Los primeros neuquinos durmieron en la cueva Huenul

Un equipo de antropólogos halló herramientas y vasijas de unos 11.000 años de antigüedad en el norte provincial. También dieron con restos de un tipo de perezoso gigante extinto de 16.000 años.

¿Qué harías si te perdés en una caverna con poco aire y mucha humedad? Mantener la calma fue la clave para Juan Carlos Solís hace 24 años, cuando se extravió cinco horas junto a un amigo, una mujer y tres niñas en las cuevas de Cuchillo Curá, a 10 kilómetros de Las Lajas.

La historia empezó con un gesto de buena voluntad. Juan Carlos, que en ese entonces tenía 20 años, se ofreció a acompañar a las cuevas a un grupo de Boys Scouts de Cipolletti, que se estaba alojando en el paraje La Buitrera, donde él trabajaba en la colonia de vacaciones.

La persona que se había comprometido a acompañar a los niños, cuyas edades iban desde los 5 a los 14 años, nunca apareció y ante la cara de desilusión, el profe se ofreció a hacer de guía junto a un amigo. “Yo conocía porque siempre nos llevaban con el secundario y cuando uno es joven no le tiene miedo a nada”, contó Juan Carlos, aunque no sabía que esa era la última vez que visitaría una cueva.

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El primer recorrido fue normal. El improvisado guía y unos 25 scouts caminaron un tramo de 100 metros dentro de Cuchillo Curá y regresaron. Afuera habían quedado tres niñas, una de seis años, que juntaron coraje luego de la experiencia del primer grupo y se animaron a entrar junto a una cocinera, Juan Carlos y su acompañante.

El camino fue el mismo, pero al llegar al punto donde los primeros visitantes habían emprendido el regreso, la mujer pidió ir a un lugar que ella conocía como “La Catedral”, donde las estalactitas son rojizas. El profesor advirtió que él sólo conocía el sector que habían recorrido, pero ante la insistencia se animó a ir un poco más allá.

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Luego de mirar el lugar y sacarse fotos, el grupo emprendió el regreso, pero empezaron los problemas: “había dos galerías iguales y tomé la errada. En vez de salir nos empezamos a meter más”, rememoró Juan Carlos y detalló que los caminos se ramificaban.

Juan Carlos Solís hoy tiene 44 años y después del incidente que vivió a los 20 contó que nunca volvió a ingresar a una cueva.

En ese laberinto de cuevas, con “un altísimo porcentaje de humedad, una temperatura promedio de 14 º C y con suma escasez de circulación de aire” estaban perdidos Juan Carlos, su acompañante, la cocinera y las tres nenas. “Les agarró claustrofobia a la mayoría de los chicos en un momento de desesperación y te juro que nunca había visto a gente rezar tanto, estaban todos muy mal”, relató el profesor.

Para peor, el grupo no llevaba agua ni alimentos. Las linternas y la intuición de Juan Carlos eran sus únicas herramientas, y él se decidió a usarlas. Dejó a sus compañeros en un determinado sector para ir a buscar la salida y les pidió: “si vienen a rescatarlos, díganles que estoy sólo, que me busquen”.

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Pasaron varias horas más hasta que el destino quiso darles una mano cuando el profesor vio la luz de una vela que habían prendido al comienzo de su recorrido. El siguiente paso tampoco era fácil, Juan Carlos tenía que regresar sobre sus pasos a buscar al grupo y llevarlos a la salida, todo sin volver a perderse. El hombre encontró un palo con el que fue marcando una línea en el suelo.

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Pero nada iba a ser fácil ese día. Juan Carlos no podía dar con sus compañeros: “más o menos una hora después escuché sus ruidos” y los usó como guía. Se reunieron y salieron, encontrándose con el operativo armado para buscarlos.

“Tuvimos un Dios aparte”, concluyó Juan Carlos.

Excursiones bajo tierra: Las claves

El dato más importante a saber antes de emprender una excursión es que está prohibido ingresar sin autorización a las cavernas y que para hacerlo no hay que sufrir claustrofobia ni vértigo.

Para poder ingresar hay que inscribirse en el registro que lleva el departamento provincial de Espeleología, organismo con el que deben coordinarse las expediciones. Por esto, el punto de inicio es contactarse con el Grupo Azul de Espeleología y Montañismo de Neuquén (GAEMN), la única institución activa que realiza esta práctica y que tiene asociados en toda la provincia, aunque su base está en el Parque Norte de Neuquén capital, donde pueden ser contactados los sábados desde las 16.

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Entre los peligros de ingresar a una cueva sin capacitación ni equipo, además de extraviarse, se encuentran los derrumbes y las caídas.

Cuchillo Curá

Datos

2003
fue el año en el que se creó el Área Natural Protegida, con el sistema cavernario más importante de Sudamérica.
4
son las cuevas que conforman este sistema: de los Cabritos, del Arenal, del Templo y del Gendarme.

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