Los estudiantes de Chile copan las calles de Bariloche

A fines de la década del 90 un empresario chileno fue invitado por un operador turístico a recorrer Bariloche, visitar los hoteles preparados para estudiantes, las discotecas y las excursiones. En ese momento, los egresados de Chile solían viajar el sur de su país. Pero ese viaje marcó un antes y un después porque Jorge Casas decidió impulsar los viajes estudiantes en Bariloche.

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Poco a poco, otras empresas lo imitaron y hoy, alrededor de 20.000 estudiantes chilenos han visitado Bariloche, en diciembre y en lo que va de enero. Se trata de jóvenes de 15 a 18 años, provenientes del área Metropolitana, de Ñuble, Bio Bio, e incluso de Punta Arenas.

«Fue todo un desafío porque implicaba ofrecer un viaje a otro país y la idiosincracia del chileno es mucho más conservadora. De hecho, los chicos argentinos suelen venir de viaje de egresados para la fiestas de fin de año, algo impensable para el chileno», explicó Casas, presidente de America Travel.

A diferencia del estudiante argentino, el chileno no prefiere el producto invierno.

«El perfil de discotecas de alto nivel es algo que en Chile no existe, hay hotelería preparada para los estudiantes con un servicio de pensión completa -algo que no se usa mucho en Chile- y la cantidad de actividades que ofrece la ciudad que tiene un lago enfrente da para hacer un programa muy fuerte«, destacó Casas.

«Si bien estamos lejos de los 120.000 egresados que visitan Bariloche de toda Argentina, esta ciudad se convirtió en el destino más atractivo en Chile. Es un servicio más boutique, bien especializado y es más accesible económicamente que Brasil», resumió Gonzalo Díaz, gerente comercial de la empresa. Destacó que el desafío para el año próximo es pasar de los 3.000 pasajeros a los 4.500 en Bariloche, el número que manejaba la empresa en 2019, antes de la pandemia.

En un principio, los viajes de los estudiantes de Chile era solo de tres noches, pero luego se extendió a 4 y 5 noches, con la posibilidad de hacer un cierre «tranquilo» en las ciudades chilenas de Pucón o Valdivia.

El programa es variado. Los chicos experimentan cabalgastas en el predio de Tom Wesley, visitan el cerro Campanario, el cerro Viejo, juegan al bowling, hacen paintbal, patinaje sobre hielo, canopy, visitan una fábrica de chocolates y una sala de juegos de escape. También se incluyen noches en las discotecas sin venta de alcohol.

En Chile, un viaje a Bariloche cuesta entre 650.000 y 750.000 pesos chilenos, alrededor de 800 dólares, según se contrate el paquete terrestre o aéreo. Casas advirtió que el cambio «todavía favorece» al chileno. «Para muchos es una posibilidad de que sus hijos conozcan otro país», señaló.

Casas resaltó también la necesidad de que las Aduanas de Chile y Argentina amplíen el horario de atención en el paso Cardenal Samoré, al menos, en la temporada estudiantil. Este pedido también fue presentado por el secretario de Turismo de Barioche, Sergio Herrero, ante las autoridades nacionales con la mirada puesta en febrero, el mes de la feria judicial en Chile.