Un basurero petrolero convivirá con los nuevos lotes con servicios de Neuquén capital

Los vecinos del Distrito 6 estarán linderos a Comarsa, que sigue en actividad aunque no trata la basura. Los pobladores de la zona serán beneficiados con todos los servicios. Se entregarán 367 terrenos para el aniversario.

La foto del tanque de provisión de agua del Distrito 6 tiene dos vistas: con el fondo de una montaña de barros empetrolados, o el sector que está en casi un 70% de ejecución con los tendidos de luz y la subdivisión de más de 360 terrenos con todos los servicios. En estos días de otoño, el nuevo barrio de Neuquén tiene olor a aceites y a hidrocarburo, porque está pegado al basurero petrolero de la ciudad.

En el lateral sur del terreno, el megaloteo que en la planificación final buscará llegar a más de 1.220 terrenos, linda con las familias de algunos de los ex crianceros que eran los dueños originarios del lugar. Es el puesto «La Carola» de la familia González, que hoy recibe agua tres veces por semana del aguatero municipal.

Cuando se entregue la primera etapa del loteo -que fue planificado con más de 1200 terrenos- tendrán acceso a los servicios. Por ahora, las máquinas con los trabajos y postes de luz, llegan hasta lo que será sus vereda o cordón cuneta.

«Espero que sean buenos vecinos», dijo Pablo, una de las familias que vive hace más de 10 años en el lugar. El puesto era de su abuela Carola, y en el terreno heredado viven, en casas contiguas, dos de sus hermanos y unos primos que instalaron su hogar frente a su casa.

El diagrama de las calles internas llegan hasta el sector donde viven sus tíos, quienes aún están en negociación con la comuna sobre la ubicación de los lotes en derredor.

La retroexcavadora y camiones, en el predio de Comarsa, ejecutaban tareas de remoción de basura de los pozos. (foto Cecilia Maletti).

Ese sector del Distrito 6 está cerca del tanque elevado de agua, el que aprovisionará por red a toda la zona con la presión adecuada. A menos de 50 metros, las toneladas de basura petrolera desborda en el cerco de hormigón y apesta.

El viento en la meseta tiene mucho más fuerza que en cualquier otro sector de la ciudad y aún así se percibe el mal olor a aceites y gas. «En el verano es a veces insoportable», dijo Pablo, que vive más de 10 años ahí.

Comarsa «había presentado un plan a la Secretaría de Medio Ambiente, pero no tiene espacio para el tratamiento de la basura petrolera. A principios de este año, cuando se hizo un allanamiento, no estaban trabajando. Lo que estén cargando, no tiene tratamiento», dijo el fiscal contra delitos ambientales, Maximiliano Breide Obeid, al ser consultado si había sido informado de los movimientos en el lugar.

En los fondos de la torre que servirá de base para el tanque de distribución de agua, está la avenida Casimiro Gómez y los terrenos diagramados con cordón cuneta y los pilares de luz (foto Cecilia Maletti)

Cuando Diario RÍO NEGRO llegó hasta el lugar de los trabajos, una retroexcavadora y un camión estaban en plena tarea en el predio del basurero petrolero (se nota a simple vista porque el cerco perimetral de cemento es discontinuo) mientras a pocos metros, del otro lado de la calle interna, los operarios de la cuadrilla contratada por el municipio, se ocupaba de la ejecución de la torre para instalar el tanque de agua.

El fiscal Breide Obeid, que acusó a los dueños y gerentes de Comarsa de contaminación y administración fraudulenta en un proceso judicial que aún está en marcha, dijo que son los 300.000 metros cúbicos de material peligroso que desbordaba en el cerco perimetral y que para retirarlos deberían contar con unos 10.000 camiones.

La empresa, además de recibir y cobrar por remediar toneladas de material que operativamente no podían tratar, avanzó sobre terrenos municipales y provinciales y luego hicieron un cerramiento. Más de la mitad del terreno, no les pertenece según la información de la propia comuna que tiene prevista una calle por ahí, recordó Breide Obeid, en tanto agregó que, si retiraran las montañas de basura peligrosa, ese terreno deberá ser remediado, porque la barda no fue previamente impermeabilizada.

Confían en la erradicación de las montañas empetroladas


«Esto lo van a sacar, porque acá van otros 500 lotes más», repitieron de oídas algunos trabajadores cuando se les consultó por la cercanía de las montañas de basura de pozos petroleros acopiados a pocos metros del tanque de agua para el Distrito 6.

Otros lugareños agregaron que cuando se lleven la tierra contaminada, pondrán allí un estadio deportivo, que se verá detrás del tanque, en referencia a un anuncio oficial que se hizo en el primer gobierno del MPN, proyecto que luego se dejó de escuchar debido a que económica y operativamente se debe retirar y remediar las toneladas de hidrocarburos con componentes como benceno, mercurio y otros cancerígenos.

Una de las peleas judiciales de la fiscalía, es que se restituya el embargo millonario que se había logrado en primera instancia y que otra decisión judicial dejó sin efecto, a los efectos futuros de eventualmetne disponer de recursos para retirar la basura y remediar la meseta contaminada.

«La posible afectación a la salud, se podrá rastrear en unos 10 años. Estamos planificando un relevamiento de la población estable, que iniciaremos en la segunda mitad del año. Desaconsejamos un loteo en el lugar», dijo el fiscal de delitos ambientales.

Pablo Gonzales y Gisela Alvear, vecinos del Distrito 6 y de Comarsa (foto Cecilia Maletti)

Casi un millar de familias en la ex Toma Casimiro, vivieron casi 2 años en el Distrito 6 hasta la reubicación en la denominada manzana 34, del otro lado de la autovía norte, en cercanía del Complejo Ambiental Neuquén.

«Si ahora huele, en el verano es terrible, se siente fuerte el olor como a gas, incluso hasta el tanque del 7 de Mayo, del otro lado acá abajo. Esa Comarsa la van a sacar, ahí iban a hacer una cancha de fútbol», opinó Pablo, el vecino del Distrito 6. El vive en el terreno desde que era adolescente y con su compañera, Gisela Alvear, comparten el hogar hace un poco más de un año.

Ella antes estaba en Z1, con su familia materna y cuando era niña, vivió en Almafuerte. «La casa que tenemos ahora la tuvimos que mudar, porque el último temporal -de viento- se llevó todo el techo», describió Pablo, para describir la fiereza con la que azota el viento en autovía norte cuando en el resto de Neuquén capital, corre viento.


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