«Nosotras, en libertad», la historia de 200 mujeres presas en Devoto durante la dictadura

"Romper el aislamiento era nuestra consigna", aseguran las autoras del libro. En esta ocasión, cuentan cómo se reconstruyeron cada una de las historias al lograr la libertad.

«En la cárcel nos decían: ‘De acá, salen locas o muertas’. Nuestro desafío era salir. Ni locas ni muertas«. La rionegrina Silvia Horne es una de las tantas autoras de «Nosotras, en libertad«, mucho más que un libro colectivo. Reúne las historias de 200 mujeres que estuvieron detenidas en la cárcel de Devoto, en Buenos Aires, durante la última dictadura militar hasta la llegada de la democracia. La pieza literaria refleja cómo lograron reconstruir sus vidas una vez en libertad.

«En la carcel decíamos que había que vencer el aislamiento. Lo colectivo te salva«, resumió la pampeana Marta Candia, otra de las autoras del libro.

«Nosotras, presas políticas» se publicó 10 años atrás y agrupa las vivencias de las mujeres en la cárcel de Devoto. Lo bueno y lo malo. Años después, en 2019, llegó un encuentro de 400 mujeres oriundas de distintas provincias -algunas incluso se encontraban en el exterior- donde se gestó la idea de «Nosotras, en libertad» que se terminó de materializar, paradójicamente, en el aislamiento por la pandemia del Covid-19.

«Devoto concentraba a compañeras que provenían de Jujuy, Chubut, Mendoza, como yo, y de todo el país. Eso nos permitió un conocimiento, un intercambio, muchas horas muchos años de encierro y mucha cosa compartida. Una visión muy federal de construcciones que, después tuvimos cada una en sus vidas«, señaló Horne.

La excandidata a gobernadora de Río Negro fue presa política entre 1976 y 1982. En el momento de ser detenida, transitaba un embarazo de dos meses y medio. Cuando salió en libertad, su hija ya había cumplido siete años. «Tuve la suerte de poder entregársela a mis padres casi en mano. Pude ver eso. No fue el caso de todas. Tuve una mamá muy compañera que se encargó de la crianza de mi niña», valoró Horne. Recordó emocionada los abrazos a compañeras que llegaban a Devoto, desde los centros clandestinos de detención. «Hubo otras que no lograron soportar el nivel de represión brutal. De hecho, una compañera falleció a causa de asma porque no la atendieron. Era importante tenernos a nosotras mismas y construir lazos que nos permitieran sobreponernos a lo que nos tocaba transitar», recalcó.

Las mujeres que participan de «Nosotras, en libertad». Foto: gentileza

Mencionó que tomaban clases «clandestinas» sobre cualquier tema. En esos años, reconoció, aprendió muchas tareas manuales, como bordar y tejer. «Aprendimos a comunicarnos estando encerradas. Le sacamos provecho a la estructura edilicia: a través de los tornillos de las celdas, hablando muy cerca al lado se podía oir. La comunicación fue para nosotras la liberación más importante. Romper el aislamiento era nuestra consigna y, salir en libertad«, indicó.

Qué pasó al salir de la cárcel

El desafío de «Nosotras, en libertad» fue relatar sobre los 50 años posteriores para cada una de las mujeres y cómo fueron construyendo realidades distintas aunque siempre con un hilo común: el convencimiento de la lucha por una sociedad más equitativa, aseguran.

Al salir de la cárcel, muchas concluyeron sus carreras como físicas nucleares, economistas, historiadoras, artistas, trabajadoras textiles o docentes. Otras se abocaron a la maternidad. La mayoría compartió noticias respecto a la desaparición de sus compañeros o familiares.

En todas estas situaciones dolorosas siempre estábamos nosotras para contenernos. Ha quedado un hilito de oro que es un vínculo indestructible»,

Silvia Horne.

Candia recalcó que «para que todas pudieran expresarse, se elaboraron textos individuales de no más de dos páginas con cada una de las historias, al salir de la carcel».

«Todas participamos de los juicios contra los genocidas. Muchas compañeras fundaron escuelas o centros comunitarios. Otras se dedicaron al sindicalismo. Fuimos una generación de ruptura en cuanto al feminismo aunque no le dábamos ese nombre. Solo hablábamos de igualdad entre el hombre y la mujer», describió Candia.

Esta mujer llegó detenida a la carcel de Olmos y luego fue trasladada a Devoto, desde agosto de 1975 hasta diciembre de 1982. «Fueron siete años y medio y el primero, el más duro. Cuando llegó el golpe, pensamos que no salíamos más«, destacó Candia que hoy tiene 71 años y está jubilada. Trabajó como periodista hasta que se hizo cargo de una empresa familiar y nunca abandonó el apoyo a los organismos de Derechos Humanos.

Las mujeres que participan de «Nosotras, en libertad». Foto: gentileza

«Te haces una vida adentro de la carcel: vivís con las compañeras, te organizas, participás en talleres y capacitaciones. Todo un mundo se armó ahí adentro. Era tratar de vencer el aislamiento, que no nos vuelvan locas y apostar a la vida«, concluyó Candia.

Trabajo en equipo

Durante la producción del libro, se conformó «el equipo de promotoras» integrado por 20 mujeres. que tuvo a su cargo hacer la propuesta de reflejar en un texto escrito alguna vivencia. Las autoras aseguran que cada una escribió lo que deseaba.

«Hubo un trabajo de escribas que recopiló cada uno de los textos dándole coherencia, cohesión y una sintaxis adecuada. Otro grupo «monedero» se abocó a la recaudación para llevar adelante el libro. El libro está a disposición de todo el mundo en la web y es gratuito», manifestó Horne.

Se puede acceder a través de la página https://nosotrasenlibertad.com/libroweb/.

«La idea no solo es contar estas historias sino buscar un punto de contacto con las nuevas generaciones, a través de un lenguaje que nos permita un hilo conductor con la historia argentina», concluyó Horne.



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