Le dan el alta a la joven de El Bolsón que estuvo 50 días en coma: junta firmas para crear una Unidad del Quemado
La joven de 23 años estudia en Bariloche y se quemó parte de su cuerpo mientras estudiaba en una residencia universitaria al explotar una botella de alcohol que estaba cerca del calefactor.
Magalí Hall, una joven de El Bolsón, lleva 102 días en el hospital Ramón Carrillo de Bariloche. Sabe los días exactos y recuerda con detalle cada paso pese a que estuvo 50 días en coma. Sufrió quemaduras en el 50% de su cuerpo, luego de una explosión en su casa, pero en los próximos días, los médicos le darán el alta.
Esta mañana de viernes, las enfermeras procedieron una vez más a hacerle las curaciones de las heridas aunque le explicaron, con detalle, cómo hacerlo sola.
«Me tuvieron que amputar un dedo gordo del pie y falanges de los demás dedos. El cirujano vascular se encargó de que no me cortaran el pie completo, delimitando la zona para amputar y que me quede una buena zona de apoyo. Me salvó el pie. Estoy muy agradecida«, señala.
Cuando recobró la consciencia, Magalí permaneció internada varios días en el área de Terapia Intensiva hasta que finalmente, pasó a la Unidad de Cuidados Intermedios (UCI).
«Me acuerdo de todo«, asegura la muchacha de 23 años. Vive desde hace tres años en Bariloche, donde estudia la carrera de Educación Física en la Universidad Nacional del Comahue. Reside, junto a otras compañeras, en una residencia universitaria en la calle John O´Connor y Osés, al sur de la ciudad.
«El calefactor estaba en mal estado: no tenía la chapa que lo cubre ni el vidrio. Yo estaba estudiando sentada en la mesa muy cerca. Tenía una pizarra y para borrar el marcador indeleble, usamos alcohol», relata.
La botella de alcohol, recuerda, estaba sobre la mesa desde hacía rato: «Suponemos que el alcohol de recalentó y explotó todo«. Solo recuerda un estallido y haber subido las escaleras corriendo ya prendida fuego, decidida a meterse bajo la ducha. Era pura adrenalina, reconoce, pero fue lo único que se le ocurrió al ver las llamas. Sentía que el chorro de agua no era lo suficiente. De pronto, una de sus compañeras la cubrió con una manta controlando la situación. «Mis piernes estaban completamente incendiadas. Si mi compañera no intervenía, moría calcinada«, plantea.
Minutos después, una ambulancia trasladaba a Magalí hasta la guardia del hospital Ramón Carrillo. A partir de ahí, no recuerda nada más. «Cuando me desperté 50 días después, me daban morfina a morir. Estaba bajo el efecto de muchas drogas. No me daba cuenta de lo que pasaba, pero me iban contando. Estaba intubada, no podía hablar y me alimentaban por sonda», dice.
Cada vez que celebran su recuperación, los médicos le insisten en que ahora deberá festejar dos cumpleaños. El primero, el 18 de agosto (cumplió 23 años en en el hospital) y el día que salió de la terapia intensiva.
«Atravesé muchas cirugías de injerto que consiste en sacar la piel de una zona sana para ponerla en otra. Es de grado 3: no regenera la piel. Sigo con medicamentos y tengo que cuidarme en la cama para que no me roce la piel. Las piernas son las más comprometidas; en los brazos ya me injertaron», detalla.
En todo momento, Magalí agradece el trabajo de los médicos, enfermeros, nutricionistas, psicólogos, kinesiólogos e infectólogos. «Lo cierto es que en este hospital me salvaron con lo que tenían. Pero el espacio no estaba adaptado a los requerimientos de un quemado de gravedad. Por eso, surgió la iniciativa de juntar firmas para crear una unidad de quemados en Bariloche. La idea es sacar algo bueno de todo esto», resume.
Magalí insiste en que sin la ayuda de la comunidad, su familia no hubiera podido costear la estadía en Bariloche ni las cremas. «Nos encontramos con personas increíbles que empatizaron con la situación y acompañaron en todo momento: la farmacia Quilmes, un mecánico que no le cobró el arreglo del auto a mi papá, el centro de Jubilados de El Bolsón con sus rifas, mis compañeros de la universidad que organizaron un torneo de voley, la Feria Franca de El Bolsón», puntualiza y agrega: «Estoy tan llena de cariño que quiero retribuirlo«.
Según le han contado a Magalí, este año fue inusual la cantidad de personas quemadas que ingresaron al hospital de Bariloche. Por eso, reúne firmas para crear una Unidad del Quemado. Se puede adherir en la farmacia Quilmes, en Pasaje Gutiérrez 2523, o en la farmacia Arsumendi, en Moreno 730.
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