Nicolás, el joven de 21 años de Roca que cumplió el sueño de tener su propia verdulería

En 2023 Nicolás Medina decidió darle un cambio a su vida. Hoy, un año después confirma el camino que trazó.

Si a Nicolás Medina hace un año, le hubiesen dicho que hoy estaría donde está, que lograría lo que logró, no lo hubiese creído. Desde el 13 de junio del 2023 su vida dio un vuelco de 180 grados. Dejó una carrera, se puso su propio local en Roca y hoy proyecta a gran escala a futuro.

Su historia nace del aburrimiento y de tener tiempo libre. Estudiaba para ser Contador Público a distancia, pero no le entusiasmaba mucho. La mañana la usaba para estudiar, la tarde toda para él. En un viaje con su mamá le dijo: “me estoy cuestionando la carrera, tengo mucho tiempo libre”. “Buscá un trabajo”, le contestó ella.

Mandó CVs en aseguradoras, en tiendas de ropa y no tuvo suerte. Su madre, que vende snacks en verdulerías, le dijo: “¿Y si vendes combos de verduras, casa por casa? No conozco a ningún verdulero que pase hambre”. Una semana después se animó. “Pruebo”, dijo.

Y así fue. El 13 de junio se levantó y fue directo a comprar verduras, a un mercado concentrador de Roca. Compró: 1 bolsa de papa, 1 bolsa de cebolla, 1 de zanahoria, 1 de zapallo, 1 cajón de naranja y 1 kilo de limones. Y con eso arrancó.

Así empezó Nicolás, con cajones en la vereda. Hoy ya alquila un local a pocos metros de su casa. Foto: Gentileza

Puso los cajoncitos sobre la vereda y esperó. El primer día le compraron los vecinos, la abuela, “era casi un chiste”, cuenta. Amplió las ventas a combos de verduras por Facebook. Su madre le ofreció a sus  amigas. Cada peso que ganó, lo reinvirtió. Así agrandó la paleta de ofertas: compró tomates, frutas.

Por aquel momento, la mayor dificultad que Nicolás tuvo fue el invierno. El frio calaba hondo. “Costaba estar un hora y media sentado”, cuenta, “miraba el teléfono o leía algo”.

De la vereda se fue al garaje de la abuela. “Tenía un estilo más local”, dice Nicolás y en octubre cumplió su sueño: mudarse a un local. Ahí cerca, a pasos de la casa, pero un local al fin.

“Al principio no tenía nada, ni exhibidores, ni cajones”, recuerda, “pero me armé de a poco, como puede”. Su capital fue $14 mil. Se los dio su mamá. Que con ella vive, junto a su hermano. Ahora la ayuda con el alquiler del departamento detrás de la casa de su abuela, pero antes «no tenía ni un peso». El salto económico lo dio a finales del año pasado, para las fiestas, cuando se venden frutas, en temporada de verano.

Hoy Nicolás tiene la verdulería que sonó. A pocos metros de su casa, en el Barrio Los Olmos, en Roca. Tiene tres empleados y sueños: “Quiero encarar la venta mayorista”. El local está abierto todo el día, de 8 a 22. “Es inmedible la cantidad de horas de trabajo, me levanto a las 5 de la mañana y hay días que estoy hasta las 23”.

El nombre de la verdulería de Nicolás Medina es en honor a su abuelo. Foto: Gentileza

Nicolás no es ajeno a la inflación ni a la crisis económica: “Los precios varían mucho. Sobre todo, por temporada. Las verduras que se consiguen en el país van en paralelo a la economía. Lo que traen de afuera esta altísimo”.

El nombre de la verdulería se lo debe a su abuelo, “Toto”. “Mi papá siempre dice que mi abuelo era así, igual que yo, que trabaja todo el día. Fue un ejemplo a seguí, en el esfuerzo, constancia, perseguir un objetivo sin medir lo que uno invierte en horas, tiempo”.

“Mi trabajo no o sufro, si no, no le podría meter tantas horas”, cierra, «le pongo alegría al trabajo”.


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