Páginas de Neuquén: las bardas, un localismo al modo neuquino

El historiador Mario Raone realizó un ensayo donde explica porqué es tan común ese término. Deriva de “bardal”, pared o borde con espinos para evitar el paso de animales y personas.

Ser neuquino es, entre tantas otras cosas, decirle “barda” a la meseta , lo que en geografía se define como planicie de cierta altura que se ubica por encima de los 500 metros sobre el nivel del mar. Pero acá no se mide la altitud ni la condición de la tierra. En Neuquén son las bardas y punto.

Pero de dónde viene el término barda, es algo que pocos conocen y que es bueno saberlo, sobre todo cuando en reuniones sociales se envalentona la discusión por la precisión del término a aplicar. Vaya aquí una pequeña clase, que alguna vez dejó asentada en los archivos, el historiador neuquino Mario Raone.

Raone fue siempre un curioso “investigador” del territorio neuquino. Cierto día caminando en cercanías del puente carretero y mirando desde allí la inmensidad desértica de la ciudad de Neuquén, escuchó por primera vez la palabra “barda”. Entonces fue al diccionario, en el que no encontró una definición precisa de la palabra, pero si ciertos indicios que lo llevaron a elaborar su teoría.

El borde de nuestros valles, mirados desde la costa del río parecía una pared bardada, es decir con espinos o vidrios, para evitar que las atravesaran personas o animales. En la Patagonia, esa era una vieja costumbre”, escribió el historiador.

Década del 70, la barda comenzaba a ser nivelada para la construcción de barrios.

Luego descubrió que barda era un localismo neuquino y entonces concluyó que esa palabra “se refiere al borde que ve el viajero, desde la llanura o hondonada donde se ubica”.

Quien llega a la zona, lo hace por el veril del río, desde la depresión más baja del terreno. Entonces al mirar el faldeo de la meseta se observa una altura o simple pared. Lo mismo le ocurrió a los primeros exploradores que vinieron a la Confluencia. Cuando llegaron al paso del río Neuquén, pudieron ver una pequeña serranía, lo que nosotros conocemos como borde de la meseta”, relató. Borde, barda y así surgió el localismo neuquino para definir esa gran pared que se levanta, en la ciudad capital, al norte de su territorio. “Esto lo suponemos con el fundamento de cartas y relatos que lo testifican”, cerró Raone en su escrito.


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