Ñoquis del 29: la historia de Elsa, anfitriona de una tradición familiar que perdura hace 35 años
No es la fortuna, es el amor lo que mueve a Elsa, madre y abuela de una gran familia de Plottier que todos los 29 se reúne para almorzar ñoquis, sin falta. La pasta casera hecha con dedicación y entre varias manos, es la más rica.
El 29 de cada mes, Elsa es la anfitriona de una tradición que se repite hace 35 años. Con sus habilidades culinarias y desde que sus hijos son pequeños, prepara ñoquis caseros todos los 29 sin falta. Con el paso del tiempo, la mesa de su casa donde comían seis se agrandó y así la buena fortuna: se sumaron sus yernos y sus nietos.
El amor gigante por los suyos la lleva a repetir esta historia que viene siendo aprendida por las viejas y nuevas generaciones. Los nietos llegan temprano a la casa de la abuela para ayudarla a cocinar y con dedicación preparan la pasta riquísima a base de papa.
Al llegar el 29, sin importar la estación del año, en Argentina es costumbre comer ñoquis para atraer la buena fortuna. La tradición trae consigo una cábala que es poner un billete debajo del plato para traer abundancia de dinero. En la casa de Elsa, hace más de tres décadas que siguen el ritual al pie de la letra. Fiel a las costumbres argentinas, esperan buenos augurios para el bolsillo y como mínimo, seguir unidos como familia.
A Elsa le encanta ser anfitriona. Está jubilada y hace años vive en Plottier. Es nacida en Córdoba y su tonada la delata. Se instaló en la provincia de Neuquén a los 14 años, en el asentamiento que se generó en la obra de la Central Hidroeléctrica Planicie Banderita. Se casó con un neuquino con quien tuvo cuatro hijos.
“A todos les gustan mis ñoquis. Cuando voy a Córdoba, a ver a mis hermanos, también les hago. Donde voy quieren que les cocine ñoquis, no me salvo”, dijo entre risas la mujer.
Este lunes arrancó temprano a preparar todo, la pasta y la salsa de tomate con estofado de pollo. Cuando cae fin de semana sabe que caerá el batallón, por lo que los preparativos arrancan antes. “Mis nietos me ayudan a cocinar”, contó y de paso les enseña a los más chiquitos.
Hasta 15 personas en su casa de Plottier han llegado a ser los 29 al mediodía, con hijos, nietos, familiares. Cuando la juntada es en Córdoba, son muchos más.
Empecé cuando los chicos eran chiquitos y la verdad es que lo seguimos manteniendo todos los 29 porque es muy lindo. Nos gusta tener a la familia reunida»
Elsa, madre y abuela de Plottier
“Ya unos días antes me empiezan a reclamar que se acerca el 29. Les encanta así es que les doy ese gusto”, explicó la mujer, fanática de la cocina.
Elsa contó que al principio ponían el billete debajo del plato, como indica la tradición; pero ahora ya no lo hacen más. “No hay plata, dijo Milei”, bromeó y agregó: “Esa plata supuestamente queda para la cocinera”.
Luego de tantos años de experiencia, compartió su secreto en la receta. “Con papa negra salen mejor los ñoquis, no se te desarman”; contó Elsa, en diálogo con Diario RIO NEGRO.
Hay ocasiones que por los trabajos, y más aún cuando 29 cae día hábil, algunos no pueden llegar al almuerzo, pero el evento nunca se suspende. Asiste quien puede, lo importante es que trascienda. Además, en la casa de Elsa y “Yiyo” siempre hay un plato más para quien quiera sumarse. La casa es grande y el corazón también.
El origen de los “ñoquis del 29”
Hay dos versiones que explican el ritual que ya se extendió a países vecinos como Chile, Uruguay y Paraguay.
La primera teoría se remonta a Italia del siglo VIII y está relacionada con San Pantaleón, santo de los enfermos. Luego de convertirse al cristianismo, el joven médico peregrinó por el norte de Italia para realizar curaciones. El mártir fue invitado a comer por una familia de pescadores y le sirvieron ñoquis un 29 de julio.
Durante la comida, el joven les auguró que mejoraría la actividad pesquera y, según la leyenda, cuando levantaron el plato de Pantaleón encontraron monedas de oro. Así pasó a ser leyenda, y por eso los 29 de cada mes se comen ñoquis con un billete debajo del plato.
En Italia, se los llama “gnocchi della fortuna” que en español significa “ñoquis de la fortuna” o “ñoquis de la suerte”. La costumbre indica que hay que separar siete ñoquis y pedirle a cada uno un deseo. El comensal debe terminar la comida y guardar el dinero hasta el próximo mes, para garantizar la buena racha.
Se cree que los inmigrantes italianos mejor acomodados convidaban ñoquis a sus compatriotas recién llegados y colocaban monedas debajo del plato. No es casual que la costumbre se replique en los países cada 29 en países que tuvieron mayor inmigración italiana.
Esta tradición es tan masiva también es utilizada en el lunfardo. Por eso se suele llamar “ñoqui” a la persona que no hace mucho en su trabajo y que con el comienzo de cada mes cobra un sueldo.
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