La primera fisicoculturista de baja talla es rionegrina

Victoria Borzi nació en Roca con displacia esquelética, pero se sometió a varias cirugías y hoy en única en su categoría. Una vida de esfuerzo y gratificación.

Victoria tiene 28 años y es de General Roca. Foto: gentileza

Soy la primera fisicoculturista baja talla en Argentina. No hemos encontrado ningún registro en mujeres. No sabemos si habrá otra como yo en el mundo”. Victoria Borzi es oriunda de General Roca y tiene 28 años. Resultó campeona provincial en Viedma el año pasado, compitió en Plottier y en las próximas semanas, lo hará en el Grand Prix Bariloche de Fisicoculturismo donde participarán 35 atletas de todo el país.

Victoria nació con displacia esquelética o distrófica, una afección que causa problemas en el crecimiento de los cartílagos y huesos. Desde entonces, afrontó con su familia innumerables viajes a Buenos Aires y consultas en el hospital Garrahan.

A lo largo de su vida, se sometió a diez cirugías en las piernas. “Fueron siempre operaciones de corrección; de hecho, usé muchos tutores. Estoy operada de escoliosis y usé corset. De hecho, tengo la espalda fija, desde las cervicales hasta la cadera. No la puedo mover. Fui a kinesiología toda la mi infancia”, indicó Borzi y añadió que “todo esto influye en mi entrenamiento. Las poses, por ejemplo, nos las puedo hacer del todo bien”.

Por esa época, el dolor que sentía en el cuerpo era tan intenso como constante, al igual que la migraña. Debía inyectarse calmantes, no podía caminar y se agitaba. No había nada que la aliviara hasta que un día decidió probar con el deporte.

Durante la pandemia, empezó a hacer ejercicios a través de videos de You Tube y empezó a notar pequeños cambios. Entonces, decidió contratar a Damián Rodríguez Sartori, un roquense radicado en La Plata que hacía asesorías de entrenamiento on line. Así, entrenó en su casa hasta que Damián retornó a Roca a fin de abrir un gimnasio.

Victoria arrancó con pesas focalizada en un entrenamiento de fuerza. Poco a poco, su preparador físico la motivó para incursionar en fisicoculturismo. “Me alentaba diciéndome que tenía un cuerpo musculoso y que me encantaría. Y, así fue. Poco a poco veía cómo mi cuerpo iba cambiando. Me enamoré del proceso”, confió.

La fuerza no se evalúa en el escenario sino el cuerpo. Es como un show. En mi categoría, evalúan la tonicidad de los cuádriceps”.

El entrenamiento, admitió, es riguroso, acorde a su estructura corporal y las dietas, sumamente estrictas. “Hacemos ejercicios de fuerza y una etapa de cardio. Es super exigente. Es un deporte de alto rendimiento. Además, estoy obligada a hacer seis comidas al día, tenga hambre o no. Tengo prohibido, por ejemplo, comer en restaurantes porque todo debe estar pesado. Son determinados gramos y no puedo excederme de eso”, aclaró.

La joven pesa 30 kilos y mide 1,05 metro. Ha llegado a levantar 140 kilos en sentadillas en la máquina Huck y por lo general, alza 100 kilos en la prensa. “Es más de 3 veces mi peso aproximadamente”, resaltó.

Precisó que el momento más duro es la “puesta a punta” cuando se acerca la competencia en tanto la definió como “una etapa nociva para la salud”. “La gente cree que como todo deporte es fitness y super saludable y, es todo lo contrario. Hay cosas muy agresivas para el cuerpo. En la puesta a punto, hay que lograr que el cuerpo se deshidrate”, detalló. Se refirió a “una explicación física y química”: “Queremos lograr que los músculos se hidraten. Entonces, la piel termina pegada al músculo que absorbe esa poca agua que quedó en el cuerpo, se hincha y así quedás marcadísima”. En ese momento, es cuando comienzan los calambres y los dolores de cabeza. Después de competir, acotó, hay que realizar un proceso de rehidratación del cuerpo para que “deje atrás esa situación traumática”.

“Me gusta eso de subirme al escenario y que me evalúen. Es como un show. Sabés que te están observando y evaluando y me encanta. Nos tenemos que broncear, usamos una bikini brillosa, uñas, pestañas postizas. Es como un certamen de belleza”, definió.

El primer desafío llegó en septiembre del año pasado cuando compitió por primera vez en Viedma y ganó en su categoría. “Me pusieron en una categoría Wellness porque al tener una fisonomía tan distinta es difícil evaluar a la par de las otras mujeres. Me separaron, me pusieron en una categoría aparte hasta que haya otra chica talla baja o con una discapacidad física”, aseguró.

Explicó que “al cambiarle tanto su fisonomía, hay músculos que no se van a marcar nunca. Son más cortos también. Mi estructura es distinta. Y a la hora de evaluar y compararme con otras chicas, ahí está lo difícil”.

Victoria entrena todos los días durante dos horas, excepto los domingos cuando solo realiza una rutina de cardio. Los sábados tiene entrenamiento “de posing”: “Aprendemos a caminar con tacos y cada una de las poses reglamentarias del fisicoculturismo. Nos van evaluando cómo va cambiando el cuerpo y nos dicen si llegamos bien para la competencia o no. Y qué ajustes nutricionales hay que hacer”.

Durante el entrenamiento, emplea todas las máquinas que usa el resto. “Solo algunas no puedo usar porque me quedan grandes o no llego. Pero por lo general, la mayoría me las adaptan. Y uso gran cantidad de elementos como ganchos o muñequeras que me ayudan a hacer los ejercicios. Peso 30 kilos y quizás, agarro mancuernas que pesan más que yo. Las manos no me resisten; entonces uso ganchos. O para agarrar barras o para colgarme”.


Victoria es diseñadora gráfica y community manager. Empezó a entrenar durante la pandemia con videos de You Tube. Arrancó con un entrenamiento de fuerza.


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