Malvinas: recuerdos imborrables de veteranos residentes en Río Negro

Algunos nacidos en el Valle, otros patagónicos por opción, cada uno desde su rol guarda experiencias que los marcaron para siempre. La recopilación de un profesor de Centenario los unió para seguir haciendo memoria.

Salvaron vidas y también presenciaron muerte. Durmieron entre prisioneros y barro, pero aún así defendieron la bandera argentina y la propia, recordando hasta un cumpleaños durante la guerra, bastión de una vida que no quería entregarse. Con éstos y otros recuerdos conviven cuatro excombatientes en Río Negro, a 43 años de la gesta de Malvinas.

“En primera persona, Malvinas” es el nombre del libro que escribió Javier Navarro, profesor oriundo de Centenario, para inmortalizar las experiencias de los veteranos Luis Vallejo, Julio Méndez, Juan O. Torres y Néstor Almaza, radicados entre Cinco Saltos, Sargento Vidal y Campo Grande. Una vigilia en 2012 fue el punto de inicio para este proyecto, que llegó a la Feria del Libro en Buenos Aires y que también se presentó del lado neuquino, en Aluminé y San Martín de los Andes. Homenaje y orgullo, aunque duela recordar.

Recuerdos de Malvinas en Río Negro | Mentir por piedad


El inicio de lo vivido en Malvinas los fue encontrando a cada uno en lo suyo, según el rol que traían, como militares de carrera o como soldados conscriptos (que cumplían con el Servicio Militar Obligatorio), en áreas como Marina de Guerra, Comunicaciones, Infantería y hasta Enfermería. Sin embargo, pronto el impacto por lo vivido, los fue igualando.

“Me parece que estoy herido”, le dijo un compañero a Luis, después de escuchar por eternos minutos el silbido de los proyectiles que pasaban encima de ambos. Creyeron que sería el fin, pero seguían vivos. “Es que siento que me corre algo por la espalda”, agregó el muchacho, por lo que Luis se animó a revisarlo, metiendo su mano por el cuello de la campera. Sus dedos se deslizaron hasta que terminaron hundiéndose en una profunda abertura en la piel, pero el afectado llamativamente no sentía dolor. La impresión fue tanta que Luis no se animó a decirle la verdad. “Estás herido si, pero es chiquita, como un punto”, le inventó, sin saber cómo suavizar lo imposible.

Para Julio, recibido de enfermero en la Armada en diciembre de 1981, Malvinas fue el debut a bordo del primer buque hospital del país, el “Bahía Paraíso”, el mismo que tuvieron que pintar de blanco en Ushuaia por orden de la Cruz Roja Internacional. Con él recibieron y trasladaron a heridos, desde las islas hasta el puerto de Punta Quilla, Santa Cruz, mientras operaban, cuidaban a internados en sala común y también en Terapia Intensiva, todo a bordo.

El hundimiento del ARA General Belgrano fue para ellos también la primera intervención en combate, donde lo más duro fue levantar cadáveres y ver que “en el quirófano le cortaban una pierna a un chico de tu edad, porque aunque yo no era conscripto, tenía la misma edad que ellos”, reconoció Méndez en su relato, compartido también en un especial que realizó la Legislatura provincial, en 2021.

La obra de Javier Navarro, homenaje que llegó a la Feria del Libro de Buenos Aires.

En la tripulación de ese crucero emblemático, otro de los veteranos, Juan Torres, reconocía a “compañeros de aula, compañeros de aventuras en nuestra instrucción”, que ya no estaban ensayando en una práctica, sino que aquel trágico 2 de mayo, estaban solicitando “apoyo aéreo ante presencia de submarinos”. “Era la muerte que se anunciaba”, reconoció décadas después, al poder poner en palabras la impotencia que borró su entusiasmo de jovencito de 18 años, que se daba el gusto de ejercer a bordo del “glorioso Portaaviones 25 de Mayo”. Atrás habían quedado los días de cursada en el secundario, cuando había decidido ingresar a la Marina, después de la visita de una comisión que pasó por el Instituto Ceferino Namuncurá, en su Cinco Saltos natal.

Recuerdos de Malvinas en Río Negro | Emociones encontradas


Hoy, con una compleja mochila a cuestas, la llegada del 2 de abril implica para los sobrevivientes de Malvinas, en muchos casos, una mezcla de sensaciones, explicó el autor del libro, entre el orgullo por el reconocimiento y a la vez, el dolor de volver a tocar una herida que quizás nunca termine de cicatrizar.

Aún así, como dijo Torres, “sobrevivieron a la guerra, a la indiferencia”, y en su caso, pudo darle la bienvenida “a la nueva vida”, con cuatro hijas y su esposa Laura. “El tiempo todo lo cura y todos los días saldrá el sol”, alentó, valorando a pesar de todo, lo que se puede hacer desde las instituciones para la toma de conciencia.

Por ley rionegrina 5.207/17 Luis, Juan, Néstor y Julio fueron distinguidos como «Ciudadanos Ilustres de la Provincia» junto a los excombatientes de SAO, Cinco Saltos, Roca, Mainqué, Allen, Bariloche, Catriel, Cipolletti, Lamarque, Godoy, Choele Choel, Viedma, Huergo, Jacobacci, Río Colorado, Dina Huapi, Regina, Belisle, Ramos Mexía, Beltrán y Las Grutas.


Salvaron vidas y también presenciaron muerte. Durmieron entre prisioneros y barro, pero aún así defendieron la bandera argentina y la propia, recordando hasta un cumpleaños durante la guerra, bastión de una vida que no quería entregarse. Con éstos y otros recuerdos conviven cuatro excombatientes en Río Negro, a 43 años de la gesta de Malvinas.

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