La pasión de un programa que enseña a esquiar a chicos de escuelas públicas de Bariloche

Se trata del "Esquí Escolar", que empezó esta semana y está destinado a los estudiantes de quinto grado de las escuelas públicas y de gestión social de esta ciudad. Para muchos niños y niñas representa la primera experiencia en el esquí, en una pista del cerro Catedral.


La jornada había sido agotadora, pero ninguno se quejaba. Al contrario, las sonrisas se multiplicaban en esos rostros pequeños, con las mejillas rosadas por el frio. Gabi, Thiago y Dana nunca habían esquiado. Por eso, al inicio de la semana estaban algo ansiosos. Intranquilos.

El imponente cerro Catedral, con sus pistas serpenteantes, que se abren paso entre bosques de lengas, los había recibido el lunes con la nieve justa. A ninguno le importó. Por primera vez experimentarían una sensación que no habían vivido. “Mi mamá me dijo que venga al cerro a disfrutar”, relató Thiago G.

El niño estaba feliz. Había seguido al pie de la letra las indicaciones de las instructoras a cargo del grupo de alumnos de quinto de la Escuela 48, que está ubicada en la zona oeste de la ciudad y las lecciones habían dado resultado.

Las jornadas fueron a pura diversión en la base del cerro Catedral. (foto Alfredo Leiva)

“¡Es uno de los primeros que le agarró la mano, el que mejor se portó!”, destacó una de las instructoras. El niño sonreía, mientras se acomodaba el casco.

“Conocía el cerro, pero es la primera vez que esquío y me gustó una barbaridad”, afirmó Thiago, de 10 años. “Esquiar es una emoción muy linda. Venir a aprender y eso”, destacó. Valoró que su madre tenía razón, cuando lo impulsó a no perderse esta oportunidad.

Se despidió amablemente de RÍO NEGRO y salió presuroso tras sus compañeros que habían emprendido el descenso por la pista ubicada en la base del cerro.

El trabajo de los instructores es clave para el aprendizaje de los chicos. (foto Alfredo Leiva)

Thiago y sus compañeros bajaron entre decenas de esquiadores y snowboarders principiantes. Apenas se marchó, arribó a ese punto de la base de Catedral, un grupo de alumnos de quinto grado de la Escuela Antu Ruca.

No fue una parada sencilla. Varios se cayeron al momento de frenar. Solo hubo risas. Habían ascendido por la telesilla Princesita hasta una parte un poco más alta y habían bajado por la pista para principiantes conocida como “Zorrito”.

Para varios chicos la experiencia de esquiar por primera vez fue increíble. (Foto Alfredo Leiva)

Los primeros pasos sobre las tablas


Allí, el grupo se detuvo. Dana estaba preocupada porque aún le costaba mantener el equilibrio sobre los esquíes. Admitió que los dos primeros días casi abandona. “Fue un poco feo porque me caía mucho”, explicó. “Me la pasaba chocando con mis compañeros”, relató. Dana nunca había esquiado. Pero el miércoles había mostrado avances importantes. “Ahora, ando mejor y es relindo”, aseguró.

Cerca estaba Ludmila, que se mostraba serena. También, indicó que eran sus primeros pasos en el esquí, pero había incorporado bastante la técnica.

El grupo siguió las indicaciones del instructor, que les recomendaba hacer la cuña para iniciar el descenso por una leve pendiente. La niña sujetaba firme los bastones.

Los chicos esquiaron en el sector para principiantes que Capsa tiene en la base del cerro Catedral. (foto Alfredo Leiva)

Los chicos salieron en fila detrás del instructor que les señalaba los movimientos para no caer. Se abrieron paso entre decenas de esquiadores. La celebración de los estudiantes de la Antu Ruca se mezclaba con las lecciones en portugués que los turistas brasileños tomaban de sus instructores privados.

En otro sector, Gabi era transportado con sus compañeros de quinto grado de la Escuela 298 por una de las magic carpet hacia la parte superior del Play Park. Sus compañeros charlaban animadamente. Cuando llegaron al final del tramo, dos trabajadores de Capsa ayudaron a los chicos a descender sin dificultades.

Uno de los ejercicios que la instructora Carla Montes hizo con los chicos de la Escuela 298. (foto Alfredo Leiva)

Ambay intentó mantenerse erguida sobre los esquís con bastante dificultad. Cuando lo logró, respiró aliviada. “Es re divertido”, afirmó, sin dudarlo. A su lado pasaban sus compañeros de quinto de la Escuela 298.

Su compañero Lautaro estaba contento, porque había podido descender sin grandes problemas. “Estuvo bien, me gustó”, afirmó Aukan.

Carla Montes estaba a cargo del grupo y no les perdía pisada. “Hay que mirar hacia atrás que no venga nadie”, indicaba la instructora a los chicos. Algunos prestaban más atención que otros. Gabi estaba alucinado con la experiencia. Miraba los bastones y los esquís como si fuera una extensión de su cuerpo.

Cuando pudo hacer el ejercicio que Carla les había indicado y pasó al chocar su mano con la de la instructora, Gabi expresó una enorme satisfacción.

Los chicos se divirtieron en la primera semana del programa. (foto Alfredo Leiva)

El comienzo de una experiencia única


Los alumnos de quinto grado de las escuelas 48, 44 Antu Ruca, 298 y 324 fueron los primeros en disfrutar del programa Esquí Escolar, que depende del Ministerio de Educación de la provincia.

Es un programa que está destinado a los estudiantes de quinto grado de las escuelas públicas y de gestión social de Bariloche. Este invierno se prevé que 1.650 alumnos de esta ciudad accederán al «Esquí Escolar».

El inicio del programa estuvo en riesgo porque no se conseguían instructores para cubrir los puestos necesarios.

En una temporada invernal con una enorme cantidad de turistas extranjeros que pagan en dólares o 30.000 pesos la hora por clases particulares de esquí, es poco tentador el salario mensual de 185.000 pesos que ofrece la Provincia.

Sin embargo, hubo instructores que se sumaron porque conocen el programa y saben que para muchos chicos es tal vez la primera y única vez que accedan a aprender y disfrutar de esquiar gratis, en un cerro donde el pase diario cuesta 24.100 pesos.

En un local de la base de Catedral informaron a este diario que las dos horas de esquí grupales (hasta 10 personas), con el instructor y el equipo cuestan 36.000 pesos. Es la tarifa más barata. Si quiere aprender solos, con un instructor a disposición y el equipo correspondiente, hay que pagar 68.000 pesos por un par de horas.

Los chicos siguieron los movimientos indicados por los instructores. (foto Alfredo Leiva)


Por eso, los docentes y los instructores que respondieron a la convocatoria este invierno defienden el programa y ponen el hombro para que no se pierda, en una ciudad con una enorme y dolorosa brecha social.

Pasadas las 14.30, los chicos se congregaron en la plaza central de la base de Catedral. Allí, compartieron sus vivencias y comieron las viandas que guardaban en sus mochilas porque las habían traído desde sus hogares.

La diversión había comenzado alrededor de las 9.30, cuando llegaron a la base del cerro que explota Catedral Alta Patagonia (Capsa). Estaban exhaustos, pero ansiosos de retornar al día siguiente porque la diversión aún no había finalizado.

Los chicos se dieron tiempo para pasarlo bien mientras aprendían a esquiar. (foto Alfredo Leiva)

Un programa que perdura con el aporte de instructores



Ver a los chicos disfrutar por primera vez de la experiencia de esquiar es un satisfacción para Carla Montes, que es una de las 25 instructoras del Programa de Esquí Escolar.

Carla es estudiante avanzada de la carrera de Educación Física de la Universidad Nacional del Comahue, que se dicta en la sede de Bariloche. Contó que el invierno pasado trabajó como ayudante, pero ahora está a cargo de instruir a los chicos en sus primeros pasos en la práctica del esquí.

Opinó que el trabajo que hacen en el programa “marca una huella en los chicos, que no se van a olvidar nunca, pero, sobre todo, es cumplirles el derecho de acceder a aprender a esquiar, que es un derecho que tienen”.

Dijo que participa del programa “porque es una forma de retribuir lo que aprendí. Y yo aprendí a esquiar por la educación pública”. Indicó que el salario mensual que se comprometió a pagar el Gobierno provincial es de 185.000 pesos.

Thiago disfrutó de las clases de esquí junto a sus compañeros. (foto Alfredo Leiva)

Al lado de Carla pasaban instructores particulares con sus esquiadores principiantes que les pagan 30.000 pesos o más por una o dos horas de enseñanza. Ella estuvo esta semana al frente de un grupo de chicos de la Escuela 298.

“A mi me motivó sumarme, cuando escuché que este año no iban a hacer el programa y eso me dio mucha tristeza. Por eso, me sumé el lunes”, contó la instructora Julia Sánchez, que guiaba a un grupo de estudiantes de la Escuela Antu Ruca. “La experiencia con los chicos es hermosa. Ver sus caritas de felicidad es increíble”, afirmó.

Tras una jornada intensa, los chicos compartieron un momento de esparcimiento antes de irse del cerro Catedral. (foto Alfredo Leiva)

Falta garantizarlo por ley


Los coordinadores Marisa Álvarez y Tomás Bein explicaron que el programa depende del Ministerio de Educación de Río Negro. Está destinado a los alumnos de quinto grado de las escuelas públicas y de gestión pública de Bariloche.

Los chicos concurren de lunes a jueves. El programa comenzó el lunes y se extenderá hasta finales de septiembre. Recordaron que se creó en 1999 con unos pocos colegios, pero recién en 2013 se masificó.

Sin embargo, afirmaron que para garantizar su continuidad se necesita una ley para que disponga de los recursos. Hasta el momento, ningún legislador provincial tomó nota. Tampoco en el Gobierno rionegrino.

La alegría de los chicos, profesores e instructores al finalizar la jornada. (foto Alfredo Leiva)

Dijeron que una ley dejaría atrás la incertidumbre que ocurre cada año con respecto al programa. “Ahora no conseguíamos profes ni instructores”, aseguraron. Afirmaron que algunos se sumaron de manera voluntaria y otros porque conocen y valoran el programa por lo que representa para miles de chicos.

Destacaron que el programa asigna el transporte, el equipo completo, los pases y los instructores. Plantearon que hay experiencias similares en países donde se practica el esquí.

Los chicos de las Escuelas 44 Antu Ruca, 48, 298 y 324 se reunieron en la plaza de la base del cerro Catedral antes de emprender el regreso a sus domicilios. (foto Alfredo Leiva)

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