Las mujeres pueden tener un diagnóstico tardío de las enfermedades cardiovasculares

Esto está relacionado a que muchas veces, en los episodios cardíacos, presentan síntomas distintos a los varones que no son explorados. Un equipo interdisciplinario del ministerio de Salud de Neuquén estudia los sesgos de género en la atención.

No sólo se reconocen sesgos en la atención clínica, también en la formación del personal de salud, en la investigación y en la difusión de información. Foto Florencia Salto.

La enfermedad cardiovascular se relacionó históricamente al estilo de vida de los varones urbanos de clase media y alta. Los hombres eran los que se infartaban, luego de sentir un fuerte dolor de pecho. Sin embargo la evidencia científica ha demostrado que las mujeres también lo sufren y que muchas veces manifiestan otras señales.

«Las mujeres presentan síntomas atípicos justamente porque se los compara con el modelo masculino. Son síntomas más inespecíficos: sudoración, palpitaciones», explicó la médica clínica Carolina Stillo, que forma parte del equipo interdisciplinario del ministerio de Salud de Neuquén, creado en marzo de este año, que estudia los sesgos de género en la atención sanitaria.

Stillo afirmó que las mujeres pueden o no tener los mismos signos que los varones en la enfermedad cardiovascular, pero sino se exploran se afecta la posibilidad de un diagnóstico oportuno. «Se ve que hay una demora en la atención y en el tratamiento que se le da a las mujeres y que incluso demoran más en consultar porque no se reconocen ellas como un grupo de riesgo. Está socializado que esto tiene que ver con los hombres», agregó.

Estas diferencias también se advierten en las enfermedades asociadas a la salud mental. «Cuando uno mira las internaciones y el consumo de medicación de psicofármacos siempre son las mujeres las que van a la cabeza y muchas veces porque los síntomas como fatiga, dolores corporales, enseguida se los etiqueta en la mujer con alguna enfermedad relacionada con el campo de la salud mental y se las medica. Entonces hay un sobre-diagnóstico de estas enfermedades y a la vez un sub-diagnóstico de otras que son muy frecuentes como la tiroides, o las colagenopatías», sostuvo.

La profesional mencionó que en general en las investigaciones «el sexo es una variable biológica que es fundamental, a pesar de ello la mayoría se realizan en animales machos o en hombres y los resultados después se aplican directamente en las mujeres y en las diversidades«.

Planteó que «si bien esto no se hace de una manera intencional es un sesgo que está naturalizado, y pasa por alto muchas cosas, por ejemplo que se presenten enfermedades con diferentes signos y síntomas, y se toma como modelo la clínica masculina. Entonces esos son los síntomas que se toman como típicos, o por ejemplo que no se tenga en cuenta que las mujeres metabolizan diferente las drogas y esto impacta en la dosis, o que en las mujeres hay enfermedades que se presentan más tardíamente y se hacen investigaciones con cortes que capaz llegan hasta los 65 años, siendo que en las mujeres se presentan desde los 70 en adelante».

Carolina Stillo (médica) y Luciana Gioja (psicóloga) son parte del equipo interdisciplinario del ministerio de Salud que trabaja el tema. Foto Florencia Salto.

La psicóloga Luciana Gioja, que también integra el equipo, definió al sesgo como un error sistemático que prioriza la respuesta a una población en detrimento de otra. Así se producen saberes y practicas presentadas como objetivas, pero que están atravesadas por una mirada androcéntrica.

«El sesgo opera de dos maneras: cuando a igual necesidad sanitaria entre varones y mujeres se realizan mayores esfuerzos diagnósticos o terapéuticos de un sexo respecto del otro, o cuando las mujeres, los varones y las diversidades responden de maneras diferentes en el enfermar o a los tratamientos disponibles, esas diferencias no son tenidas en cuenta y se produce la desigualdad en el ámbito de la salud», remarcó.

Los trabajos en materia de sesgos y diversidad sexual en la atención sanitaria, dijo Gioja, son aún más escasos: «de hecho no encontramos en la literatura que fuimos a investigar estudios que contemplaran esas poblaciones».

Para Gioja: «que las mujeres vayamos más al sistema de salud y que nuestra salud integral no sea tratada del mismo modo que nuestra salud sexual y reproductiva si es un sesgo«. Incluso asumir que la gestación es un proyecto universal: deseado por todas las personas en cualquier momento de la vida.

La médica Andrea Echauri, ex subsecretaria de Salud y que es parte de esta iniciativa, indicó que el paso siguiente es enfocarse en tres áreas «lo comunicacional para la población y para los equipos de salud, otra que tiene que ver con la investigación, tratar de empezar a poner pautas para que los estudios de investigación tengan en cuenta a las mujeres con su variabilidad, y por otro lado la práctica clínica para poder empezar a desarmar esto aprendido».

Nicolina Tarantino (socióloga), Agustina Benatti (licenciada en comunicación) y Adriana Feltri (especialista en epidemiología) completan el equipo.

Los sesgos pueden contribuir al sub o sobredi-agnóstico, esto es a la demora en el acceso a la salud. Foto Florencia Salto.

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