«La vidente entorpece la investigación»: qué dijo Lila, la mamá de Luciana Muñoz

La joven de Neuquén desapareció hace 41 días.

Lila Aguerre por momentos sonríe, aunque su cuerpo está tenso. La desaparición de su hija Luciana Muñoz, hace 41 días, le cambió la vida por completo. A su lado, Verónica Zabala, su abogada. En los próximos minutos insistirán, ambas, en desmentir lo que de Luciana se dice.

Lila Aguerre tiene 35 años. La primera vez que fue a una marcha en su vida fue este año, para visibilizar que su hija, Luciana Muñoz, faltaba de su casa desde el 13 de julio. “Yo no sé nada de eso de hacer flyers para convocar”, dice, “ni sé cómo se organiza una marcha”. Pero, obligada, a la fuerza, aprendió. Ayer, jueves se cumplieron 40 días de su desaparición. Amigas, familiares y allegados se concentraron en el Monumento a San Martín. “Busca en esos encuentros, contención, abrazos”, dice su abogada Verónica Zabala.

De Luciana se ha dicho de todo, y de su madre también. “Hay una mujer, una vidente, que contactó la familia del padre de Luciana que está haciendo publicaciones en redes sociales”, cuenta Lila, “pero está entorpeciendo la investigación. Ahora está culpándome de que yo entregué a mi hija. Eso es una barbaridad lo que está diciendo porque yo a mi hija jamás le haría una cosa así, es mi hija, la amo”.

Lila se enteró de la existencia de esta mujer, a través de las amigas de Luciana. La mujer las contactó. “A mí y a mi mamá nos bloqueó en redes sociales. Me mandaron capturas y la busqué en Facebook y no me da su perfil”.

Lila Aguerre, mamá de Luciana Muñoz. Foto: Matías Subat

Sentada, pelo recogido y con cara de cansada dice: “Puede investigar, pero no empezar a culpar o hacer discordia entre familia porque lo que está haciendo es eso, discordia entre familia”.

A su lado, paciente, su abogada aclara: “Muchas veces puede entorpecer la investigación seriamente si va golpeando puertas y levantando información. Además, puede que aleje a algún objetivo, digamos, es una cuestión bastante irresponsable”.

“Te da mucha bronca, impotencia”, sigue Lila, “duele que después de muchos años ellos vengan y detrás de un micrófono, detrás una cámara, digan que ahora les importa Luciana”.


Las amigas, la familia, el sostén de Lila Aguerre:


La vida de Lila, como la de cualquiera en su situación, se trastocó. Los días los pasa en su casa. Su sostén son su madre y sus hijos, la menor de 6 años y el varón de 14. “Mis amigas me ayudaron un montón”, dice, “igual soy una persona muy cerrada. Tengo mi temperamento, mis cosas. Yo me ayudo sola, pero porque soy así. Soy muy de poca amistad. Mis dos amigas y mi mamá son las que me dan bastante fuerza para seguir adelante«.

Intenta estar el mayor tiempo posible en su casa, por si la llaman, por si la requieren, por si se conoce algún dato nuevo. Tampoco quiere relacionarse con gente. No hace actividades que no tengan relación con la investigación. “También hay una cuestión de resguardo”, suma , “trato de no exponerme. El miedo y la desconfianza se da porque no sabés con qué personas estás lidiando. Hasta el día de hoy no sabemos si Luciana puede estar secuestrada. Entonces, ese es el temor”.

Desde el principio de la investigación, su abogada Verónica Zabala, solicitó a la Fiscalía, a la Oficina de Atención a Víctimas y Testigos, que se comunicara con Lila para darle contención. “Se acercaron de inmediato para gestionar turnos que tienen que ver con el acompañamiento terapéutico de ellas”, explica, “y se comunicaron desde la Fiscalía con la Subsecretaría de Género de la provincia. Se pusieron a disposición los turnos, ellas decidieron que no era el momento, pero permanentemente está la Subsecretaría de Género a disposición de ellas para lo que fuera menester”.

“Por ahora no quiero”, explica Lila, «porque hasta que no aparezca Luciana no puedo. No estoy en condiciones para estar hablando, ni mostrando mis sentimientos porque es como muy personal para mí”.

Flavia Currumil, mamá de Silvia Cabañares la mujer que fue asesinada en Las Perlas, también se acercó a Lila. “Me ha hablado y compartimos ese sentimiento de angustia de que tu hija desaparezca, bueno, ella tuvo la desgracia de que la encontró muerta. Pero, pasó por esta situación y me entiende en el dolor que uno lleva y la desesperación de encontrarla”.

Verónica Zabala y Lila Aguerre. Foto: Matías Subat

Investigación de Luciana Muñoz a 41 días de su desaparición:


Ayer se realizaron nuevos allanamientos en el oeste de la ciudad de Neuquén. Se secuestró un arma y un auto. Tanto Lila como Verónica están conformes con la investigación. “Confío que están haciendo su trabajo”, dice la madre de Luciana. «Que una línea de investigación apunte a la necesidad de realizar un rastrillaje y que en ese lugar no se encuentre nada que nos interese, no significa que cesa la investigación», aclara la abogada, «la búsqueda sigue, se está buscando en todos lados«.

“Lo que me queda”, cierra Lila, “es esperar”.


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