Los mejores lomitos y papas fritas caseras de Neuquén, Mar Azul el carrito con más de 13 años

Está ubicado en Avenida Olascoaga y José Fava.

Camino al río Limay por la Avenida Olascoaga, entre las luces de la ciudad y el aroma irresistible de la comida recién hecha, el Carrito Mar Azul se convirtió en un emblema de Neuquén. Fundado hace 13 años por Antonio, este icónico puesto de comida rápida no solo destaca por sus lomitos y papas fritas caseras, sino por la historia de esfuerzo y amor detrás de cada plato.

Su historia nació en el 2011 «por una necesidad de trabajo«. Sin embargo, como dice Antonio, el amor y las ganas fue lo que catapultó a Mar Azul a la popularidad neuquina. El fundador y su familia convirtió este pequeño negocio en una referencia de sabor y tradición.

El carrito fue uno de los primeros en establecerse en la zona. “En un principio estábamos más cerca del río, pero después nos trasladaron acá. Fuimos los primeros fijos en este sector”, rememoró Antonio que ahora trabaja en Avenida Olascoaga y José Fava.

El fundador de Mar Azul y su equipo trabajan de 18:30 hasta la madrugada, con su momento de mayor movimiento a partir de las 21:30.

Es por eso que a partir de las 19 esa esquina se transforma. El aroma es el primer anuncio de que estás cerca del carrito. Una mezcla inconfundible de carne a la plancha, papas recién fritas y pan tostado. El sonido del chisporroteo de la plancha, el aceite al freír las papas caseras y las voces de los clientes charlando mientras esperan su turno convierten a este lugar en un ambiente inolvidable.

El plato estrella del Mar Azul son los lomitos acompañados de las inconfundibles papas fritas caseras, preparadas con dedicación y frescura. “Siempre intentamos que la comida sea mejor que para nosotros mismos. Eso es lo que necesita el cliente, mejor que para uno», explica Antonio.

El menú también incluye milanesas, choripanes y súper panchos, aunque en sus inicios ofrecían incluso sándwiches de lomo de asado, una opción que dejaron atrás por los costos crecientes.

A pesar de esto, la esencia se mantiene: comida simple, bien hecha y con el toque casero que distingue al carrito.

“Ha pasado mucha gente importante por acá, y siempre hay filas«, aseguró el cocinero. Es así que con el tiempo, el carrito no solo atrajo a vecinos de Neuquén, sino también a visitantes de Cipolletti, Roca, y hasta el norte del país más lejos.

“Tenemos clientes que vienen cada verano», contó Antonio. «Unos son de Mar Del Plata, turistas que van a hacia Villa La Angostura y durante estos cuatro años seguidos pasaron a comer». Lo mismo pasa con clientes que llegan desde Corrientes y todos los años no dudan en saborear un buen lomito de Mar Azul.

La dedicación de este carrito hace que para los turistas, sea una parada obligatoria en su paso por la región, y para los locales, un lugar que evoca recuerdos y el sabor de lo casero. Con más de una década de historia, el Carrito Mar Azul sigue siendo un símbolo de esfuerzo, sabor y tradición en Neuquén.


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