Martín ‘Were’ Acosta, el actor que llegó a Las Grutas y reflotó con su grupo el teatro independiente

“Yo voy a vivir de esto porque me hace muy feliz, y ‘paga’”. Esa reflexión hizo Martín ‘Were’ Acosta en Ecuador, cuándo viajó con un amigo y, durante tres meses, se dio cuenta de que el teatro y su formación de clown podían ser más que actividades que lo desconectaban de su trabajo como carpintero.

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Tenía 23 años y estaba con Matías, ese amigo de toda la vida que también era socio en la carpintería que montó cuándo lo echaron de la ferretería industrial para la que trabajó desde siempre. Eso le abrió una puerta inesperada, porque antes de despedirlo el dueño del lugar le ofreció las herramientas que le permitieron montar su primer emprendimiento independiente. Pero una vida alejada de ese actor que descubrió dentro suyo no estaba en sus planes. Por eso, haciendo malabares en un semáforo ecuatoriano y trabajando como estatua viviente en las callecitas del centro, supo que el teatro callejero podía ser una salida que le permitiera subsistir de esa pasión.

“Pasa algo muy loco con la gente que se cruza con esa experiencia que estás ofreciendo. Te agradecen esos momentos que se crean, y realmente económicamente es posible vivir de esas propuestas” contó ‘Were’, que hoy está radicado en Las Grutas, y, junto con el grupo teatral que integra y la cooperativa artística que crearon, es uno de los puntales de la actividad cultural que se desarrolla en el balneario.

Pero la historia de Martín con las playas grutenses viene de muy lejos, y el reencuentro con esos paisajes de infancia también marcó un hito importante para el desarrollo de su vocación.

“Nací en Neuquén, pero a los dos años mi familia vino a vivir a Las Grutas, porque mi papá trabajaba para la Provincia y durante un tiempo fue el cuidador del cámping del Instituto de Seguridad Social (ISSN). Allí viví junto con mis papás y mis tres hermanos gran parte de mi infancia. Cuando tenía 6 regresamos a la capital neuquina, pero los recuerdos del mar me quedaron grabados” recordó el actor.

La vida en su ciudad natal fue muy diferente. Era el anteúltimo de 4 hermanos varones. La idea de trabajo que le inculcaron alentaba conseguir un puesto fijo, que le asegurara una vida ordenada, sin sobresaltos. Pero la muerte de su padre fue un cimbronazo. A sus 20 años tuvo que hacerse cargo, junto con los más grandes, de su hermanito de 10, mientras que su mamá también pasó de cuidar a la familia a buscar una salida laboral puertas afuera. Sin embargo ese golpe lo impulsó a iniciar cursos de teatro y a tomar contacto con agrupaciones artísticas, que en el fondo era lo que siempre había soñado.

“Después vino lo del despido y lo de mi propia carpintería. Con mi socio trabajábamos 6 meses a pleno y tres los destinábamos a viajar. Ecuador fue el tercer destino que descubrimos, y ahí nació mi decisión de vivir del teatro” rememoró el hombre.

Con esa idea regresó a su ciudad y empezó a involucrarse con mayor intensidad en proyectos teatrales. Allí arrancó su vínculo con “Los entretenedores”, una conocida agrupación neuquina con la que regresó a Las Grutas, esta vez para vivir una temporada como actor.

“Ahí sentí lo que era trabajar en la peatonal, tomar contacto con la gente y con otros artistas que llegan de distintos lugares, a desplegar ese arte que llena las calles en verano” compartió, con entusiasmo.

De allí a volver radicarse en el lugar hubo un paso. “Estaba en pareja por ese entonces con la mamá de mi hija, que tenía a su papá en el balneario. Él estaba pasando por un tema de salud que nos hizo viajar para acompañarlo, y nos quedamos”.

En ese ‘quedarse’ se gestaron redes que permitieron que Las Grutas reactivara la llama cultural que había encendido en su momento un grupo de teatro independiente llamado ‘Burbujón’. Con su propia agrupación teatral ‘La Porota’ y luego con ‘Les Mirones’ con el tiempo retomaron la organización de festivales teatrales de verano, que hoy llevan casi 10 años.

Pero la temporada alta no es la única en la que proponen actividades. La ‘remada cultural’, una cooperativa artística que se creó gracias a ese impulso, es la creadora de un centro cultural que funciona desde hace tres años en el acceso a la localidad. Ofrece cursos, talleres, y es epicentro de eventos artísticos de los más diversos géneros.

“Hoy con la situación crítica que estamos atravesando y la mirada que a nivel nacional se impuso sobre la cultura es muy difícil. De hecho no sabemos si vamos a poder sostener nuestro espacio, porque funciona en un lugar que alquilamos, y ahora debemos renovar el contrato y no sé a qué monto lo llevarán. Está todo muy complicado” compartió, con tristeza.

En este contexto, por primera vez su invierno será diferente. Hasta este año organizaba giras y durante fechas claves como el día de las infancias distintas comunas contrataban su espectáculo infantil, para agasajar a los más pequeños. Pero esta vez la crisis que golpea fuerte varió esos escenarios. “Con lo que recaudé en el verano con las actuaciones compré un pasaje a España. Voy a viajar para participar de algunos festivales independientes que se organizan allá, y ver qué surge del contacto con amigos artistas. Se puede vivir de lo que amás y contribuir con esa pasión a mantener viva la llama del arte en el lugar que elijas, pero estos tiempos nos están golpeando duro. Ojalá que podamos sostener todo lo que construimos” finalizó el actor, esperanzado.