani.
“En estas ferias -agregó-, hay gente saltando, bailando, divirtiéndose, sin alcohol. Hay bandas que tocan de 11 a 15. Es como si fuera a la noche”.
Boris, uno de los jóvenes que integra el taller de radio del San José Obrero, relató que sale “pero muy cada tanto. Nos juntamos en las casas de amigos a comer, a jugar a la Play, a charlar y a ponernos al día. Con el trabajo, muchos whatsapp pero pasan días sin vernos”, dijo. Se definió como rapero y explicó que también suele reunirse con algunos artistas.
Su última salida, recordó, fue hace dos meses. “Solo de taxi gasté 800 pesos. Y no tomo alcohol pero una Levité te sale 300 pesos. Así no terminás gastando menos de 1.000 pesos. Mi hermano fue a bailar el otro día y gastó 6.000 pesos, entre taxi, entrada y consumiciones”, mencionó.
Días atrás, concurrió junto a sus amigos a un evento llamado “Es con les pibxs 3” en la escuela de arte La Llave donde tocaron bandas de rap, heavy metal y folclore.
“Es una mesa interbarrial que genera eventos en diferentes barrios e invitan a diferentes artistas. Es difícil conseguir espacios así. A un bar entrás mentalizado de que vas a tener que consumir”, consideró Boris.
Micaela, de 16 años, también es parte de la fundación. Reconoce que sale cada vez menos y suele juntarse en la casa de su pareja. “Preferimos juntamos más en casas donde podemos tomar y bailar. Hoy si vas a un bar, un vaso de cerveza sale 600 pesos. Además, la juventud de ahora está muy agresiva por el consumo de alcohol o sustancias”, planteó la muchacha.
Las matinés son para los adolescentes
En febrero, cuando Martín Pascual accedió a la habilitación municipal del local ubicado en Quaglia al 500 como “salón de eventos” ya sabía cuál sería el destino. Organiza matinés para adolescentes a partir de los 12 hasta los 16 y 17 años -aunque reconoció que los más grandes son reacios a juntarse con los más chicos en estos encuentros-.
La idea surgió porque su hija mayor tiene 14 años y detectó la falta de espacios para este segmento.
“Cuando yo tenía esa edad, iba a esos espacios y estaba bueno. Pero acá no hay nada para que los chicos puedan pasarla lindo”, admitió el hombre oriundo de Santos Lugares, provincia de Buenos Aires, que vive en Bariloche desde 2001.
Explicó que DC organiza una matiné al mes “para no quemarlas. La idea es diversión en un ambiente sano durante cuatro horas. Es muy inocente”, confió.
Aun con plata faltan espacios
“No hay lugares para los chicos. Con plata o sin plata”, opinó Carla Díaz, madre de una joven de 17 años.
“En los pocos lugares que hay -agregó-, piden documentos. Entonces, ¿qué terminan haciendo los chicos? Consiguen documentos prestados para que los dejen pasar. Como no hay controles, pasan y consumen alcohol deliberadamente”.
Comentó que “en la última edición del Bariloche Baila, a los chicos les cobraron una entrada anticipada de 3.000 pesos pero los rebotaron a todos porque no tenían 18. Las chicas sí suelen pasar igual, más si están bien vestidas”.
Reconoció que su hija ya no quiere ir a matinés donde hay adolescentes más pequeños; de modo que, por lo general, no sale. “Quizás se juntan a merendar pero es todo un presupuesto. Es una edad difícil: mitad grande, mitad chicos”, expresó Díaz.
Destacó la iniciativa del Colegio Don Bosco al realizar la Fiesta de las Promociones, un espacio para los chicos, que otros colegios secundarios “no disponen”.
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