La vida a bordo: cómo es viajar en un crucero
Del 23 al 26 de noviembre, el crucero MSC Grandiosa zarpó de Río de Janeiro con 2.000 periodistas, agentes de viaje y creadores de contenido a bordo. Como fui parte de este grupo de invitados, te cuento algunas curiosidades y hallazgos sobre la vida en el mar.
Sobre la embarcación y sus destinos
Para dar una idea aproximada de su tamaño, el crucero al que fuimos invitados tenía un total de 19 puentes o decks, 32 ascensores, 4 piletas y una capacidad para 6.334 pasajeros. En todo este espacio hay más que los clásicos gimnasios y reposeras; hay muchos restaurantes, teatros, hasta canchas de fútbol, pistas de bowling, toboganes de agua y un simulador de Fórmula 1.
En cuanto a sus destinos, existen itinerarios con la posibilidad de embarcar desde el mediterráneo en distintos puntos en Francia, Italia y España, e incluso viajar cuatro días por el Atlántico hasta llegar a Sudamérica. El viaje que yo hice, en cambio, fue por Brasil: embarcando en Río de Janeiro, paramos un día en el archipiélago de Ilhabela, otro en el puerto de Santos, para después desembarcar y volver desde el aeropuerto de Sao Pablo.
El día a día
En este trayecto, el barco zarpaba de cada parada a las 18:30 y llegaba durante la mañana a cada destino. Existe la posibilidad de desembarcar en otro navío más chiquito para llegar hasta cada costa y pasar el día. Hice esto en el destino de Ilhabela, una isla con montañas de origen volcánico cubiertas de follaje tropical, con un pintoresco pueblo y una costa famosa por el color de sus aguas.
En cambio, si decidís no bajar del crucero (como puede suceder un día lluvioso), no faltan cosas para hacer adentro. Además de las actividades que cada pasajero puede hacer solo, como ir al casino, a una pileta, a una bañera con hidromasaje, al spa, al teatro o al cine, cada día hay un itinerario de actividades comunes desde clases de yoga a espectáculos en vivo.
Dormir en el mar
Existen en el MSC Grandiosa cabinas sin ventanas, con ventanas con vista al mar (que no se abren), y con balcones de distinta extensión, que varían bastante en precio. El grupo invitado se hospedó en cabinas con balcón, que contaban con un baño con ducha, caja fuerte, televisor, un parlante bluetooth, un escritorio, minibar y reposeras.
Además, conocimos en un tour (guiado por su director) la zona de MSC Yacht Club, que es la parte más exclusiva del barco. Cuenta con algunos lujos particulares como room-service las 24 horas, mayor privacidad y una experiencia gastronómica de alta gama. Algunas cabinas de este sector tienen hasta dos pisos, vestidores y un jacuzzi en el balcón. También se pueden recorrer en un tour virtual en la página de MSC.
Comer en el mar
En casi todo momento del día estaba abierto el buffet, que cuenta con puestos de quesos y fiambres, pastas, grill, ensaladas, comida mediterránea, comida étnica, pizza, panadería y café, para el almuerzo y cena. Durante el desayuno o la hora del té, se pueden encontrar stands con fruta, pastelería, yogures y cereales, o platos calientes como omelettes.
Además, hay nueve restaurantes que ofrecen distintas especialidades. Entre ellos, hay comida de estilo norteamericano, un bistró con especialidades francesas, sushi y un restaurante español de tapas. También hay cafeterías, heladerías y bares, dentro y fuera de las discos, que tienen mucha actividad y se convierten en un punto de encuentro a la noche.
Muchos de estos restaurantes y bares están alrededor de la Galería Grandiosa, donde el techo está recubierto por una pantalla led que va cambiando durante la noche.
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