Desde Río Negro advierten: el celular es peligroso en la escuela, pero desechan prohibirlo

Alumnos chequean redes sociales y hasta apuestan en juegos online. Hay países de Europa que ya no admiten su uso.

Los especialistas consideran que no conviene prohibir el uso del celular. Foto: Florencia Salto

El uso del celular puede ayudar al desarrollo de la clase en las escuelas, pero también entorpecerlo: el chequeo de redes sociales y las apuestas online están al servicio de la distracción. Especialistas de Río Negro manifiestan su preocupación. Jóvenes de Bariloche cuentan en primera persona cómo los afecta.

“El celular es re útil cuando te piden que investigues en internet. Lo que tiene de malo es que te distraes con cualquier notificación que te llega o si jugas algún juego”. Sol, con tan solo 16 años, admite que mantiene su teléfono celular en “modo vibración” mientras está en la escuela en Bariloche, “en caso” de que sus padres le escriban “por algún tema importante. Lo miro en ciertas ocasiones, principalmente para ver la hora o cuando la tarea se hace con el celular, pero por lo general, prefiero evitarlo porque me distrae”, reconoce la joven desde la ciudad de la cordillera de Río Negro.

Los especialistas consideran que 20 minutos es el tiempo que demora un estudiante en recuperar la atención cada vez que le llega una notificación al teléfono cuando está en el aula. Se suman las fotos y los videos que suelen hacer y el ingreso constante a las redes sociales. Desde el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), establecen una relación negativa entre el uso excesivo de las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación)y el rendimiento de los estudiantes.

El uso del celular por parte de los adolescentes se volvió uno de los grandes desafíos en las comunidades educativas. Países como Francia, Finlandia, Suecia, Grecia y Holanda ya prohibieron el uso de los teléfonos en el horario escolar. En Argentina, descartan las prohibiciones y, en cambio, proponen integrar la tecnología aunque con algunas restricciones.

Marcelo Muena, director de la escuela secundaria 46 de Bariloche que concentra a 500 alumnos en un turno (la mayor cantidad de estudiantes en toda la provincia), aseguró que el celular “representa un problema especialmente en los primeros años cuando los chicos ingresan al secundario”.

Especialistas dicen: no hay que prohibir el celular. Foto: Florencia Salto

“Una vez que entran en ritmo de escuela, los chicos van tomando conciencia de que su uso es con fines pedagógicos. El primer año es de mucho jueguito y cuesta más que lo larguen. El problema, ahora, con los más grandes, de quinto año, es por las apuestas online. Ahí resurgió el uso del celular”, se lamentó el directivo.

Mencionó que hay sanciones por el uso del aparato: “Muchas veces, los docentes les piden que lo entreguen. Si no acceden, llamamos a la familia y les informamos que ya no pueden traerlo. El tema es que muchos padres terminan apañando a sus hijos: ‘Lo necesita porque quiero saber dónde está, a qué hora sale. Incluso, hay padres que mandan mensajes en horario de clase”.

La parte negativa es que el teléfono, muchas veces, se vuelve un método de distracción facil ya que lo tenes a tu alcance y te llama la atención. Lo terminas utilizando en momentos que no deberías”,

Lucía, 16 años, estudiante de cuarto año.

Redes sociales y apuestas online


Morena cursa el cuarto año del secundario y advierte que usa el celular “pocas veces” en la escuela: “Más que nada cuando los profes nos dan la posibilidad de usarlo para algún trabajo. Cuando usamos el celular sin permiso, nos llaman la atención”.

Consideró que “es la principal distracción en las clases por el uso de redes sociales” y admitió que muchas veces, “los estudiantes lo usan para acceder a la información más rápido y que incluso, existen aplicaciones que sirven como recurso para resolver problemas matemáticos, físicos, que no te permiten razonar por uno mismo”.

Estudiantes apuestan en juegos online en la escuela. Foto: Florencia Salto.

Ariel Torres, licenciado en Psicología y Psicopedagogía, planteó que la problemática radica en que el celular no se usa como “un recurso de acceso a la información” o “para comunicarse con los padres”. “La realidad pone de manifiesto que el uso del celular dentro del contexto escolar es para ver las redes sociales y ahora, cada vez más, por las apuestas online. Lo cierto es que termina siendo una adicción, hay un uso problemático e inadecuado”, señaló y agregó: “Si uno analiza la adicción a cualquier tipo de sustancia, se puede adecuar a la tecnología también. Lo peor es que se termina naturalizando”.

La licenciada en Psicopedagogía Sandra Ahmar evaluó que “el celular llegó para quedarse. No soy partidaria de la prohibición porque genera más atracción: hay que aprender a usarlo y a dominarlo”. En este sentido, propuso sortear la “interferencia que genera el aparato”.

“Sería bueno apagar el celular cinco minutos a modo de ejercicio, para hacer otra cosa y resistir a prenderlo. A los adultos nos cuesta un montón no atenderlo. Hay que volver a encontrarse cara a cara. Hoy hay chicos con dificultades en el lenguaje, para hablar. Si los adultos no hablamos, no contamos cuentos o no les ampliamos el vocabulario, los chicos no van a hablar”, puntualizó la profesional.

Ahmar planteó que el trabajo también corresponde a las familias. “A la noche el celular debiera apagarse para que los chicos duerman y eso no está pasando. Hay adolescentes que trasnochan y se quedan dormidos a la mañana en la escuela. No están suficientemente descansados. Es un trabajo de los adultos de esfuerzo y perseverancia”, concluyó.

Los padres son los primeros en decir: ‘Usa el celular porque viaja en colectivo y yo no estoy en casa y quiero saber por dónde anda’. Quizás podría implementarse una caja donde los chicos dejen el celular cuando ingresan al aula y los retiran cuando se van”,

Sandra Ahmar, licenciada en Psicopedagogía.

«A veces, el celular facilita el desarrollo de una clase»


Lucía, una estudiante de nivel medio, admite que usa el teléfono en la escuela “ya que permite acceder a información cuando no se cuentan con libros o fotocopias”. “A veces, cuando tenemos hora libre o terminamos una actividad nos permiten utilizarlo para distraernos. Si lo usas mientras un profe está explicando, te llaman la atención y te piden que lo dejes de utilizar. Si no haces caso a las advertencias te pueden llegar a poner un llamado de atención”, confió.

Sara Martina tiene 13 años y cursa primer año del secundario. Reconoce que en la escuela, “está prohibido usar el celular, a menos que el profesor lo pida para investigar o buscar algo”.
“Mientras ellos sepan por qué estás usando el celular y te lo permitan, no te dicen nada. Sin embargo, cuando lo usas sin permiso puede tener consecuencias como el llamado de atención o incluso algo peor. El celular está bueno como herramienta, pero también es malo porque te distrae”, planteó.

El celular ayuda pero distrae. Foto: Florencia Salto

Carlos Somaschini, director de la escuela rionegrina 2, al oeste de Bariloche, recalcó que la dependencia del celular es “una dificultad no solo de los chicos sino de toda la sociedad”. “Cuando detectamos alguna situación en los espacios áulicos, después de hablar con los chicos, convocamos a las familias para acordar alguna forma que facilite la concentración”, recalcó. Coincidió en que preocupa cada vez más el acceso a las páginas de apuestas online por parte de los chicos ya que la mayoría cuenta con una billetera virtual.

“¿La prohibición del uso del aparato podría ser un camino?”, consultó este diario. “No soy amigo de las prohibiciones que, este caso, no solucionaría una dependencia. Son cuestiones a trabajar, hay que acordar con las familias. Además, en muchos casos, el celular se usa como herramienta válida y provechosa: se comparten archivos, usan una app para acceder a información. Hay momentos en que facilita el desarrollo de una clase”, respondió Somaschini.


Ante el aumento de casos de consumo de apuestas online por parte de adolescentes y jóvenes, las concejales Julieta Wallace y Laura Rojas propusieron, a través de un proyecto de ordenanza, restringir el acceso a estos sitios desde los puntos gratuitos de wifi de Bariloche y El Bolsón como así también en las escuelas públicas y privadas.


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