Maquinchao: los vecinos serán protagonistas de reconstruir la historia de los edificios emblemáticos del pueblo

Es un proyecto que impulsa la carrera de Arquitectura de la Universidad Nacional de Río Negro, a través de su área de extensión. Se realizará un relevamiento fotográfico y entrevistas con pobladores para saber qué lugares son de importancia histórica para quienes allí habitan.

En tiempos modernos es común ver en pueblos e incluso en grandes ciudades, que aquellos edificios que fueron «pioneros» no solo de la historia sino también de su identidad, desaparecieron para transformarse en moles de altura espejadas con piscinas y gimnasios. Pero no todos los olvidan. El resguardo patrimonial por suerte aún existe.

De esto se trata un proyecto que se está encarando desde la Universidad de Río Negro, precisamente desde la carrera de Arquitectura, para mantener vivo el pasado de la localidad de Maquinchao. Un equipo integrado por alrededor de 10 personas está iniciando un relevamiento de aquellos sitios históricos que se fueron transformando a través del tiempo. «porque para saber a donde vamos tenemos que saber de dónde venimos».

Lo que tiene de innovador esta propuesta es que no serán los profesionales los que determinarán que lugares forman parte del patrimonio e identidad del pueblo, sino que serán los pobladores los que marcarán si aquella gomería que alguna vez supo ser un almacén de ramos generales es de valor histórico para ser recordado.

La idea es armar un archivo fotográfico de lugares y sobre todo de testimonios de vecinos que permitan ir un poco más atrás de las transformaciones. «Lo importante será lo que podamos rescatar de quienes puedan contar historias de aquellos edificios que estuvieron y fueron demolidos, de los que están y fueron modificados. La historia la armarán los propios pobladores. Reconstruir para construir», comentó Luján Martínez, directora del proyecto de extensión de la UNRN.

La arquitecta y «no fotógrafa pero persona que saca fotos» como se definió ella, contó que esta iniciativa surgió un día cualquiera de una jornada normal cuando un estudiante de arquitectura, Augusto Simón Pérez, que es maquinchense, ve un poco azorado cómo se están demoliendo o transformando algunas construcciones de su pueblo y decide plantear a la escuela la idea de armar un proyecto de extensión para ver qué se podía hacer respecto a eso.

El primero paso fue planificar la idea, luego llamar a un concurso de propuestas y el año pasado la de Simón fue seleccionada. Manos a la hora y el grupo de extensión de la UNRN, en conjunto con la municipalidad de Maquinchao y la seccional 2 del Colegio de Arquitectos, empezaron a diagramar las salidas de campo.

«Primero vamos a realizar una recorrida fotográfica en territorio, luego armaremos una muestra para relevar los puntos de interés del pueblo, ver puntos de coincidencia y a partir de los relatos o imágenes que podamos recoger de los pobladores del lugar, empezar a construir hacia atrás», detalló la arquitecta.

«Hay un montón de edificios antiguos que son espectaculares y que están cerrados, otros que se transformaron en clubes, en canchas de padlle; o en los que hoy hay una carpintería pero antes fue un cine. La idea es ver si la gente misma de Maquinchao ve esos edificios como importantes, porque para nostros lo son pero por ahí para ellos no», especificó Martínez. «Queremos ver qué late ahí», agregó. Una frase fuerte si las hay.

La arquitecta recordó a modo de ejemplo, que una recorrida de estudio previa, se encontraron con unos bebederos de los cuales los pobladores se abastecían cuando no existía la red de agua potable, que algunos jóvenes lo recuerdan porque se lo contaron sus abuelos, «pero que hay muchas personas mayores que no los recuerdan». Entonces la propuesta es recolectar y «ver que sale».


Algo se puede hacer para no perder el patrimonio


Maquinchao no es la única localidad que ha sufrido los embates del progreso, ejemplos sobran. Donde hubo un almacén de ramos generales o el primer hotel hoy se levantan monumentales construcciones de varios pisos que no dejan rastros del pasado. La Arquitecta Martínez que reconoce que siempre tuvo inquietud por estas cuestiones fue contundente al respecto.

«Sucede porque no hay leyes proteccionistas frente al avance de la especulación inmobiliaria. Hay muchas buenas intenciones pero frente a la cuestión del dinero no hay nada que hacer. Siempre le encuentran la vuelta a la reglamentación para poder avanzar sobre el patrimonio. Pasa en todos lados», aseguró.

Pero es optimista en una cosa. Siempre se puede hacer algo. «Esto no es mucho pero es algo por lo menos para que quede un registro aunque sea en un dibujo», aseguró. Una vez realizado el relevamiento y llegado a la última etapa del proyecto, tienen pensado colocar en los sitios de relevancia histórica para los maquinchenses, un cartel con un código QR para que cualquier persona pueda conocer que existió en ese lugar. Una vez mas: «Es necesario saber de donde venimos para saber a dónde vamos».

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