Los misterios del gato de Pajonal: investigan al felino más pequeño de la estepa en la Patagonia

Es una de las diez especies de felinos del país y actualmente es foco de un ambicioso proyecto de conservación que utiliza tecnología de rastreo para encontrarlos. Este año capturaron los primeros dos y se cree que cumplen un rol fundamental.

Junto al puma y el gato montés, el gato de pajonal (Leopardus colocolo) comparte su hogar y es una de las diez especies de felinos que habitan en Argentina. Hasta ahora es la más pequeña entre los tres felinos característicos de la estepa patagónica.

El objetivo de un grupo de investigadores de la región es desentrañar sus misterios ya que es una especie «rara» por la escasa información que se tiene. Para hacerlo, en el trabajo de campo utilizan tecnología de rastreo y esfuerzos de conservación.

Los investigadores trabajan actualmente en la provincia de Santa Cruz y utilizan tecnología de rastreo como cámaras trampa, collares VHF, GPS y satelitales. Con estas herramientas trabajan para ampliar el conocimiento sobre la biología, ecología espacial, interacciones y rol ecológico de la especie y poder proponer acciones de conservación efectivas.

Equipo de investigación en el Parque Patagonia, Santa Cruz. Foto: gentileza.

Emanuel Galetto, es coordinador de Conservación de Parque Patagonia, técnico guardaparque egresado de la Universidad Nacional de Misiones. Comenzó a vincularse con la fundación «Rewilding Argentina» como voluntario del proyecto de reintroducción del oso hormiguero gigante en Iberá en 2012. Ahora, Galetto está involucrado en esta tarea.

“El gato de pajonal o pajero tiene una amplia distribución que va desde el sur de Argentina hasta el norte de Ecuador, habitando diferentes ecosistemas asociados a los pastizales y la cordillera de los Andes», explicó.

En febrero de este año, luego de cuatro años de esfuerzo, se capturó al primer individuo: una hembra subadulta de casi dos años de edad y 3.5 kilos de peso, que fue bautizada como «Odisea». Un mes después, se capturó un macho juvenil de 4.2 kilogramos, nombrado «Moflete». En 30 días lograron capturar a dos gatos de pajonal.

Odisea ya tuvo dos cachorros a finales de febrero en un matorral prácticamente impenetrable de calafates y molles. Respecto del territorio que ocupan, Moflete se desplaza por un área de aproximadamente 3000 hectáreas y Odisea recorrió unas 4000 hectáreas, pero posiblemente se deba a que lleva más tiempo monitoreada.

Así luce el gato de pajonal. Foto: gentileza.

Desde entonces, el equipo fue recopilando valiosa información sobre sus hábitos y movimientos. “Se descubrió que estos felinos están estrechamente asociados a los escasos mallines y vertientes, probablemente debido a la abundancia de presas en estas áreas», agregó.

El Parque Patagonia está ubicado en el noroeste de la provincia de Santa Cruz y cuenta con una superficie de 53.000 hectáreas con majestuosos paisajes moldeados por glaciares y volcanes; y una extensa red de senderos. Se posiciona como el nuevo destino de senderismo y avistaje de fauna silvestre de esa provincia patagónica.

De qué se trata el proyecto de conservación


Este proyecto es pionero en la región, aunque existen estudios similares en otras partes de Argentina, como en Jujuy. Los investigadores esperan seguir capturando más individuos y recolectando información valiosa para conocer mejor a esta especie y contribuir a su conservación en la Patagonia.

Dentro del Proyecto Patagonia, del que es parte Emanuel Galetto, trabajan para conservar grandes áreas de meseta y estepa patagónica, recuperar grandes vertebrados y sus interacciones ecológicas y acompañar el desarrollo local basado en el turismo de observación de fauna.

La región comprende al Parque Nacional y tres áreas de acceso público con diferentes categorías de conservación, llamadas “portales”, que resguardan mesetas, estepas, cañadones y humedales. En este escenario habita la vida silvestre de choiques, guanacos, cóndores y pumas, entre muchas otras especies.

Pequeños felinos en la estepa. Foto: gentileza.

En este caso, la misión es capturar gatos de Pajonal para equiparlos con collares GPS que registran su ubicación cada tres horas durante aproximadamente un año. El proceso de captura inicia con la identificación de áreas de mayor uso mediante cámaras trampa. Una vez identificada la zona, se colocan trampas «Tomahawk» con cebo para capturar al felino, y tras la captura, se anestesia al animal para colocarle el collar, tomar medidas morfométricas y obtener muestras de pelo y sangre. 

“Con toda esta información podremos conocer sobre los hábitos del felino, selección de hábitat, horarios de actividad, zonas de mayor presencia”, contó Galetto.

«Esperamos pronto capturar más individuos y que sigamos recolectando información valiosa, para conocer más sobre esta espléndida especie».

Emanuel Galetto, coordinador de Conservación de Parque Patagonia.

Si bien aún se desconoce mucho sobre esta especie y su impacto ecológico, Galetto dijo que su principal rol es controlar las poblaciones de roedores y aves, evitando las sobrepoblaciones y reduciendo el impacto que estos pequeños mamíferos y aves ocasionan en la escasa vegetación esteparia, principalmente frutos y semillas.

Cómo es el gato de Pajonal


Tiene el tamaño similar al del gato doméstico pequeño, pero es inferior a las otras especies en territorio. En la Patagonia, su pelaje es denso para protegerlo del intenso frío, y su peso oscila entre tres o cuatro kilos. El gato de pajonal tiene una coloración gris-amarronada con rayas negras en sus miembros anteriores.

«Como la mayoría de los felinos, son solitarios, estando en pareja cuando las hembras entran en celo. Suelen tener entre uno y tres cachorros, pero lo normal es que tengan dos», detalló Galetto.

Su período de gestación es largo en relación con su tamaño, pudiendo durar entre 80 y 85 días y suelen tener entre una o tres crías. Aún se desconoce el período en que las hembras entran en celo en la región. Se estima que las pariciones se concentran en primavera y verano, cuando las condiciones climáticas son más favorables y las presas más abundantes.

Son estrictamente carnívoros y se alimentan de pequeñas aves, roedores y chinchillón anaranjado. Para vivir en la estepa patagónica, utilizan matorrales y humedales, que son los lugares donde abundan sus presas.

«Tienen hábitos principalmente diurnos, y los registros de cámaras trampas utilizadas en el Parque muestran bastante actividad crepuscular», cerró el especialista.


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